Capítulo 20: Votos Malditos I

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Capítulo 20: Votos Malditos

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La noche era densa, impregnada de un aire helado que se mezclaba con el aroma a maldición. La nieve continuaba cayendo con una suavidad inquietante, como si el mundo tratara de ignorar el caos que se desataba a su alrededor. Pikachu, aún agitado tras su último enfrentamiento con Kenjaku, se encontraba en un estado de alerta constante. Sabía que Kenjaku no dejaría las cosas así. El peligro seguía latente, y la amenaza de Sukuna no se había extinguido por completo. Había logrado detener temporalmente el renacimiento del Rey de las Maldiciones, pero el costo había sido alto.

El joven Zenin, quien había sido utilizado como recipiente, estaba ahora inconsciente, respirando con dificultad. El rastro de Sukuna aún estaba impreso en su alma, como un veneno que no se podía ver, pero que se sentía en el aire, palpable, acechante. Pikachu, aunque agotado, sabía que no podía bajar la guardia. No había tiempo para descansar.

—"Tengen, debemos llevar al chico a un lugar seguro," —dijo Pikachu mientras cargaba al joven en sus pequeñas pero fuertes patas. A pesar de su tamaño, el ratón eléctrico irradiaba una determinación implacable, como siempre.

Tengen, quien había estado observando desde las sombras, asintió. Sus ojos, sabios y eternos, parecían captar algo más allá de lo que Pikachu podía ver. Sabía que la batalla apenas comenzaba, y la presencia de Sukuna aún se sentía en el aire. Aunque habían logrado evitar su resurrección completa, el peligro no había desaparecido.

—"Debemos tener cuidado," —respondió Tengen con voz grave, mientras envolvía al joven Zenin en un campo protector de energía. —"El rastro de Sukuna en su alma sigue latente. Kenjaku lo dejó como un ancla, una semilla que puede germinar en cualquier momento. Si no actuamos con rapidez, no solo perderemos al joven, sino que la maldición de Sukuna podría completarse."

Pikachu frunció el ceño. Sabía lo que eso significaba. Kenjaku era un maestro en manipular maldiciones y seres humanos, y el hecho de que hubiera dejado una parte de Sukuna en el joven significaba que el renacimiento del Rey de las Maldiciones aún podía concretarse, aunque de una manera diferente. Pero no había tiempo para detenerse a analizar los detalles. Pikachu debía seguir adelante.

—"Llévalo contigo, Tengen," —dijo Pikachu con determinación. —"Yo iré a encargarme de los espíritus malditos que están causando estragos en las provincias cercanas. No podemos permitir que Kenjaku desvíe nuestra atención mientras intenta completar su plan."

Tengen asintió, comprendiendo la urgencia. Sin más palabras, desapareció junto al joven Zenin, envuelto en su técnica de barrera, protegiéndolo de cualquier influencia externa. Pikachu observó cómo se desvanecían en la distancia antes de girar y enfocar su atención en la amenaza inmediata.

Los espíritus malditos.

Habían comenzado a manifestarse de forma más agresiva en los últimos días. Algo en el ambiente, en la misma energía del mundo, había cambiado. Kenjaku estaba detrás de estos disturbios, creando una distracción mientras tramaba algo mucho más siniestro. Pikachu, con su agudo sentido eléctrico, detectó la presencia de varios espíritus en las provincias más cercanas, pero uno en particular destacaba por encima de los demás: un gigantesco espíritu maldito con forma de colosal hombre de nieve, que estaba aterrorizando un pueblo montañoso.

Sin perder tiempo, Pikachu se lanzó en dirección al pueblo, moviéndose a una velocidad vertiginosa, dejando un rastro de chispas a su paso. El paisaje nevado se desdibujaba a medida que avanzaba, pero su enfoque era total. Sabía que este espíritu maldito no era un simple obstáculo. Los informes indicaban que estaba creando una expansión de dominio incompleta, lo cual era extremadamente peligroso para los habitantes de la región.

Al llegar al pueblo, la escena era desoladora. Casas destrozadas, nieve teñida de rojo, y una presión maldita tan intensa que el aire parecía cortarse con cada respiración. El gigantesco espíritu maldito, un ser imponente hecho de nieve y oscuridad, se alzaba sobre las ruinas del pueblo, sus ojos vacíos brillando con una energía maldita pura. Su cuerpo emanaba frío, un frío que no era natural, sino el resultado de la acumulación de odio y miedo.

Pikachu no perdió tiempo. Sabía que este tipo de entidades debían ser eliminadas de inmediato, antes de que su expansión de dominio incompleta se fortaleciera y comenzara a devorar el entorno. Sin una palabra, Pikachu cargó su energía, envolviendo su cuerpo en electricidad.

"Hollow Yellow," —murmuró antes de liberar la técnica.

El ataque fue devastador. Un rayo amarillo se disparó desde el cuerpo de Pikachu, atravesando el aire con una intensidad cegadora. El espíritu maldito, incapaz de reaccionar a tiempo, fue alcanzado directamente. El poder del Hollow Yellow no solo destruyó al espíritu, sino que arrasó con una parte de la montaña detrás de él. En cuestión de segundos, el monstruo se desintegró, su energía maldita dispersándose en el aire, dejando atrás nada más que silencio.

Pikachu respiró con fuerza, el vapor saliendo de su pequeño cuerpo en el frío aire. A pesar de la victoria, no se relajó. Sabía que esto solo era una distracción. Kenjaku estaba tramando algo mucho más siniestro.

De vuelta con Tengen, las cosas no estaban mejorando. Kenjaku, fiel a su naturaleza, había vuelto a hacer su movimiento. Usando los otros dos restos de Sukuna, había encontrado nuevos recipientes: un joven del clan Gojo y otro del clan Kamo. Al dividir a Sukuna en tres cuerpos distintos, Kenjaku había creado una amenaza sin precedentes.

El santuario donde Tengen había llevado al joven Zenin ahora estaba bajo ataque. Los hechiceros que custodiaban el lugar estaban luchando desesperadamente contra los tres recipientes, cada uno con una parte de Sukuna en su interior. Los restos del Rey de las Maldiciones, aunque divididos, seguían siendo increíblemente poderosos. La presencia de Sukuna era palpable en cada uno de ellos, y cada cuerpo actuaba como una extensión del mismo Rey Maldito, sembrando caos y destrucción a su paso.

Pikachu llegó justo cuando la batalla alcanzaba su clímax. Los hechiceros que defendían a Tengen estaban agotados, luchando con todo lo que tenían para proteger al último bastión de esperanza. Los tres cuerpos de Sukuna avanzaban implacablemente, desatando una energía maldita devastadora, sus risas llenas de malicia resonando en el aire.

"No permitiré que esto siga," pensó Pikachu mientras se preparaba para la batalla.

Con un grito cargado de electricidad, Pikachu se lanzó al frente, listo para enfrentarse a los tres cuerpos de Sukuna. Sabía que esta vez sería más difícil, pero también sabía que no podía permitirse fallar.

La verdadera batalla había comenzado.

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Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora