Capitulo 6: Tengen

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Caitulo 6: Tengen

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Vuelvo a mirar los reportes esparcidos sobre la mesa mientras el vapor de mi té caliente llena el aire con su aroma calmante. A pesar de la paz momentánea, no puedo evitar sentir una preocupación latente por lo que está por venir.

— Tal vez esta vez nadie termine invocando a Mahoraga... eso espero—murmuro para mí misma, recordando los desastres anteriores provocados por los enfrentamientos entre el clan Zenin y el clan Gojo.

Cada vez que un usuario del Ilimitado y los Seis Ojos nace, el equilibrio entre los clanes se ve sacudido. Y con Kenjaku metiendo sus manos entre los clanes más poderosos, la posibilidad de un conflicto directo aumenta.

La situación actual, con jóvenes hechiceros ansiosos por ganar reconocimiento y riquezas, solo alimenta el caos. Los mercenarios del clan Zenin son los únicos lo suficientemente audaces como para enfrentarse a espíritus de grado especial estando solos, pero la cantidad de novatos inexpertos que se lanzan a cazar estos espíritus malditos solo agrava la situación.

— El nuevo espíritu maldito será solo otro añadido a la lista de espíritus de grado S exorcizados por esta generación... —me digo, aunque en el fondo sé que cada nuevo enfrentamiento es una chispa en el polvorín del Jujutsu..

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Horas después

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Mientras el aroma del té aún flotaba en el aire, mis pensamientos se tornaron más oscuros. La creciente cantidad de espíritus malditos de alto nivel y las tensiones entre los clanes recordaban un tiempo en el que la paz entre hechiceros parecía casi una ilusión. La irrupción de Sukuna había desestabilizado todo, y ahora, Kenjaku estaba moviendo las piezas, manipulando a las fuerzas más poderosas para su propio beneficio.

A pesar de mi calma exterior, el peligro latente era claro. Kenjaku no se detendría en su intento de desestabilizar el mundo del Jujutsu, y esta nueva maldición que Tsubaki mencionó, a pesar de su apariencia ridícula, podría ser una pieza más en su retorcido tablero. El clan Gojo había luchado incansablemente para mantener el equilibrio, pero ese equilibrio parecía cada vez más frágil.

Antes de que pudiera sumergirme más en mis pensamientos, un leve crujido en la barrera me alertó. No era una rotura ni un ataque directo, pero sentí una distorsión. Mi corazón dio un vuelco. Solo alguien con un inmenso poder o con un profundo conocimiento de las técnicas malditas podría causar una perturbación tan sutil.

Me levanté de mi asiento, aún con la taza de té caliente en la mano, y me dirigí a la ventana. Desde allí, podía ver la tranquilidad del paisaje, pero mi intuición no me fallaba. Algo estaba cerca. Algo que había logrado esquivar las defensas externas sin activar las alarmas.

De repente, una voz resonó en mi mente. Una voz familiar, pero distante. Era Tsubaki.

—Abuela... creo que necesitarás reforzar las barreras—dijo con un tono de preocupación poco común en ella—. Parece que no solo estamos lidiando con maldiciones menores.

Antes de que pudiera responder, la conexión se cortó abruptamente. La tranquilidad que había sentido desapareció por completo. Dejé la taza sobre la mesa y me concentré. Podía sentirlo ahora: la presencia maldita se acercaba. Era sutil, pero enormemente peligrosa.

Activé las barreras internas, reforzando la protección a mi alrededor, pero sabía que no sería suficiente. Si Kenjaku estaba involucrado, podría ser solo el principio. Respiré hondo, tratando de mantener la calma.

"Debo confiar en Tsubaki", pensé. Aunque a veces imprudente, su talento era innegable. Sabía que podía manejar situaciones peligrosas, pero esta vez era diferente. Si Kenjaku estaba detrás de este nuevo espíritu, tal vez estuviera planeando algo mucho más grande.

Justo cuando me disponía a salir y reforzar las defensas externas, sentí otra presencia. Una figura se materializó ante la barrera, difusa al principio, pero luego claramente visible. Era una mujer, envuelta en un kimono oscuro, con una sonrisa inquietante en el rostro. Reconocí su presencia inmediatamente. Era una de las seguidoras de Kenjaku, una experta en manipulación de maldiciones. No había duda de que su aparición era una señal.

—Parece que estás en una encrucijada, Tengen—dijo la mujer, su voz serpenteando a través de la barrera—. Kenjaku ha estado esperando este momento, y tú lo sabías.

La figura se acercó más, pero la barrera la mantuvo a raya.

—Dile a Kenjaku que sus planes no funcionarán esta vez —respondí con firmeza—. No dejaré que rompa el equilibrio de nuevo.

La mujer sonrió, como si hubiera esperado mi respuesta.

—Ah, querida, el equilibrio ya está roto. Solo estamos aquí para recoger las piezas.

Dicho esto, se desvaneció en el aire, dejando tras de sí una sensación de frío que caló hasta los huesos. Sabía que no era una amenaza vacía; algo más grande estaba en marcha.

Sin perder más tiempo, reforcé las barreras y envié una señal a los altos mandos de los tres grandes clanes. Necesitábamos estar preparados. Esta vez, la amenaza no solo venía de espíritus malditos, sino también de los propios hechiceros, traicionados por la ambición y las maquinaciones de Kenjaku.

Mientras el cielo comenzaba a oscurecerse, mi mente no podía dejar de pensar en Tsubaki. Sabía que ella era fuerte, pero el enfrentamiento que se avecinaba podría ser el más difícil que jamás haya enfrentado.

—El caos se avecina —murmuré para mí misma—, y esta vez, nadie saldrá ileso.

La guerra en el mundo del Jujutsu estaba a punto de comenzar, y todos los jugadores clave estaban tomando sus posiciones. Kenjaku, los espíritus malditos, los clanes... todo estaba en juego. Y al centro de todo, el equilibrio de un mundo que pende de un hilo.

Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora