Capitulo 9

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Una mujer que escribe es una mujer doblemente desnuda.



Un libro puede ser incluso más irritante que una persona. Y es justo por ser una persona la que está detrás de un libro. No sé qué sería peor, conocer a un idiota o leer el libro de un idiota.

¿Puede ser el libro la mejor forma de expresión de la idiotez?

Porque en una película ves que pasan cosas, en un libro alguien te las cuenta y pone todo su empeño en contarlas. Afirmaciones que muestran la mentalidad del autor en cuestión. 

Termino la nota escribiendo «MR» con tanta fuerza que la punta de mi lápiz rompe el papel. 

¿Quieres saber que veo? A ti, volviéndome loca. 

Intentando alejar de mi memoria la última tarde con ella me tallo los ojos y dirijo la atención al frente. Esther hace un mapa mental explicando las nociones de muestreo, anoto algunos datos importantes en el cuaderno y luego avisa que revisará nuestro progreso con el índice de peso informativo. 

Espero mi turno mientras releo lo que escribí, desde que Marta empezó con su estúpido acertijo todo lo que me rodea luce gris y carente de vida, indigno de ser contemplado a menos que mis palabras le otorguen el privilegio de existir. 

El mundo sigue aquí, ahora me doy cuenta que está hecho pedazos, y con la punta de mi lápiz tengo el poder de reconstruirlo a mi manera. 

¿Así se siente un escritor? 

Sí, y también un paciente del hospital psiquiátrico Animus. 

—Valero —me levanto y acudo al llamado de Esther. 

La profesora Pérez ya tiene abierto mi documento en su laptop. La institución cuenta con un sitio que permite a los profesores monitorizar correcciones en los archivos y cuantifica la productividad. 

—¿Ocurre algo que debería saber, Valero? —se inclina hacia delante, con los codos apoyados en el escritorio, mientras me mira con seriedad. 

Me senté en las piernas de de la Reina. 

Le dije a de la Reina que me vuelve loca… 

Desee besarla. 

Alto, alto.  

Se refiere al proyecto y las pobres 15 páginas que has llenado con dificultad. 

—Este fin de semana me pondré al corriente —trueno mis dedos con nerviosismo. 

—Empezar, querrás decir —dirige su atención al archivo y baja por las hojas— Tuviste que categorizar las variables. Por tamaño de fuente, página de la nota y ubicación. A mayor importancia en el ejemplar, mayor será la tarifa —me mira— ¿y sabes qué es lo más grave? — pregunta con voz apagada—no estás anotando lo que digo. 

Nerviosa corro hasta mi lugar y tomo mi cuaderno para regresar con Esther y enlistar las sugerencias que me proporciona. 

Por último, cierra el documento y antes de dejarme ir ordena. 

—Quédate después de la clase. 

No estoy haciendo nada bien últimamente.  

Cuando todos se han ido me acerco al escritorio de la profesora Pérez arrastrando los pies. Esther se levanta para cerrar la puerta antes de plantarse frente a mí.  

—¿Todo bien? —pregunta con un tono más amable. 

—Sí, perdón, yo… sé que voy algo atrasada. Este fin…  

MAFIN: <<Tus Ojos>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora