Veintinueve:
Todos me observaban, creo que aparentemente todo el mundo estaba informado de eso. Exceptuando Leila, quien en ese momento estaba junto a mí con su uniforme futurista o "inadecuado" como había dicho Andrea.
Mis manos temblaron e intenté ocultarlas al mantenerlas detrás de mí.
–Reina. –Dije en voz alta. – ¿Quieren que sea su reina?
–No es nuestro deseo, es tu deber. –respondió Circe.
¿Deber? Intenté objetar pero Leila se me adelantó.
–Ella no tiene ningún deber con ustedes.El temblor seguía ahí, solo esperaba que nadie lo notara. Aunque sabía que no era la única con la capacidad de ver, sentir y; oler en muy escasas ocasiones, los sentimientos y emociones.
Pero tenía que armarme de valor, estaba cansada de que todos hablaran por mí. Era hora de hacerme oír. –Alto. –Dije en voz clara y fuerte, el corazón se me aceleraba al tener todas las miradas de nuevo en mí. –Yo no sé cómo ser una reina, yo no puedo ser su reina.
– ¿La estáis oyendo?–comentó Cárites con desagrado y su mano derecha se alzó para señalarme. –Ella es una niña. –sus ojos violetas me observan detenida mente. De pronto su belleza se volvió intimidante. –Ni si quiera sabe luchar.
–Eso es porque tú aún no has visto su poder. –le contra dijo Andrea.
–El poder que no sabe utilizar. –comentó con calma Bía. Para ser la Diosa de la violencia era muy pasiva hasta en su forma de hablar.
–Podemos enseñarle a usarlo. –Todos e inclusive mi mirada recayó en Eolo, el muchacho sonrió de una manera encantadora. –Ella detuvo a Perseo, hablamos de un hijo principal. Ella es una legendaria, podemos enseñarle.
–Muy buen aporte. –le dijo Circe con una pequeña sonrisa, Eolo me miró directo a los ojos y me guiñó coquetamente.
¿Legendaria? ¿Hijo principal? Definitivamente necesitaba una clase de historia Griega.
Cada vez se tornaba más enredada la situación. Yo no planeaba quedarme, no podía ayudarles.
–No pienso quedarme en esta época. –dije totalmente seria. Incluso mi voz había sonado distinta, el temblor de mis manos se había ido.
–Nosotras no somos de este lugar, no pertenecemos a esta línea de tiempo. –Comenzó explicarles Leila. –El futuro corre peligro si Emily no regresa lo antes posible, ya hemos interferido mucho aquí.
– ¿Eso es todo?–miré al chico, había olvidado su nombre. – ¿Tienen la más mínima idea de cómo regresar? Sé que no es así, porque si no, no estarían aquí. –lentamente comenzó acercarse hacía mí hasta estar al frente. –Porque de ser así, no estaría temblando. –susurró con enojo.
–Cratos. –Bramó Circe, el chico se volteo y caminó de nuevo hacia su lugar y noté que en su camino sus manos iban cerradas en puños.
–Tu vigilante te podrá enseñar a luchar, pero nunca a usar tu poder. Te ofrecemos un trato hija de Cronos, prometemos ayudarte a regresar a tu época si tú nos ayudadas en esta guerra. –propuso Circe.
Leila me sujetó del brazo y la miré. –Phoe nos hará regresar. –la mirada de desconfianza de ella era muy notable. Pero, probablemente tenía razón, pero ella misma lo había dicho. El futuro corría peligro, Phoe necesitaba ayuda y creía que el posible rescate cada vez se hacía más lento. Tenía que volver al futuro.

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Ascendance
Science FictionTomas Johnson vive una vida normal, sin nada de seres mitológicos, dioses y vigilantes. Alejado de su familia y viviendo la etapa universitaria de cualquier chico con veintitrés años hasta que una noche en uno de los antros españoles conoce a una ch...