Extra I: El Rey Eléctrico

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Extra I: El Rey Eléctrico

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El amanecer traía consigo un aire de esperanza tras la dura batalla, pero la paz fue efímera. Pikachu, agotado y herido, apenas pudo mantenerse en pie después de derrotar a Sukuna y liberar el cuerpo del joven Gojo. Los ecos de la batalla aún resonaban en el aire, y el suelo estaba cubierto de los restos de energía maldita. La victoria parecía momentánea, un respiro antes de la tormenta.

Sin embargo, Pikachu no estaba solo. Kenjaku, siempre calculador, nunca dejaba nada al azar. Desde la sombra, observaba el cansancio de Pikachu y sabía que era el momento perfecto para actuar. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro mientras sus manos se movían lentamente, formando sellos que activaban una nueva técnica.

—"Pikachu, has demostrado ser más resistente de lo que esperaba," —murmuró Kenjaku para sí mismo, oculto entre las ruinas del campo de batalla. —"Pero tu resistencia ha llegado a su fin."

De repente, una ola de energía maldita envolvió a Pikachu. Sintió una presión abrumadora en el aire, como si el mismo ambiente se volviera hostil. Pikachu levantó la vista justo a tiempo para ver enormes sombras que se alzaban a su alrededor. Maldiciones colosales surgieron del suelo, su tamaño y fuerza incomparable a cualquier cosa que hubiera enfrentado antes. Estos monstruos gigantes eran controlados por Kenjaku mediante su habilidad de manipulación de sombras, y su único objetivo era capturar a Pikachu.

—"¡No!" —Pikachu lanzó un Rayo hacia una de las maldiciones, pero el ataque apenas hizo mella en su gigantesca figura. Las sombras se movían rápidamente, cercándolo, bloqueando cualquier posibilidad de escape.

Kenjaku apareció entonces frente a él, flotando en el aire con una expresión de triunfo. —"¿De verdad pensaste que podrías detenerme? Esto ha sido parte de mi plan todo el tiempo."

Con un gesto de su mano, las maldiciones gigantescas se abalanzaron sobre Pikachu. A pesar de su velocidad y poder, Pikachu no podía mantener el ritmo. Cada vez que intentaba evadir a las bestias, otra aparecía para bloquear su camino. Los colosales monstruos, deformes y grotescos, lo rodeaban completamente. Con un movimiento final, una de las maldiciones lo atrapó con sus gigantescas manos, levantándolo del suelo y sujetándolo con una fuerza implacable.

Pikachu, atrapado, luchaba desesperadamente por liberarse, lanzando ataques eléctricos por todos lados. Pero nada parecía funcionar. Estaba completamente a merced de Kenjaku.

—"Es inútil," —dijo Kenjaku, acercándose lentamente. —"Te he llevado al límite de tu fuerza. Ahora solo queda una cosa por hacer."

Con un gesto oscuro, Kenjaku sacó de entre sus ropajes un pequeño fragmento: el último resto de Sukuna que Pikachu había logrado derrotar momentos antes. La energía maldita que emanaba de ese fragmento era tan poderosa que deformaba el aire a su alrededor, y una risa macabra parecía resonar en el ambiente, como si Sukuna aún se deleitara en su malévolo plan.

—"Has derrotado a Sukuna, sí, pero no puedes destruir su esencia. Este fragmento contiene la maldición más poderosa de todas," —dijo Kenjaku, sus ojos brillando con malicia. —"Y ahora, serás el recipiente final."

Pikachu intentó moverse, pero las maldiciones lo mantenían inmóvil. Kenjaku se acercó más, sosteniendo el fragmento frente a él. Pikachu podía sentir la energía oscura del resto de Sukuna tratando de invadir su mente, su cuerpo, todo su ser. Luchó con todas sus fuerzas para resistir, pero la trampa de Kenjaku era perfecta. No había escapatoria.

—"Es hora, Pikachu. Come el último fragmento de Sukuna y conviértete en el nuevo Rey de las Maldiciones," —dijo Kenjaku, mientras una de las maldiciones gigantes abría la boca de Pikachu a la fuerza, empujando el fragmento hacia su interior.

Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora