LUNES
A las 6:00 a.m. en punto me desperté sin ganas de ir a trabajar, todo lo que había pasado el día del evento me tenía confundida y desanimada. Todo el fin de semana me la pase llorando, me sentia la mujer mas estupida del mundo, muy dentro de mi esperaba una llamada de Taylor, pero eso nunca pasó. Después de veinte minutos de estar dando vueltas en la cama, decidí ponerme de pie e irme a trabajar, tenía que hacerlo no tenia otra opción, no podía verme débil ni frágil frente a Taylor. Me levanté de la cama, me duche y me vestí, mi estómago me pedía comida, pero no tenia animos de nada, asi que tome mi bolso y salí rumbo a mi trabajo como todos los días, al llegar me paré frente a las dos torres observándolas uno momentos, respiré profundo y después entre. Subí a mi piso y me tope con Rafael, lo salude y me pidió que lo acompañara a su oficina.
—no se si lo sabes pero Taylor tuvo que salir en un viaje de emergencia, uno de nuestros clientes quería una presentación detallada de un plan de trabajo– suspiro –me pase toda la noche haciendo la presentación y como el jefe me vio muy cansado decidió ir él, lo cual le agradezco.
—¿Que cliente era?– pregunté curiosa.
—la aerolíneas "Made to Fly" no les gusto el comercial, ni los carteles.
—¿Que? ¿Porque Taylor no me dijo nada?— dije irritada –yo tenia un plan de trabajo de reserva, ya le había dicho que los clientes no parecian muy satisfechos.
—no lo se Mila, tal vez no quiso intentar tu fin de semana.
—¿cuando vuelve?— pregunte ya molesta, Taylor no quería arruinar mi fin de semana, lo que no quería era tener contacto contigo.
—si todo sale bien regresa en dos o tres dias, ahora necesito que me ayudes en algo– volteo a ver unas cajas –necesito que me ayudes a llevar esto a este domicilio– me paso un tarjeta de presentación que decía “Casa hogar Luz de esperanza” –yo no lo puedo hacer, tengo que hacer otra presentación ¿podrías ayudarme?
—¿que hay en las cajas?– tome la tarjeta.
—son juguetes para la casa hogar, lo que pasa es que...– su teléfono nos interrumpió, lo tomó y le dijo a la persona que estaba en la línea que le diera un momento –tengo que contestar esta llamada ¿me harás ese favor?
—si claro, voy por alguien para que me ayude con las cajas.
Rafael solo me hizo un gesto de aprobación, salí de su oficina y camine a la mía, me puse a observar la tarjeta que me había dado Rafael, ¿porque mandaran juguetes a esta casa hogar? ¿quien los enviará? Aun no entendía muy bien qué pasaba, tomé el teléfono de mi oficina y llame a los chicos de la imprenta para que me ayudaran con las cajas.
Tome una de las camionetas de las torres y las cargamos con las cajas, cuando ya estaba lista le marque a Rafael para decirle que iba rumbo a la casa hogar. Minutos después ya iba en camino. La camioneta era muy fácil de manejar, esto de andar en coche es más cómodo, he estado ahorrando para comprarme mi propio coche pero aun me falta dinero, mi padre me había comprado uno pero cuando me fui de casa se los deje a mis padres, algunas veces se los pido prestado.
Cuando llegué a la casa hogar, una chica me recibió en la puerta, se veía sorprendida y extrañada al verme llegar.
—¿puedo ayudarte en algo?– dijo la chica, parecía confundida.
—traje algunas cajas, trabajo en las dos Torres, me mando Rafael.
—oh que bien y ¿por qué no vino él?
—Rafael tenía mucho trabajo.
—vaya, debés de ser de confianza, en todos estos años no habían mandado a otra persona.
—pues, gracias.
—pasa por favor, mi nombre es Luisa, dejame mostrarte lo que hacemos aquí.
—mucho gusto, soy Mila.
Luisa me guió por los pasillos de la casa hogar, me sorprendió ver que estaba muy bien equipada, tenían clases de topo tipo para los niños, música, cocina, canto, gimnasia, etc. Las habitaciones eran enormes y también estaban bien equipadas, en cada una habia dos literas, cajoneras y escritorios para los niños. Se sentía un ambiente feliz y agradable.
—¿no tienen clases de pintura?
—teníamos, pero la maestra tuvo a su bebé, estamos buscando quien la reemplace mientras ella regresa de sus incapacidades.
—yo puedo ayudar, hace tiempo tome un curso de pintura– sonreí –antes de decidirme que quería ser editora, aun pinto pero no tan a menudo.
—seria genial, solo que el suelo no sería muy alto.
—no te preocupes por eso, no pensaba cobrarles, quiero aportar un poco a la causa. Además sería saliendo del trabajo.
—¿de verdad?– se puso feliz –pues mil gracias ¿te gustaría ayudarnos a repartir los juguetes a los niños?
—sí, por supuesto.
Entre Luisa, un chico muy joven que al parecer era su hermano y yo bajamos las cajas de la camioneta y las llevamos al gran patio donde los niños jugaban. Al vernos con las cajas los niños, al menos 20, se acercaron muy alegres para ver que contenían Luisa se paro enfrente de ellos y puso orden.
—a ver niños, necesito que estén tranquilos, ya saben como es el procedimiento— la voz de Luisa era dulce, pero llena de autoridad, sabía como manejar la situacion perfectamente.
—¿cuántos niños tienen en total?– le dije cuando se acercó a mí y comenzó a abrir las cajas.
—Ahorita tenemos 37, son 24 niños de entre 3 y 9 años de edad, 5 bebés que no pasan del año y 8 de entre 12 y 15 años. Gracias a dios tenemos pocos, hubo una época en que llegamos hasta cien niños, era un caos aquí.
—vaya, es de admirarse– dije sorprendida.
—lo se, pero al que hay que admirar es a Taylor, él es el dueño de la fundación y sin él muchos niños estarían en situación de calle.
—¿Que? ¿En serio? eso no lo sabía.
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Claudia Franco 🫶🏼
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Nos Pertenecemos
Romancedos familias separadas por el odio fundado por los abuelos de la familia harán hasta lo imposible para impedir que dos de sus integrantes se amen con libertad, podra el odio hacia un apellido evitar que Milla y Taylor se amen? 03/10/2024