Extra II: El Pokémon Favorito

26 3 0
                                    

Extra II: El Pokémon Favorito

.

.

.

El bullicio de Tokio no se detiene nunca. Entre los rascacielos imponentes y las luces de neón, la vida fluía con una energía casi abrumadora. Las calles estaban llenas de personas apresuradas, de tiendas que brillaban con anuncios llamativos, y de todo tipo de negocios que invadían los sentidos. El aire estaba cargado de la mezcla inconfundible de olores: el aroma dulce del ramen recién preparado, los intensos perfumes de las tiendas de lujo, y el inconfundible toque metálico de la ciudad, una mezcla entre el asfalto caliente y los edificios de cristal que parecían tocar el cielo.

Nobara Kugisaki caminaba con una actitud despreocupada, pero su mirada rápida capturaba cada detalle. El caos y la energía de Tokio eran habituales para ella, aunque siempre encontraba algo fascinante en el ritmo constante de la ciudad. La gente pasaba a su alrededor como un río de rostros desconocidos, sumidos en sus propios mundos. Los sonidos de las bocinas, las conversaciones y las risas llenaban el aire, pero Nobara se movía en ese ambiente con facilidad, como si fuera parte de la propia sinfonía urbana.

Llevaba su habitual atuendo de hechicera, aunque su estilo personal nunca se quedaba atrás. La chaqueta de cuero que había comprado hacía unas semanas le daba un toque audaz y moderno. Sus botas resonaban con un ritmo firme contra el pavimento, marcando su presencia en cada paso. Aunque el agotamiento era evidente en sus hombros, su porte se mantenía firme y confiado. Había pasado semanas lidiando con maldiciones, entrenamientos, y misiones que nunca parecían acabar, pero eso no la detenía. La presión era alta, pero Nobara nunca había sido alguien que se echara atrás ante un reto.

Acababa de ser ascendida a hechicera de primer grado, un reconocimiento a sus habilidades y dedicación tras años de enfrentar maldiciones. Había pasado mucho tiempo desde que llegó a Jujutsu High como una estudiante decidida a demostrar su valía, y ahora, finalmente, se encontraba en la élite de los hechiceros. Era un logro que significaba mucho para ella; había trabajado arduamente, soportado peligros, y enfrentado sus propios miedos y dudas para llegar a este punto. Sin embargo, en lugar de sentirse emocionada o aliviada, lo único que quería en ese momento era un descanso.

El verano había traído consigo una oleada interminable de espíritus malditos. Parecía que el calor intenso y la tensión generalizada en la ciudad habían hecho proliferar las maldiciones, y Nobara no había tenido un momento para respirar. Día tras día, se encontraba cazando espíritus, resolviendo incidentes sobrenaturales y desmantelando amenazas que parecían no tener fin. Cada batalla requería de su máxima concentración, fuerza física y mental. La acumulación de estrés estaba haciendo mella en su cuerpo.

—"No hay descanso para los malditos," —murmuró para sí misma con sarcasmo, mientras caminaba por las bulliciosas calles de Tokio, tratando de ignorar el agotamiento que pesaba sobre sus hombros.

Física y mentalmente, estaba exhausta. Había pasado noches enteras sin dormir bien, preocupándose por la siguiente misión, por el bienestar de sus amigos, e incluso por las decisiones que había tomado a lo largo de su vida como hechicera. El constante peligro al que se enfrentaba la hacía sentir vulnerable, a pesar de la fuerza que había desarrollado. Pero, al mismo tiempo, Nobara sabía que no tenía otra opción. Ser una hechicera de jujutsu no era solo un trabajo, era su destino, su camino. Y había aprendido, desde una edad temprana, que los caminos difíciles eran los que más satisfacción brindaban al final.

A pesar de todo, había una cosa que la superaba: el incansable bombardeo de mensajes de Yuji Itadori, su compañero de equipo y amigo. No paraba de enviarle mensajes insistiendo en que fueran a ver la nueva entrega de la película "La Lombriz Humana Parte 13". Nobara nunca había sido fanática de ese tipo de cine. Disfrutaba de las películas tanto como cualquier otra persona, y de hecho, podía pasar horas discutiendo sobre sus favoritas. Pero había un límite para lo que estaba dispuesta a soportar, y ver otra absurda secuela de una saga perturbadora no estaba en sus planes. ¿Por qué Yuji, de todas las personas, tenía un gusto tan raro para las películas?

Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora