Capitulo 14

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Mueres siendo de la Reina o vives lo suficiente para convertirte en escritor.



-¿Qué fue lo que hiciste, Fina? -el reclamo de la profesora Pérez me toma por sorpresa.

Golpee a la zorra que te cogiste en Atlantis.

-Molestaban a Claudia -miento evitando mirarla.

¿Por qué el enojo?

¿Por qué Carmen y no yo?

Plantearme esa pregunta duele casi tanto como los golpes y me dejan un sabor amargo en el paladar que se combina con la sangre.

-¿Y esto era necesario? -se sienta a mi lado- ¿por qué no me lo dijiste?

Miro en dirección a la enfermera, quien toma notas con su rústica máquina de escribir, en un escritorio próximo a la salida.

Esther se apareció apenas la noticia llegó a sus oídos y Claudia prefirió dejarnos a solas, quizá espera que hablemos sobre los rumores de Carmen, con todo ahora mismo hay algo que me pesa un poco más.

-Ya no trabajaré con de la Reina.

Quizá la tortura es mayor porque no tengo a quien golpear por ello (o que me golpeen, mejor dicho).

Ella ganó. Yo perdí y aunque sería sencillo ocultar la verdad o fingir que no lo sé, soy incapaz de mentirle. No puedo abusar así de la escasa confianza que tiene sobre mí.

La profesora Pérez no se toma bien mi decisión, poniéndose de pie sujeta mi barbilla y hace que la vea directo a los ojos. Su profunda mirada me ahoga.

Esther es algo a lo que no se sobrevive.

-¿Estás jugando?

Muevo la cabeza de izquierda a derecha.

-Fina... -advierte frunciendo el ceño.

-No está funcionando...

-¿Quieres un aumento?

Sacudo la cabeza con más fuerza.

-No funciona para ella, no le caigo bien y...

-Iré a verla hoy...

-No puede decidir esto por mí -sueno demasiado brusca, así que rápidamente añado- yo quiero otro tipo de empleo, uno con más personas...

Me mira, solo hace eso, mirarme en silencio, intenta descifrar la verdad en mis ojos. Pero decirle que aposté su ética con de la Reina no es la información que va a encontrar en mis pupilas.

-Lo entiendo -dice finalmente y comienza a acariciarme despacio la mejilla magullada. Supongo que a estas alturas hay una enorme mancha oscura sobre mi piel- buscaré a alguien más.

Se humedece los labios.

Esther es buena encontrando a alguien, al parecer quien nunca es suficiente soy yo.

Trago duro tras ser víctima de ese pensamiento.

-Es lo mejor.

-A decir verdad, te necesitaba a ti en él. Eres lista y perspicaz, pensé que podrías acercarte a Marta.

-Ella no lo permite... -dudo.

-No estará sola por siempre, confío en que otra chica tendrá permiso para entrar a ese despacho.

Una como Carmen.

Tenso la mandíbula.

No, la cabeza hueca de Carmen cerca de Marta de la Reina es algo que no va a pasar ni en mil años.

MAFIN: <<Tus Ojos>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora