Capítulo 28: El Retorno del Sirviente

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Capítulo 28: El Retorno del Sirviente

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El aire se enfrió de repente, como si un invierno eterno se hubiera instalado en el oscuro dominio de Kenjaku. Pikachu y Tengen, aún luchando por mantenerse en pie, sintieron cómo la temperatura descendía peligrosamente, cubriendo el terreno con una capa de escarcha y hielo.

—"¿Qué... qué es esto?" —pensó Pikachu, notando el cambio súbito en el ambiente.

Desde las sombras, una figura emergió lentamente. Su presencia no era tan masiva como la de Kenjaku, pero era igual de ominosa. El ser que apareció tenía un rostro andrógino, con rasgos afilados y serenos, y un aura gélida que parecía succionar el calor de todo lo que tocaba. Sus ojos brillaban con un odio silencioso, pero en lo más profundo de su mirada, había devoción absoluta.

Era Uraume, el fiel sirviente de Sukuna, el mismo que había estado a su lado desde los tiempos más oscuros. Con su cabello blanco y su porte elegante, Uraume parecía un espectro del pasado, un recordatorio de la lealtad inquebrantable hacia el Rey de las Maldiciones.

—"Sukuna-sama..." —susurró Uraume, su voz tranquila pero cargada de una ira profunda. Había llegado para vengar a su maestro caído. El vacío que sentía tras la segunda muerte de Sukuna ardía en su pecho, y ahora, su único objetivo era cumplir la promesa que había hecho hacía siglos.

Pikachu lo reconoció de inmediato. Aunque nunca lo había visto antes, la presencia de Uraume emanaba un poder similar al de Sukuna, pero con un toque helado que erizaba el pelaje de Pikachu.

Kenjaku, observando la llegada de Uraume, mostró una sonrisa de satisfacción. —"Parece que has llegado en el momento justo, Uraume. Pikachu y Tengen están debilitados. Será un buen momento para cumplir tu promesa."

Uraume no respondió inmediatamente a Kenjaku, sino que mantuvo la mirada fija en Pikachu y Tengen. A pesar de su rostro sereno, una tormenta de emociones se agitaba en su interior. Cada fibra de su ser ardía por la muerte de Sukuna, el ser que había liberado a Uraume de su pasado esclavizado y oscuro.

Recuerdos de Hidan comenzaron a inundar la mente de Uraume. Recordaba los días en que fue capturado por un clan cruel en la región de Hidan, cuando apenas era un niño. Lo habían tratado como un esclavo, y Uraume había crecido con odio en su corazón, sin ver esperanza ni luz en su vida. Hasta que un día, Sukuna llegó.

El poder de Sukuna era tan abrumador que eliminó a los captores de Uraume sin esfuerzo alguno, destruyendo la región en una sola noche. A partir de ese momento, Uraume le rindió homenaje. Sukuna no solo había destruido a sus enemigos, sino que había dado a Uraume una razón para vivir: servir al ser más poderoso que jamás había existido. Desde entonces, Uraume perfeccionó su técnica maldita de hielo al máximo, siempre preparándose para pelear junto a su amo.

Ahora, con Sukuna destruido por Pikachu, Uraume sentía que una parte de sí mismo había sido arrancada, y su única razón para continuar era cumplir con la venganza y la promesa que Kenjaku le había hecho. Kenjaku le había prometido que, si lo ayudaba, encontraría una forma de traer a Sukuna de vuelta. Con esa esperanza en mente, Uraume había accedido a servir a Kenjaku, al menos temporalmente.

—"Sukuna-sama debe ser vengado..." —murmuró Uraume en voz baja, mientras una neblina de hielo comenzaba a surgir de su cuerpo.

Pikachu, agotado por el combate contra Kenjaku y debilitado por la presencia del dominio, sintió el frío apoderarse de sus extremidades. Sabía que no tenía mucho tiempo. Tengen, aunque poderosa, estaba también al borde del colapso.

—"¡Tengen, tenemos que hacer algo! No podemos permitir que nos derroten aquí," —pensó Pikachu con desesperación.

Tengen, su rostro sereno como siempre, miró a Uraume con una mezcla de comprensión y resignación. —"Uraume es peligroso. Su lealtad a Sukuna lo convierte en alguien implacable. Tenemos que unir fuerzas, Pikachu... o no sobreviviremos."

Uraume levantó una mano, y desde el suelo comenzaron a surgir columnas de hielo afilado, que se dirigían directamente hacia Pikachu y Tengen. El ataque fue rápido y letal. Tengen, usando su técnica de barrera, logró desviar las primeras ráfagas de hielo, pero la fuerza de Uraume no se podía contener por mucho tiempo.

—"No lo permitiré," —dijo Uraume con voz fría, y de repente el hielo se convirtió en una tormenta mortal, envolviendo a ambos en un remolino gélido que cortaba el aire y congelaba todo a su paso.

Pikachu, luchando por mantenerse de pie, lanzó un Rayo desesperado hacia la tormenta de hielo, pero la electricidad se dispersó al entrar en contacto con el frío implacable de Uraume. Cada intento de contraataque era inútil, y el hielo continuaba cerrándose alrededor de ellos.

—"Sukuna-sama siempre me dio un propósito. Y ahora, Pikachu, tú serás su sacrificio final."

Con esas palabras, Uraume concentró su poder en un ataque final, creando una lanza de hielo masivo, infundida con su energía maldita. La lanza brillaba con una luz azul oscura, y apuntó directamente al corazón de Pikachu.

Tengen, viendo la amenaza inminente, intentó moverse para proteger a Pikachu, pero su cuerpo estaba demasiado agotado. Sabía que si esa lanza alcanzaba a Pikachu, sería el fin.

—"¡No!" —gritó mentalmente Pikachu, pero su cuerpo apenas podía moverse bajo el peso del frío y el agotamiento.

La lanza de Uraume voló hacia él a una velocidad imposible de detener.

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Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora