Capitulo 8: Exorcista

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Capítulo 8: Exorcista

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Con el viento frío soplando entre los árboles, las dos mujeres avanzaban hacia las profundidades del bosque. Tsubaki Gojo caminaba con la misma despreocupación que la caracterizaba, mientras Ángel, ahora liberada, intentaba ocultar la mezcla de confusión y determinación en su rostro. El peso de su misión era inmenso, pero sus manos todavía temblaban ligeramente por la reciente confrontación con su pasado y el nuevo pacto que acababa de sellar.

A medida que se adentraban más en el bosque, el silencio entre ambas solo era interrumpido por el crujir de las hojas secas bajo sus pies. La mención de Sukuna y el nombre de "Kenjaku" resonaban en la mente de Ángel, pero su foco principal era claro: El Caído. Lo había perseguido desde hacía años, su odio alimentado por el sufrimiento que este causó en su tierra natal. Aun así, la extraña sensación de caminar junto a Tsubaki, alguien tan poderosa y enigmática, despertaba una nueva incertidumbre en su corazón.

Finalmente, la densidad del bosque empezó a disiparse, y frente a ellas, un claro reveló una pequeña aldea abandonada. Las casas estaban derruidas, con marcas visibles de rayos quemando la madera y el suelo. Era evidente que el "espíritu maldito" había pasado por ahí recientemente.

—Aquí es —dijo Tsubaki, con una ligera sonrisa al observar la destrucción—. Parece que nuestra misión es algo más que una simple exorcización.

—No parece ser tan complicado —replicó Ángel, con los ojos fijos en las huellas quemadas. Su mente intentaba leer el patrón de los ataques, pero algo en su interior le decía que había más de lo que se veía a simple vista.

—Siempre es lo que parece, hasta que deja de serlo —respondió Tsubaki, con tono juguetón.

De repente, el aire se cargó con electricidad. El cielo, que hasta hace poco estaba despejado, comenzó a nublarse. Nubes negras y pesadas se arremolinaron en cuestión de segundos sobre la aldea, y un fuerte zumbido llenó el ambiente.

—Parece que nuestra "rata amarilla" está cerca —dijo Tsubaki mientras sus ojos destellaban, listos para cualquier eventualidad.

Ángel se puso en guardia. Podía sentir una extraña presencia, pero algo no cuadraba. No era un espíritu maldito común. La energía que emanaba del ser en cuestión no se parecía a la de las maldiciones a las que estaba acostumbrada.

—¡Allí! —exclamó Ángel, señalando hacia el borde del claro.

De entre las sombras surgió una criatura que desafiaba cualquier explicación lógica. No era un espíritu maldito como los que había enfrentado antes. Frente a ellas, una figura amarilla de baja estatura, con mejillas rojas que emitían chispas eléctricas, apareció caminando sobre cuatro patas. Sus ojos redondos y oscuros observaban a las dos hechiceras con una mezcla de curiosidad e ira.

—¿Es esa la "rata"? —preguntó Ángel con incredulidad, mientras las chispas eléctricas se intensificaban alrededor de la criatura.

—Sí, eso parece —respondió Tsubaki con una sonrisa maliciosa—. Aunque parece que esta "rata" tiene algo de poder detrás.

La criatura emitió un chillido agudo y, antes de que pudieran reaccionar, un rayo salió disparado de sus mejillas, dividiendo el aire a una velocidad impresionante. Ángel, a pesar de su experiencia, apenas logró esquivarlo, sintiendo el calor abrasador del rayo pasar cerca de su rostro.

—No es un espíritu maldito común —gruñó Ángel, mientras invocaba su energía jujutsu para prepararse para el combate.

—No, pero eso lo hace más interesante, ¿no crees? —dijo Tsubaki, que parecía estar disfrutando del desafío.

La criatura amarilla se lanzó de nuevo al ataque, disparando múltiples rayos en todas direcciones. El suelo y los árboles comenzaron a arder, el ambiente se llenó de una densa neblina de humo y electricidad. Tsubaki, con su técnica del ilimitado, bloqueaba cada rayo que se acercaba a su posición, mientras observaba cómo Ángel se adaptaba al combate.

—Vamos, Ángel, quiero ver de qué eres capaz. Esta es tu primera misión como hechicera del jujutsu —dijo Tsubaki, provocándola.

Concentrada, Ángel levantó las manos y susurró un encantamiento. La energía maldita comenzó a fluir a su alrededor, formando una barrera protectora mientras se preparaba para un ataque directo. Sus ojos destellaban con una ira contenida, recordando por qué estaba ahí. Si podía derrotar a esta criatura, demostraría su valía y estaría un paso más cerca de enfrentar a El Caído.

Con un grito de batalla, Ángel corrió hacia la criatura, esquivando los rayos que esta lanzaba con una agilidad que sorprendió incluso a Tsubaki. La chica concentró toda su energía en un golpe certero, sus manos brillando con un aura maldita cuando alcanzó a la criatura y lanzó un ataque directo.

(Técnica de Extinción)

El impacto de la Técnica de Extinción resonó en el aire, y por un instante, el campo de batalla quedó en silencio. Ángel respiraba pesadamente, observando cómo la criatura, un ser supuestamente compuesto de energía oscura y malevolente, caía al suelo con un estruendoso golpe. El aura maldita que rodeaba sus manos se desvanecía lentamente, pero aún sentía el poder vibrando en su interior, alimentado por la ira y la determinación.

Sin embargo, la criatura no estaba derrotada del todo. A pesar del daño recibido, su cuerpo comenzó a reconstruirse. Los fragmentos dispersos de su carne maldita se unieron lentamente, regenerándose a través de la técnica maldita inversa. Las heridas profundas en su piel se cerraban a una velocidad alarmante, pero algo había cambiado: su capacidad de generar rayos había sido completamente anulada por el ataque de Ángel.

Tsubaki, que había estado observando desde la distancia, se acercó con precaución. Su mirada se cruzó con la de Ángel, y en ese momento, ambas sabían que la batalla aún no había terminado.

—Lo has debilitado, pero no está acabado —murmuró Tsubaki, tensando su propio poder espiritual.

Inversión de la técnica maldita: Rojo

La explosión resultante iluminó el claro, lanzando una onda de choque que hizo retroceder a las dos hechiceras. Cuando el polvo se disipó, la criatura yacía inmóvil en el suelo, su cuerpo aún chisporroteando con los últimos vestigios de electricidad.

—Bien hecho —dijo Tsubaki, con una sonrisa de aprobación mientras se acercaba al cuerpo de la criatura—. Aunque no creo que esto sea lo último que veamos de estas "anomalías".

Ángel, jadeante, miró a Tsubaki.

—¿Qué era esa cosa? —preguntó, todavía sorprendida por lo que acababan de enfrentar.

—Eso, mi querida Ángel, es algo que ni siquiera nosotros entendemos del todo —respondió Tsubaki, mirando el horizonte con una expresión pensativa—. Pero una cosa está clara: no algo creado  por la negatividad de este mundo. Y si hay más como ella, tendremos mucho trabajo por delante.

Ángel, aún recuperándose, miró hacia el cielo oscuro y respondió en voz baja:

—Esto es solo el principio. El Caído me espera... y no pienso fallar.

Con una última mirada a la criatura caída, las dos hechiceras emprendieron su camino de regreso, sabiendo que su misión acababa de complicarse aún más.

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Pikachu en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora