El hechizo de Morfeo duró un día más, cuando Carites abrió los ojos se echó a llorar el ver la cantidad minúscula que habíamos logrado salvar había sido demasiado fuerte para ella, por primera vez observaba a la verdadera Carites. La semidiosa de la belleza limpió sus lágrimas y comenzó hacer lo que mejor sabía, sanar.
Uno por uno, la chica de cabellos rubios llegando a plateado extrajo todo el dolor de cada uno de los mestizos cuando fue el turno del ultimo Andrea tuvo que ayudarle a ponerse en pie.
–Los demás... fue una masacre.–dijo entristecida la semidiosa.
Andrea pasó su brazo por el hombro de ella y le dio un leve apretón.–Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos.
Carites puso sus ojos en mí.–¿Cuál será el siguiente paso?–Entrenarlos.–respondí, a solo unos metros de mí había una niña de cabello negro y piel morena.–Merecen tener una vida, merecen luchar por ella.
La pelinegra estiró sus músculos haciendo que sonaran.–Bueno, esto es una capsula del tiempo. Pero hay que enmascararlo.
–¿Qué?...–la pelinegra calló a Carites con un sonido proveniente de su boca, Andrea colocó sus dos manos extendidas hacia el frente formando un triángulo con ellas, la semidiosa cerró los ojos por un momento y recitó unas palabras inaudibles. Una onda expansiva salió del cuerpo de la chica.–¿Qué es lo que habéis hecho?–terminó de preguntar la chica de ojos lilas.
–No soy la semidiosa del engaño por algo.–comentó con una sonrisa.–Trabajé en esta técnica por años pensando en una situación así.
–¿Qué has hecho?–preguntó una chica pelirroja.
–Emily ha detenido el tiempo en la isla, yo la he enmascarado. En Ítaca no hay nadie más que simples mortales.
Sonreí y miré a los mestizos.–Todos tenemos magia, está dormida. Tú.–señalé a un chico moreno, el chico abrió los ojos asustados y se señaló.–Sí, ven.–el moreno tragó con fuerza, su apariencia física le daba un aspecto de un universitario jugador de futbol americano.–¿Cuál es tu nombre?
–Altaír.–respondió este.
–Piensa en algo que te haga sentir muy bien.–Altaír me miró sin comprender.–Piensa en algo que te emocione.
Con el ceño fruncido el moreno asintió.–Ya.
–Bien, ahora imagina.–me acerqué un poco más al chico, estiré mis pies hasta más no poder y coloqué mi mano en su hombro.–Saca el poder que llevas por dentro.–susurré.–Porque es lo único que te va mantener con vida.
El olor a quemado inundó mis fosas nasales, seguí el trayecto y me alejé con rapidez del chico quien tenía las manos rojas, muy rojas.–¡¿Qué está pasando?!–preguntó alarmado el chico moreno.–¡Mis manos arden!
–Calma.–intervino Leila acercándose lentamente con las palmas de sus manos abiertas, la vigilante le sonrió al chico e intentó tomar sus manos pero él las alejó.–No pasa nada, relaja tu mente usa tus emociones, piensa en algún recuerdo bonito.–el chico comenzó a relajar su respiración y el color rojo intenso comenzó a desaparecer.–¿Lo ves? Tú tienes el control.
El chico moreno miró a la rubia con una pequeña sonrisa, un olor muy conocido me llegó a mis fosas nasales, amor.
–Tenemos que acondicionar este lugar.–dije en voz alta.–necesito tres grupos el primero estará liderado por Andrea, vigilaran las fronteras, el segundo por Carites, buscará la manera de construir tiendas. Necesitamos montar un campamento. El tercer grupo se organizará con Morfeo para la búsqueda de alimentos.–todos comenzaron a sentir y dividirse, Leila se acercó a mí y la miré.
–¿Qué piensas hacer?–preguntó con una de sus cejas alzadas.
–Ir a la playa, tengo que hacer algo más.
Las olas que chocaban contra la arena estaban congeladas, el olor a sal era reconfortante. Leila había decidido acompañarme, la rubia y yo no habíamos compartido muchas palabras desde un largo tiempo era un poco extraño estar con ella, definitivamente me había dejado llevar por la idea de reinar.
–Némesis y los demás Dioses vendrán por mí y los demás.–le comenté en voz baja con la mirada puesta en el mar.

ESTÁS LEYENDO
Ascendance
Science FictionTomas Johnson vive una vida normal, sin nada de seres mitológicos, dioses y vigilantes. Alejado de su familia y viviendo la etapa universitaria de cualquier chico con veintitrés años hasta que una noche en uno de los antros españoles conoce a una ch...