Cuando el mundo se vuelve nuevo - Wonhui

5. UN GIRO INESPERADO

El cielo se iba oscureciendo gradualmente mientras Junhui empujaba la silla de ruedas de Wonwoo por las calles tranquilas. El murmullo de la ciudad comenzaba a desvanecerse en el crepúsculo, y la brisa fresca de la noche ofrecía un alivio a la tensión que había marcado el encuentro.

Wonwoo había dejado de hablar, limitándose a dar indicaciones secas sobre por dónde debía ir. Junhui, aunque preocupado y deseoso de mostrar comprensión, sentía que cualquier intento de consolar o explicar la situación podría ser malinterpretado. A pesar de sus intenciones, prefería guardar silencio para no avivar más el enojo de Wonwoo.

Sin embargo, mientras seguían su camino, Junhui decidió que iba a hacer un pequeño desvío. Tenía la esperanza de sacar al menos una sonrisa de Wonwoo, de romper un poco la atmósfera tensa.

—¿Dónde estás yendo? —preguntó Wonwoo confundido y desconfiado, al notar que Junhui tomaba una ruta diferente.

—Hay una heladería cerca de aquí —dijo Junhui con una sonrisa y la señaló—. Me gustaría invitarte a un helado como disculpa por todo esto. ¿Te parece bien?

Wonwoo lo miró con escepticismo. No tenía muchas opciones para escapar de la situación, y el pensamiento de un helado, aunque en principio le parecía trivial, era una oferta que no sonaba tan mal, algo de dulce para el amargo día. Finalmente, con un suspiro resignado, asintió.

—Está bien —respondió con tono apagado—. Vamos, tampoco puedo huir, no tengo otra opción.

La heladería estaba a unas pocas cuadras de distancia, por eso Wen logró visualizarla. Junhui, aliviado de tener una forma de hacer las cosas un poco más llevaderas, pidió los helados mientras se aseguraba de que Wonwoo estuviera cómodo. La escena contrastaba con la tensión previa y ofrecía un momento de normalidad.

Wonwoo, finalmente, comenzó a hablar un poco más, respondiendo a las preguntas de Junhui con respuestas cortantes. El hielo del helado parecía suavizar su estado de ánimo, y la conversación fluyó lentamente. Sin embargo, la serenidad no duró mucho.

En un intento de mostrar su preocupación y apoyo, Junhui le preguntó sobre algo que parecía personal, buscando una conexión genuina. Pero la respuesta de Wonwoo fue dura y llena de frustración.

—Deja de intentar —dijo Wonwoo, su voz cargada de enojo—. No necesito que me hagas sentir peor por lástima.

Junhui se sorprendió, pero intentó aclarar sus intenciones—. No es lástima. Solo creo que, a pesar de lo que me dijeron tus amigos, hay algo auténtico en ti. Quiero conocerte, no solo la versión que me vendieron.

—Mis amigos te vendieron una versión falsa de mí —replicó Wonwoo con frialdad—. Estoy harto de la lástima y la pena. No quiero que nadie me mire como una carga. Solo seré una carga más para ti.

Junhui sintió un golpe en el pecho al oír esas palabras. El pesimismo y la falta de amor propio en la voz de Wonwoo eran evidentes. Pero antes de que pudiera decir algo más, Wonwoo interrumpió.

—Necesito irme a casa —dijo Wonwoo, con un tono definitivo—. Llévame a casa. – el resto de los helados ya estaban derretidos

Junhui, aunque con el corazón pesado por la revelación de la noche, asintió sin decir nada más. Sabía que la mejor manera de manejar la situación era respetar el deseo de Wonwoo y no insistir en más explicaciones.

Mientras regresaban a la ruta hacia el hogar de Wonwoo, el silencio entre ellos era denso. Junhui empujaba la silla con un sentido de responsabilidad, su mente llena de reflexiones sobre lo que había escuchado. El camino de vuelta se sintió largo, aunque literalmente estaban a unos metros, pero Junhui estaba decidido a hacer lo correcto, entendiendo que, aunque su intención inicial de hacer una buena impresión había fracasado, el respeto hacia los sentimientos de Wonwoo era ahora lo más importante.

Aunque el día no había salido como esperaba, sabía que, por lo menos, había hecho un esfuerzo genuino por entender a Wonwoo, a pesar de los obstáculos y malentendidos que se habían presentado.