Equipo

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Cuatro:

Miro a las personas que caminan alrededor de nosotros tres, estamos en un parque de diversión. Leila no despega la mirada de su vigilada y Maxi nos sigue atacando con sus miles de preguntas acerca de "nuestro mundo"

-¡Entonces ustedes son inmortales!-exclama por lo bajo y le doy una mala mirada.-Bien bajaré los ánimos.-dice suspirando.

-No lo somos.-responde Leila.-Una bala perdida, una mala caída y mil maneras de morir mas aplican también para nosotros.

-Exceptos las enfermedades.-agrego.-cáncer, sida, gripe, virus no aplican en nosotros. Solo... somos jóvenes si lo queremos.

-¡Y eso lo hace más genial!-esta vez Leila y yo lo volvemos a ver mal.-Lo siento, pero es que... ustedes son jodidamente increíbles.

Leila deja de mirarlo y su vista regresa a la rueda de la fortuna.-No mucho.-dice después de un rato la rubia.-Siempre corremos peligros como cualquier mortal.

-No puedo creer que el mundo en el que he vivido durante veintidós años no es lo que pinta. ¿Soy el único mortal que lo sabe?

Niego.-Hubo un tiempo en el que todos los mortales lo sabían, los días oscuros. Una pequeña parte de mortales se refugiaron en Lagos, por un tiempo.

-Aún están ahí.-agrega Leila.-Son de mucha ayuda, los vigilantes hemos vuelto a nuestras funciones... bueno la mayoría.-me da una rápida mirada y luego vuelve a lo suyo.

Resoplo y llevo mis manos detrás de mi cabeza.-Algunos no pasamos las pruebas y decidimos llevar una vida normal.

-Si por algunos te refieres a ti, si.-me interrumpe Leila. Cierro los ojos con fuerza y siento un leve golpe en mi hombro, abro los ojos y veo a Maxi sonriendo.

-Relájate tío, de hecho. Si yo fuera como ustedes también habría hecho lo mismo que Tomas.-le soy una sonrisa de medio lado y niego mientras bajo mis brazos.-Pero tendría que estar más que drogado para irme de esa ciudad en donde todas las tías son bellas.

Un "idiota" suena por lo bajo de parte de Leila.

-Me acercaré más.-anuncia Leila mientras se pone en pie del banco en donde estamos sentados los tres, se comienza alejar y mezclar entre la multitud de gente.

-Déjame recopilar todo esto, tu familia desciende del mismísimo Zeus todo poderoso, tu hermana es una musa mitológica y tu otra hermana es una vigilante como tú pero no solo eso. La mejor.-asiento.-Bien hasta ahí voy bien, luego tus padres, vigilantes también... ¿No dijiste que tenías otra hermana?-vuelvo asentir y lo miro divertido.

-No es mi hermana en realidad, se hizo pasar. Ella es... algo parecido a un ángel guardián,  es el ángel que manda a los demás. –el chico asiente intentando entender.

-Esto es tan grande, podría olvidar la carrera de enfermería y comenzar a escribir un libro sobre todo esto, que digo un libro ¡una saga! Sin duda haría añicos a la tía de crepúsculo. Imagínatelo yo, Maximiliano Rodríguez López siendo aclamado por todas las chicas del mundo. El sueño de todo escritor.-una gran carcajada sale de mi interior y él me mira con el ceño fruncido.- ¿Qué? ¿Crees que no tengo la imaginación suficiente? Escúchame bien tío, yo antes de escoger esta carrera de mierda era un gran escritor, gane varios premios en la secundaria y primaria.

Mis risas se van apagando y lo miro divertido.- ¿Enserio? Eso sería plagio.-él se encoge de hombros.

-Te daría gran parte del crédito y dinero, algún día lo haré.-dijo sonando algo soñador, esto era lo que más me agradaba de Maxi. Creía en los sueños.

AscendanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora