Capítulo 29: El Último Sacrificio
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La lanza de hielo de Uraume volaba a través del aire, cargada con una energía maldita tan fría que congelaba todo a su paso. El cuerpo de Pikachu estaba paralizado, atrapado por el agotamiento y el poder implacable del sirviente de Sukuna. Cada segundo se sentía eterno, y el destino parecía inevitable.
Tengen, viendo la desesperada situación, cerró los ojos. Sabía que no podían permitirse perder a Pikachu, quien había sido el único capaz de derrotar a Sukuna. En un último intento, reunió lo poco que le quedaba de energía y extendió su barrera, formando una protección que se interpuso entre Pikachu y la lanza. Pero el ataque de Uraume era demasiado poderoso. La barrera se estremeció y, aunque logró desviar el impacto, el hielo la rompió en miles de fragmentos.
La explosión resultante lanzó a Pikachu hacia atrás, aterrizando pesadamente en el suelo. Tengen también fue arrojada a un lado, debilitada más allá de sus límites. Parecía que todo estaba perdido.
Uraume se acercó lentamente, su rostro impasible y frío como la tormenta que lo rodeaba. —"Sukuna-sama no puede ser derrotado tan fácilmente. Este mundo siempre le perteneció, y yo cumpliré su voluntad, cueste lo que cueste."
Mientras caminaba, el suelo bajo sus pies se congelaba, dejando un rastro de hielo detrás de él. Kenjaku, a un lado, observaba con satisfacción. Había logrado lo que quería: Pikachu y Tengen estaban indefensos, y Uraume, su carta final, estaba cumpliendo su parte del trato.
—"Perfecto, Uraume. El sacrificio está casi completo," —dijo Kenjaku con voz calmada, sus ojos centelleando de placer mientras observaba cómo se desarrollaban los eventos. —"Pronto podremos revivir a Sukuna por completo, y el mundo caerá ante nosotros."
Pero mientras Uraume levantaba otra mano para terminar el trabajo, algo cambió. Un rayo de energía atravesó el cielo, iluminando el oscuro dominio de Kenjaku con un resplandor cegador. Uraume se detuvo, sorprendido, y miró hacia el origen de la luz. Kenjaku frunció el ceño, sintiendo que algo no iba bien.
El tiempo parecía detenerse cuando la lanza de hielo maldito de Uraume voló hacia Pikachu, apuntando directamente a su corazón. La gélida energía que emanaba era tan intensa que el aire mismo parecía congelarse a su paso. Tengen, debilitada y atrapada, no podía hacer nada más que observar con horror cómo el ataque final de Uraume estaba a punto de sellar el destino de Pikachu.
Pero Pikachu, aunque agotado y cubierto de escarcha, no iba a rendirse sin luchar.
"¡No puedo caer ahora!" —pensó con toda su fuerza, su cuerpo temblando bajo el peso del hielo y el cansancio. Recordó a todos los que habían caído, a sus amigos cuyas vidas habían sido manipuladas por Kenjaku y Uraume. Recordó la promesa que se hizo a sí mismo de detener el mal y proteger a los inocentes.
En ese momento, desde lo más profundo de su ser, algo despertó.
Una energía latente, una chispa que había estado creciendo dentro de él, se liberó con un estallido de poder eléctrico. Un trueno ensordecedor resonó a través del dominio de Kenjaku, y el cuerpo de Pikachu comenzó a brillar con una luz cegadora. Era una manifestación de su voluntad, de su determinación de seguir adelante a pesar de todo.
La lanza de hielo de Uraume estaba a solo centímetros de su objetivo cuando Pikachu, con un esfuerzo titánico, desató su Último Relámpago. Fue un ataque que sobrepasó cualquier cosa que Pikachu hubiera hecho antes, un torrente de energía eléctrica tan pura y poderosa que el propio dominio de Kenjaku comenzó a agrietarse bajo su fuerza.
El rayo de Pikachu chocó contra la lanza de Uraume, y durante un instante eterno, ambos poderes se enfrentaron en una batalla titánica. El hielo maldito de Uraume comenzó a derretirse bajo el calor abrasador del relámpago, pero la lanza seguía avanzando, alimentada por el odio y la lealtad eterna de Uraume a Sukuna.
