Capitulo 28

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Los errores son jodidamente atrayentes.

Aprieto los puños, enojada conmigo misma.

Ella me avisó, estaba esperando mi regaño, estaba esperando que cogiera mi moto y le recordara una vez más que mateo es un idiota. Claudia confiaba en que llegaría a tiempo.

Volteo sobresaltada al notar que un auto se me acerca despacio. Es un audi.

-¿Te acerco? -pregunta la pelirroja que va conduciendo.

Niego, ahora mismo quiero patear a Marta, pero esa no es excusa para irme con Esther.

-Lo lamento -dice- debes entender que solo tiene miedo.

Aprieto la mandíbula.

-¿De qué desaparezca igual que Begoña?

No voy a perder el tiempo fingiendo que no lo sé. Esther acelera y frunzo el ceño escuchando que presiona el freno a fondo después de avanzar unos metros.

Cuando la alcanzo veo que sostiene el volante con ambas manos, tiene los ojos cerrados y respira profundo. Intenta controlarse.

-Por eso me diste el empleo, ¿no es cierto? - me inclino posando el brazo en la ventanilla del copiloto.

-No -abre los ojos y me mira. La tristeza contenida le da un brillo especial a sus pupilas- estás ahí porque yo me iré por un tiempo y Marta no puede quedarse sola.

Si alguien entiende a estas mujeres necesito que me las explique justo ahora.

-¿Eso es parte del plan, "quiero hacerlo bien contigo"?

Levanta las cejas.

-Me sorprende que lo recuerdes, considerando que ahora tienes mi papel.

-Yo no participo en la ridícula historia de ustedes dos.

Golpeo la puerta y sigo mi camino.

-Voy a regresar -avanza despacio a mi lado- yo necesito... -intenta hablar varias veces, pero no encuentra las palabras correctas- necesito visitar ese internado... necesito saber qué ocurrió con ella.

-Han pasado cinco años. ¿por qué irás a buscarla hasta ahora?

-Creo que eso ya lo puedes entender -murmura derrotada- yo no tuve a nadie que entrara al despacho de Marta para abrirme los ojos. Sé lo que es estar atrapada ahí.

Cruzo los brazos sobre mi pecho.

-Simplemente dile que vas a buscarla.

-Sube al auto -me pide una segunda vez.

Volteo a ver la interminable carretera y luego a Esther. Decido aceptar su oferta.

Pérez conduce despacio y el silencio nos rodea por varios minutos.

-No le diré a Marta que visitaré el lugar que se tragó a la única mujer que ha amado de verdad.

Agacho la cabeza.

-Ella cree que la culpas.

-Si creyera que Marta la lastimó la estaría torturando en un calabozo y jamás hubiese permitido que te acercaras a Aurea Mediocritas.

-A ustedes dos les falta mucha comunicación.

Respira profundo y abre la boca varias veces para decir algo, pero siempre se arrepiente en el último segundo, hasta que finalmente coge el valor necesario para confesar.

-Me abandonarían -su voz se quiebra.

La miro atenta. En mi cabeza hay un caos, ordenar la información que tengo sobre ese trio me provoca jaqueca.

MAFIN: <<Tus Ojos>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora