Capítulo 27: Sombras del Pasado
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Pikachu luchaba con cada gramo de su fuerza recién despertada, pero dentro del oscuro y opresivo dominio de Kenjaku, sentía cómo su energía se desvanecía lentamente. El nuevo poder que había logrado liberar se estaba agotando, y Kenjaku lo sabía. La sonrisa del hechicero se mantuvo inquebrantable mientras su dominio se volvía más fuerte, envolviendo a Pikachu en una prisión que cada vez se sentía más inescapable.
—"Te dije que no podías derrotarme aquí, Pikachu. Este es mi mundo, mi reino," —dijo Kenjaku con una voz llena de malicia.
La energía maldita del dominio crepitaba a su alrededor, y Pikachu sentía cómo sus movimientos se volvían más lentos, su visión más borrosa. Estaba atrapado. Pero entonces, lo que Kenjaku hizo a continuación lo llenó de horror.
Frente a él, las sombras comenzaron a tomar forma. De las tinieblas del dominio emergieron cuerpos, conocidos y queridos por Pikachu. Primero, fue Jin Murasame, su amigo de cabello oscuro y mirada decidida. Luego, Tsubaki Gojo, la prodigio del clan Gojo, con su destello característico en los ojos, pero ahora sin vida. Angel y Takako Uro, que habían luchado a su lado, también aparecieron. Sus cuerpos colgaban inertes, movidos por los hilos invisibles de Kenjaku.
—"Míralos, Pikachu. Tus amigos... aquellos que lucharon contigo. Todos han caído," —susurró Kenjaku, con una satisfacción escalofriante en su voz.
Los cuerpos sin vida de sus compañeros fueron levantados por una fuerza invisible y oscura, y aunque sus ojos estaban vacíos, sus manos se movían con precisión mortal, dirigiéndose hacia una nueva figura que apareció a lo lejos. Era Tengen, la mujer de cabellos plateados, su cabello largo y flotante brillaba en la penumbra del dominio, y su expresión, aunque llena de calma habitual, reflejaba el peligro inminente.
Kenjaku había dirigido a los cuerpos de Jin, Tsubaki, Angel y Takako hacia Tengen, como si fueran meras marionetas sin vida. Las extremidades rígidas de sus antiguos amigos se movían sin voluntad propia, sus cuerpos controlados por la nefasta técnica de Kenjaku. Tengen, inmóvil al principio, no mostró miedo, pero la presencia abrumadora de aquellos que una vez fueron compañeros de Pikachu la rodeaba rápidamente.
—"No..." —pensó Pikachu, mientras sus ojos brillaban con angustia. Intentó moverse, pero las garras del dominio lo retuvieron, debilitándolo más a cada segundo.
Kenjaku, observando desde su trono de maldad, lanzó una carcajada. —"Incluso ahora, no puedes salvarlos, Pikachu. Este es tu castigo. Tus amigos, aquellos a los que intentaste proteger, ahora son herramientas para someter a Tengen. Y ella, como tú, caerá."
Pikachu luchaba contra la desesperación que lo envolvía. ¿Cómo había llegado todo a esto? ¿Cómo podía Kenjaku usar los cuerpos sin vida de sus amigos contra él, contra Tengen? Sabía que no podía darse por vencido, pero el peso del dolor y la impotencia lo estaba aplastando.
Mientras los cuerpos de sus amigos avanzaban, Tengen intentaba resistir. Con sus manos formando sellos, intentó invocar su propia barrera para protegerse, pero las marionetas de Kenjaku eran implacables. Jin, Tsubaki, Angel y Takako atacaban con una precisión letal, movidos por la fuerza oscura que controlaba sus cuerpos sin vida. Cada golpe era cruel, cada movimiento calculado para destruir.
Pikachu, con su energía menguante, soltó un grito desesperado. Las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos. No podía permitir que esto continuara. Reunió todo el poder que le quedaba, concentrando cada chispa de electricidad en su cuerpo. Aunque el dominio de Kenjaku lo debilitaba, su voluntad era más fuerte.
—"¡No dejaré que esto ocurra!" —pensó Pikachu con furia. Con un último estallido de energía, desató un Voltio Cruel, una técnica que canalizaba tanto su fuerza física como eléctrica en un rayo brutal dirigido a las garras del dominio que lo retenían.
El rayo chocó contra las sombras que lo mantenían atrapado, creando una explosión de luz que destrozó temporalmente las ataduras. Pikachu, ahora libre, se lanzó hacia los cuerpos de sus amigos, decidido a detener el ataque.
Kenjaku, viendo a Pikachu avanzar, levantó una mano para aumentar la presión sobre los cuerpos inertes, intentando que sus ataques fueran aún más mortales. Pero Pikachu no se detuvo. Esquivó el primer golpe de Jin, rodando bajo su ataque, y luego saltó sobre el brazo de Tsubaki, desviando su ataque con un choque de electricidad. Angel y Takako lo rodearon, pero Pikachu los derribó con una explosión de energía, evitando que sus cuerpos continuaran la masacre.
—"¡No permitiré que uses sus cuerpos de esta manera!" —gritó Pikachu mentalmente, su furia transformándose en energía pura.
El choque eléctrico liberado fue tan intenso que por un momento, el dominio de Kenjaku se tambaleó. Los cuerpos de sus amigos se detuvieron, las sombras que los controlaban comenzaron a debilitarse.
Kenjaku frunció el ceño, irritado. —"Pikachu... sigues siendo una molestia."
Con un gesto de su mano, el hechicero reavivó su poder, reforzando el control sobre las marionetas y lanzando una ola de maldiciones gigantescas hacia Pikachu, mientras intentaba recuperar el control total de la situación.
Pikachu, agotado pero con su corazón ardiendo de determinación, sabía que la batalla aún no había terminado. Tengen, debilitada por la ofensiva, lo miró con sus ojos llenos de confianza, como si supiera que Pikachu era la última esperanza.
—"Tienen que confiar en mí," —pensó Pikachu, mientras su cuerpo volvía a brillar con un poder que parecía haber despertado por completo.
La batalla final estaba lejos de terminar, pero Pikachu ya no estaba solo. El recuerdo de sus amigos caídos, sus sacrificios y sus espíritus, lo guiaban. No luchaba solo por su propia supervivencia, sino por ellos y por todo lo que habían defendido.
—"Kenjaku, ¡te detendré! Por ellos... por todos," —rugió mentalmente Pikachu mientras la electricidad se acumulaba a su alrededor, y su cuerpo resplandecía como un sol eléctrico en medio de la oscuridad maldita.
El enfrentamiento decisivo estaba a punto de comenzar.
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Pikachu en Jujutsu Kaisen
FanfictionUn humano cualquiera es condenado a sufrir eternamente en el infierno, pero antes de caer a manos del abismo, se le da la oportunidad de arrepentirse en una nueva vida. Ahora convertido en pikachu tendrá que pagar con sus pecados en un nuevo mundo.