Capitulo 1

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Vicios & Pecados


Un repiqueteo de tacones sobre el mármol delata que Esther ha entrado al despacho. Si es que merece ser llamado de esa forma el hueco oscuro y frío en el que Marta de la Reina pasa los días.

-Este sitio apesta -desliza su dedo sobre el escritorio, dibujando una línea en el polvo- y no me sorprende.

-¿Recorriste 25 kilómetros para exponer lo evidente? -la voz de Marta es áspera, los tres cigarrillos que fuma al día tienen mucho que ver.

-No -garantiza Esther con un tono bajo y vehemente.

De la Reina se reclina contra el respaldo de la silla al sentir que la visitante apoya ambas manos sobre sus muslos.

-Tú sabes perfectamente lo que hago aquí, querida.

Se inclina para besarla. Sin embargo, Marta ladea la cabeza y traga saliva.

-Dos meses... -gruñe en voz baja.

Esther blanquea los ojos, enterrándole las uñas con más fuerza.

-No puedo venir cada dos días, tengo un aburrido trabajo que atender -se excusa en un susurro, dejando escapar débiles y provocadores gemidos contra los labios de de la Reina- a menos que me des un buen motivo para cruzar toda la ciudad por ti.

Marta aprieta la mandíbula, extiende los brazos y de un tirón coloca a Esther sobre su regazo.

-¿Precisas una excusa superior a esta?

La sujeta por la parte posterior del cuello y sella su boca con un beso. Lamiendo su lengua y saboreándola. Consagra las manías más perversas al servicio de su placer. Esther es éxtasis para ella.

-Sabes que siempre quiero más -Esther abre mucho la boca para sacar su lengua y lamerle desde la barbilla hasta la punta de la nariz- además tengo mis condiciones.

Marta le mete las manos por debajo de la blusa, en busca de aquella piel cálida y dorada.

-Ponme atención -se queja la visitante con voz infantil.

Los labios de Marta se encuentran entretenidos recorriendo su cuello y únicamente emite un sonido de asentimiento, que suena como un distraído «ajá».

-Quiero que venga alguien para que te ayude.

Un nuevo «ajá» por parte de Marta, cuya lengua está más interesada en llegar a los pechos de Esther que en formular algún cuestionamiento.

-No me estás escuchando -hace pucheros como niña pequeña.- quiero traer...

Esa última oración se queda incompleta.

-Te requiero aquí -murmura Marta aflojando el botón de su pantalón- este debe ser tu único trabajo.

Coloca la mano sobre su cuello para obligarla a bajar del escritorio. Esther la empuja contra la silla y se arrodilla frente a ella.

-Te recuerdo que estoy aquí con una condición - se inclina y pasa la lengua sobre el interior de su muslo- y prefiero que primero cumplas tu parte...

Alarga el brazo, sujetando la mano de Marta, y esta contiene el aliento al sentir que lame sus dedos. Los recorre con la punta de la lengua, juega con ellos, seduciéndola con perversa minuciosidad, para después metérselos dentro de la boca.

-Eso es, cielo -gime Marta y deseosa empuja los dedos hasta el fondo de su garganta y vuelve a sacarlos.

Repite esta acción varias veces. El calor se adueña de su cuerpo como la fiebre.

De pronto Esther se levanta. Y la tensión recorre los músculos de Marta.

-Vas a recibir a alguien que vendrá para ayudarte -declara con firmeza sobre su boca- y cuando eso ocurra -captura el labio inferior entre sus dientes y muerde con fiereza- vas a tener esto.

Se aleja dejando a Marta furiosa y caliente.
















"He leído esta historia, un poco rara, oscura, pero me ha atrapado, a falta de Mafin en la serie; (últimamente nos dan muy poco) es relajante leer..."







MAFIN: <<Tus Ojos>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora