Epílogo: Dios, Perdóname

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Epílogo: Dios, Perdóname

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En el vasto y eterno firmamento del más allá, Pikachu flotaba en silencio. La oscuridad y el caos del mundo mortal parecían ahora un recuerdo lejano, desvaneciéndose mientras ascendía lentamente hacia una luz deslumbrante. Era una luz que no hería los ojos, sino que ofrecía una paz absoluta, una sensación de alivio que el pequeño guerrero no había sentido en mucho tiempo.

Cada movimiento lo acercaba más al centro de esa luz, donde un trono majestuoso aguardaba. Sobre él, una figura resplandeciente, más allá de la comprensión humana o mortal. Dios, la fuente de toda creación, de todo lo bueno y lo malo, lo esperaba para el juicio final. Pikachu sentía que su alma era ligera, pero también pesada por el peso de sus decisiones. Sabía que, aunque había luchado por la justicia y por sus amigos, también había dejado un rastro de destrucción en su camino.

Ante el trono, Pikachu se arrodilló, su diminuto cuerpo temblando ante la magnificencia divina. No podía hablar, pero su corazón estaba lleno de preguntas, de dudas, de arrepentimientos. La voz de Dios se manifestó, no a través de palabras, sino como un eco que resonaba en el alma misma de Pikachu.

—"Pikachu," —dijo la voz en su mente, cálida y omnipresente—. "Has llegado al final de tu viaje. Ahora, en este lugar, serás juzgado por tus actos."

El silencio que siguió fue profundo, como si el mismo universo contuviera la respiración. Pikachu no podía evitar sentirse pequeño, insignificante ante la grandeza de aquel juicio divino. Pero, en su corazón, había una sola petición que ardía con fuerza.

—"Dios... perdóname," —pensó Pikachu con todas sus fuerzas, sin poder pronunciarlo en voz alta—. "Por todo el dolor que he causado, por los errores que cometí... no siempre supe cuál era el camino correcto. Pero siempre luché por proteger a los demás. Nunca quise ser la causa de tanto sufrimiento."

Imágenes de su vida pasaron rápidamente ante él. Las batallas intensas, los amigos caídos, el sacrificio final por Tengen, la lucha contra Sukuna y Kenjaku. Había momentos de valentía, pero también de duda, de miedo. Pikachu había sido testigo de horrores, y aunque había luchado con todo su corazón, sabía que el poder que había desatado había causado tanto bien como mal.

Dios, sin pronunciar juicio inmediato, dejó que esas imágenes se proyectaran. El silencio pesaba, y Pikachu sentía que cada segundo era una eternidad.

—"Tus actos fueron de sacrificio y valentía," —resonó nuevamente la voz, pero esta vez con un tono más suave—. "Luchaste por lo que creías justo, pero, como todas las criaturas, cometiste errores. No se te juzga solo por lo que hiciste, sino por las intenciones que guiaron tus acciones. ¿Te arrepientes de lo que hiciste, Pikachu?"

Pikachu, sin vacilar, asintió con la cabeza. , lo hacía. Se arrepentía de haber causado dolor, de no haber podido salvar a todos. De no haber encontrado una forma de derrotar a Sukuna sin desatar tal destrucción. Pero sabía que, en lo más profundo de su ser, todo lo que había hecho fue por amor, por protección, por la esperanza de un mundo mejor sin mas arrepentimientos.

—"Si pudieras volver atrás, ¿cambiarías lo que hiciste?" —preguntó Dios.

Pikachu se quedó quieto un momento, reflexionando. Había luchado con cada fibra de su ser, y aunque los resultados no siempre fueron perfectos, no podía imaginar no haber protegido a sus amigos, no haber enfrentado a los males que amenazaban el mundo. Finalmente, negó suavemente con la cabeza. No. No cambiaría su voluntad de proteger, ni su sacrificio por aquellos que amaba. Solo deseaba haber encontrado una manera menos destructiva de hacerlo.

El trono de luz brilló aún más intensamente. La figura que lo ocupaba parecía sonreír, aunque sin rasgos visibles, solo una presencia cálida y reconfortante.

—"Tu corazón ahora es puro, Pikachu," —declaró la voz, llenando el espacio con una paz infinita—. "El perdón no es solo mío para dar; es algo que debes concederte a ti mismo. Hiciste lo mejor que pudiste en un mundo lleno de oscuridad. Y, por eso, tu alma merece descansar en paz."

Un peso inmenso pareció levantarse de Pikachu en ese momento. La culpa que lo había perseguido durante tanto tiempo se desvanecía, como un velo que caía. La luz que lo rodeaba ahora lo envolvía completamente, cálida, acogedora. Ya no sentía miedo, ni dolor, solo una sensación de plenitud.

—"Descansa ahora, pequeño guerrero," —dijo Dios, mientras una luz dorada rodeaba a Pikachu—. "Tu tiempo en el mundo mortal ha terminado, pero tu esencia vivirá eternamente en los corazones de aquellos a quienes protegiste."

Pikachu, sintiendo el abrazo divino, cerró los ojos por última vez, no con tristeza, sino con una sensación de satisfacción. Había luchado, había caído, pero ahora, finalmente, había sido perdonado. Su viaje había llegado a su fin, pero su legado perduraría más allá del tiempo.

Y así, Pikachu, el pequeño héroe, ascendió a un lugar donde no había más batallas, donde solo quedaba la paz eterna, habiendo encontrado el perdón que tanto buscaba.

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Fin del Epílogo.

Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora