Capítulo 13: La tormenta maldita
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La figura de Takako Uro surcaba el cielo nocturno con rapidez, su mente inundada de pensamientos caóticos sobre la criatura que apenas había escapado. Pikachu ya no era el mismo, y el poder inestable que emanaba de su cuerpo podría causar un desastre sin precedentes. Pero lo que más la inquietaba era la advertencia de Tengen: la criatura se había convertido en algo más allá de la comprensión de cualquier hechicero, una verdadera anomalía del jujutsu.
Mientras ascendía, su técnica de vuelo resonaba con la energía maldita en el ambiente, el aire vibrando a su alrededor como un eco siniestro de lo que había ocurrido. Takako, aún alterada, no percibió de inmediato la presencia de otros hechiceros que se acercaban desde distintos puntos. Solo cuando sintió las auras familiares alrededor, se detuvo en seco, flotando en el aire mientras sus ojos se estrechaban.
Un grupo de hechiceros apareció ante ella, sus expresiones reflejaban sorpresa y desconfianza. Uno de ellos, un hombre de cabello oscuro y mirada afilada, dio un paso adelante. Su nombre era Jin Murasame, un poderoso hechicero conocido por su habilidad para rastrear maldiciones.
"Takako Uro", dijo Jin, su voz llena de sospecha. "Estábamos investigando la explosión de energía maldita cerca de la cueva de Yamata no Orochi. ¿Qué estás haciendo aquí?"
Takako no respondió de inmediato. Sus ojos evaluaron a cada uno de los hechiceros presentes, buscando cualquier señal de hostilidad. Había escuchado rumores, susurros de traición en las sombras, y sabía que había sido acusada falsamente de liberar a Yamata no Orochi. Pero no tenía tiempo para explicar su inocencia ahora. Lo más importante era detener a Pikachu antes de que su poder incontrolable causara más destrucción.
"Es una situación complicada, Murasame", respondió finalmente, manteniendo su tono controlado. "Lo que ocurrió en la cueva fue un accidente. Algo más ha despertado, algo que no debería existir. Necesito encontrar a alguien que pueda ayudarme a controlarlo antes de que sea demasiado tarde."
Los hechiceros intercambiaron miradas, pero antes de que pudieran responder, una nueva explosión resonó en la distancia. El cielo se iluminó con un relámpago cegador, y Takako supo al instante que era Pikachu. El estallido de energía maldita fue seguido por un rugido ensordecedor, un grito de pura agonía y furia.
"¡Allí está!", exclamó una de las hechiceras, señalando hacia el horizonte. "Esa criatura... ¿qué demonios es?"
Takako no perdió más tiempo. Ignorando las preguntas y miradas inquisitivas de los hechiceros, se lanzó hacia el origen de la explosión, su corazón acelerado. Podía sentir la energía de Pikachu aumentando de manera alarmante, como si la maldición dentro de él estuviera creciendo, expandiéndose más allá de sus límites.
Mientras volaba, las palabras de Tengen resonaban en su mente. Si no lograban contener a Pikachu, el caos que desataría podría atraer no solo a los hechiceros más poderosos, sino también a aquellos que buscaban explotar su poder para sus propios fines oscuros. Y ella no podía permitirlo.
A medida que se acercaba al epicentro de la tormenta, Takako pudo ver a Pikachu en la distancia. Su cuerpo brillaba con una intensidad desbordante, destellos de relámpagos oscuros rodeándolo. Pero había algo más en su mirada, algo que la hizo detenerse un instante. Sus ojos ya no reflejaban la inocencia que alguna vez tuvo, sino una oscuridad y desesperación que helaban la sangre.
"¡Pikachu!", gritó Takako, intentando alcanzar al ser atrapado en su propia maldición. "¡Tienes que detenerte! ¡Vas a destruirte a ti mismo y a todos a tu alrededor!"
Pero Pikachu no parecía escucharla. Con un rugido ensordecedor, se lanzó contra una formación rocosa cercana, reduciéndola a polvo con un solo golpe de su cola cargada de energía maldita. La destrucción fue instantánea y absoluta, y Takako sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. Sabía que el tiempo se estaba agotando.
De repente, un fuerte estallido resonó detrás de ella. Takako giró la cabeza y vio a Jin Murasame y a su grupo acercándose. Estaban formando una barrera de energía maldita, preparándose para atacar.
"¡Murasame, no! ¡No podemos dañarlo, solo empeorará las cosas!", intentó advertirles, pero su voz fue ahogada por el rugido de la tormenta.
Antes de que pudiera hacer algo más, Pikachu se volvió hacia ellos, sus ojos llenos de furia y confusión. Con un movimiento rápido, se lanzó hacia el grupo de hechiceros a una velocidad imposible, dejando un rastro de destrucción a su paso.
Takako se lanzó tras él, su mente trabajando a toda velocidad para encontrar una forma de contenerlo sin destruirlo. Sabía que Pikachu estaba luchando contra la maldición dentro de él, pero también sabía que no podría mantener esa lucha por mucho tiempo.
"Debemos encontrar a un hechicero lo suficientemente poderoso como para sellar esta maldición", pensó frenéticamente. "Pero, ¿quién podría...?"
Y entonces, como si el destino respondiera a su pregunta, una figura apareció en la distancia. Una presencia imponente, irradiando un aura de poder y divinidad que superaba cualquier cosa que Takako hubiera sentido antes. La figura avanzaba lentamente, con pasos firmes, mientras la tormenta rugía a su alrededor.
Era Angel, la hechicera entrenada por Tsubaki, conocida por su capacidad para contener y desafiar incluso las fuerzas más oscuras.
Ángel se detuvo frente a Pikachu, sus ojos resplandeciendo con el poder de su técnica. Una leve sonrisa curvó sus labios mientras observaba a la criatura en agonía frente a él.
"Bueno, parece que tenemos un problema interesante aquí", dijo con un tono preocupado. "¿Qué dices, pequeño? ¿Quieres ver si puedes resistir un poco más?"
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Pikachu en Jujutsu Kaisen
FanfictionUn humano cualquiera es condenado a sufrir eternamente en el infierno, pero antes de caer a manos del abismo, se le da la oportunidad de arrepentirse en una nueva vida. Ahora convertido en pikachu tendrá que pagar con sus pecados en un nuevo mundo.