Pero Pikachu no retrocedió.
"¡Por todos ellos!" —pensó Pikachu, empujando su energía al límite. Su cuerpo brillaba intensamente, mientras su relámpago crecía en poder, destruyendo cada vestigio del ataque de Uraume. La lanza comenzó a fracturarse, sus fragmentos cayendo al suelo como pequeñas estrellas de hielo.
Finalmente, con un estallido de pura energía, la lanza de Uraume se desintegró por completo, y el Último Relámpago de Pikachu se dirigió directamente hacia Uraume.
"¡Sukuna-sama!" —gritó Uraume, viendo el rayo acercarse, pero no había tiempo para reaccionar.
El relámpago golpeó a Uraume con toda su fuerza, envolviendo su cuerpo en una tormenta de electricidad. Uraume cayó de rodillas, su rostro andrógino retorcido por el dolor, pero incluso en sus últimos momentos, su mirada seguía siendo la de un sirviente devoto. Para Uraume, su vida solo había tenido un propósito: servir a Sukuna.
Con un último susurro, Uraume cayó al suelo, su cuerpo congelado en una última reverencia.
Pikachu, jadeando, apenas podía mantenerse en pie. Su ataque había consumido toda la energía que le quedaba, y cada fibra de su cuerpo gritaba de agotamiento. El dominio de Kenjaku temblaba, fracturándose por la cantidad de poder desatado, pero Pikachu sabía que no estaba fuera de peligro aún.
Kenjaku, observando desde las sombras, mostró una expresión de sorpresa, pero rápidamente recuperó su sonrisa siniestra. —"Vaya, Pikachu. Has derrotado a Uraume... pero eso no cambia nada."
Con un gesto de su mano, Kenjaku comenzó a reestructurar el dominio, reforzándolo con su vasta energía maldita. Los cadáveres sin vida de Jin Murasame, Tsubaki Gojo, Angel, y Takako Uro seguían atrapados en la red maldita de Kenjaku, sus cuerpos siendo manipulados como marionetas.
—"Has agotado tu poder, pequeño," —se burló Kenjaku, su voz resonando en el aire frío y oscuro. —"Ya no tienes nada más que ofrecerme. Ahora, veamos cómo soportas ver a tus amigos, aquellos que cayeron, someter a la gran Tengen con los restos de Sukuna en la asimilación definitiva."
Los cuerpos sin vida comenzaron a moverse, avanzando lentamente hacia Tengen, que aún estaba debilitada y atrapada por las barreras malditas. Pikachu, apenas consciente, no podía hacer nada más que mirar con horror mientras sus antiguos compañeros eran usados como herramientas en manos de Kenjaku.
Tengen, quien hasta ese momento había mostrado una calma inquebrantable, por primera vez pareció dudar. El cuerpo de Tsubaki Gojo, uno de los más cercanos a ella, se movía torpemente, su rostro vacío de vida pero aún lleno de poder. Kenjaku estaba usando a aquellos que una vez fueron aliados y amigos para quebrarla.
—"¡No!" —pensó Pikachu, con todas sus fuerzas. —"No puedo dejar que esto ocurra..."
Pero su cuerpo no respondía. La electricidad en su interior se había agotado, y sus piernas temblaban bajo el peso del agotamiento extremo.
Kenjaku levantó las manos, controlando los cadáveres como un maestro de marionetas, y con un gesto final, ordenó el ataque.
Pero antes de que los cuerpos pudieran tocar a Tengen, una presencia oscura se materializó de la nada, interrumpiendo el momento con una explosión de energía maldita.
—"¡Alto!" —gritó una voz gélida.
Uraume, con su cuerpo parcialmente reconstruido, había regresado una vez más, pero esta vez, algo era diferente. La furia que irradiaba era palpable, y su técnica maldita de hielo comenzó a extenderse por todo el dominio, cubriéndolo todo con una neblina helada.
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Pikachu en Jujutsu Kaisen
FanficUn humano cualquiera es condenado a sufrir eternamente en el infierno, pero antes de caer a manos del abismo, se le da la oportunidad de arrepentirse en una nueva vida. Ahora convertido en pikachu tendrá que pagar con sus pecados en un nuevo mundo.