Treinta y cinco:
«Tomas, si estás leyendo esto es porque... lo siento, lo siento tanto. Hay promesas que tal vez nunca debamos hacer.
Pero, no te debes rendir por favor no lo hagas. La felicidad no está al lado de alguien está en uno mismo, si bien es cierto que tu me das... dabas felicidad, pero esa felicidad vive, está en nosotros mismos esperando a ser liberada.
Tal vez el día parezca oscuro, no dejes que la muerte te gane la batalla. No estoy físicamente, pero sigo estando ahí. Lo sé, porque siempre estaré para ti.
Siempre, ten lo presente.
Estoy tan enamorada de ti, por todos los Dioses Tom... te amo, sé que duele. Me duele aceptarlo a mi misma.
Pero te protegeré de la oscuridad, la hora se acerca, lo tengo muy en claro.
"A la hora de la verdad, estaré por aquí con mi eterna muerte retando a mi amor por ti"
La hora de mi muerte se acerca... pero a la hora de la verdad estaré ahí, cuando de mi último aliento estaré detrás de ti, con mi mano sobre tu hombro.
Recuerda esto:
"El amor es como una energía entrando como una tromba,
corriendo dentro de nosotros.
El poder del amor.Una fuerza que viene de arriba,
limpia nuestras almas,
se enciende la llama, arde el deseo,
amor con lenguas de fuego, purgan el alma.
Haz del amor tu objetivo"Tal vez sea muy estúpido y precipitado decir que lo nuestro fue algo transcendente. Pero que me digan estúpida, porque la niña de diez años que se enamoro de ti lo piensa así. Te sigo viendo con los mismos ojos de niña.
El amor puede ser peligroso, pero volvería a correr todos los riesgos.
Tal vez no fue la historia de amor más épica de todos los tiempos, tal vez no somos Romeo y Julieta.
Ni jóvenes convencionales con vidas normales, pero en el poco tiempo que llegamos a vivir juntos logré apreciar cada segundo. Y estoy tan agradecida por eso.
El amor es puro. Es fuerte.
Cuando ya no esté, no lo veas desde un mal ángulo. Mira desde otra perspectiva la vida. No dejes que el dolor y la tristeza te ganen.
Vive muchos años Tom, vive. Sé feliz, nos volveremos a ver. Eso si te lo puedo prometer.
Piensa que hemos ganado una batalla, nos falta ganar la guerra.
La muerte no me ha ganado, yo le he ganado a ella, así que no dejes que nadie la llore. Soy libre, esa libertad que tanto anhelaba está aquí ahora.
Gracias Tom, por enseñarme lo que fue vivir, sentir, un gran amor que fue épico en nuestros corazones. Testigos de esta pequeña historia de amor.
Espero que me perdones...
Con amor.
Anthea Dalton.»
El corazón me latía con fuerza, los ojos me picaban, querían dejar caer las lágrimas. Una triste sonrisa se dibujó en mi boca, sentí la opresión en mi pecho. Las ganas de querer golpear algo se hacían más atrayentes pero sin embargo no pude hacerlo.
Tragué con fuerza y cerré los ojos.
–Te perdono.–susurro con el nudo en la garganta.
–Tom.–no me volteé, escuché unos pasos detrás de mí. Una mano se posó en mi hombro, arrugué el papel que estaba en mi mano. El aroma dulce a la lavanda llegó a mis fosas nasales.
Me giré aun con los ojos cerrados y ella me cubrió en un gran abrazo. Las lágrimas comienzan a salir sin pedir permiso, su agarre se hizo más fuerte y escondí mi cabeza en su cuello, como cuando era un niño.–Estoy aquí, estoy aquí.– dijo en susurros intentando calmarme. Las palabras no salían de mi boca, las lágrimas habían tomado todo el control de mi cuerpo.
–Yo...
Intenté hablar pero ella me interrumpió–Está bien, no importa. Lo sé hijo, lo sé.
Un recuerdo me llegó a la mente, en la casa de la madre de Leila.
«Una niña de once años me observaba, solo logré ver parte de su cara ya que está asomada en una puerta. La mire extrañado, ella era extraña.
–Hola.–me animé a decirle.
–Hola...–susurró ella. Unas voces se escuchaban por toda la casa, voces de adultos.
–Soy Tomas.–ella se dejó de esconder y noté que posiblemente era familiar de Nicolás, el parecido era mucho. Su cabello oscuro, sus ojos café oscuro. Todo en ella grita ser sangre griega.
–Anthea.–dije con una pequeña sonrisa. Me puse en pie del sofá en donde estaba sentado.
Camine hasta estar al frente de ella y le extendí mi mano, ella la estrechó con una increíble fuerza.
Rápidamente quité mi mano.–Lo siento.
–Descuida, tal vez te doy miedo.–intenté bromear y ella se rio.
–No me das miedo.
Ella es linda.
Pensé en ese momento, pero rápidamente el pensamiento fue desechado al ver a la chica rubia que caminaba en dirección nuestra.
Leila.»
Quizás ese recuerdo era el más importante en mi vida o lo que llevaba recorrida de ella.
Ese fue día en conocí a dos chicas que hoy en día son lo más importante que tengo. Perdí a una... pero no voy a dejar perder a la otra.
Ame a una, y la seguiré amando. No me voy a rendir, por Anthea por Leila y por Emily.
La amo y lo seguiré haciendo por toda la eternidad. Hasta el día en que nos volvamos a encontrar.
El amor es el único objetivo en esta vida. Nacemos para amar y ser amados.

ESTÁS LEYENDO
Ascendance
Научная фантастикаTomas Johnson vive una vida normal, sin nada de seres mitológicos, dioses y vigilantes. Alejado de su familia y viviendo la etapa universitaria de cualquier chico con veintitrés años hasta que una noche en uno de los antros españoles conoce a una ch...