«La gran tragedia de la vida no es la muerte. La gran tragedia de la vida es lo que dejamos morir en nuestro interior mientras estamos vivos».
-Norman Cousins.
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No los amaron.
Todo estaba yendo de maravilla (en serio), pero al final los quemó.
—Fue culpa tuya. —Frunció el ceño en dirección a Dominic—. Si no hubieras estado tan ocupado en... —Se interrumpió, consciente de que no podía mencionar las razones delante de Alex.
—¿Tan ocupado en qué, Laurie? —El idiota tuvo el descaro de burlarse.
—Están exquisitos. —Alex tan amable y precioso—. No le prestes atención a Dom.
Lauren sacó la lengua de manera juguetona hacia Dominic y se acomodó más cerca del niño en el sillón. Movió las piernas y le dio un pequeño golpe en el estómago. Él le tomó uno de los pies y le dio suaves masajes.
—Te lo agradezco, Alex. —Le sonrió con encanto—. Tú sí sabes apreciar mis habilidades culinarias.
—No pongas a mi hermano en mi contra. —Le pinchó el talón. Lauren soltó una risilla en respuesta, y Dominic sonrió—. Entrañable.
—Nic —interrumpió Alex, mirando el celular que sonaba entre sus manos—, es mamá.
—Tienes que contestarle, Al —dijo con seriedad.
Con un suspiro fatigado, Alex se puso de pie del sofá y se encaminó hacia su habitación con el celular aún en la mano.
—¿Cuántos años tiene? —preguntó con curiosidad.
—Diez —respondió él con un tono orgulloso—. Le agradas bastante.
Se sintió halagada, de una manera reconfortante. Se mordió el labio, tratando de ocultar una sonrisa. Dominic abrió los brazos y ella se acercó.
—Hola —murmuró, abrazada a él.
—Hola, Laurie —sonrió—. Mírate nada más, Russo. Eres gloriosa.
Sin profundizar en sus siguientes acciones, le dio un beso casto en los labios. Dominic abrió los ojos, sorprendido.
—Lo lamento. —Boqueó con torpeza.
Dominic le devolvió el gesto con un beso en la punta de la nariz.
—¿Por qué te disculpas?
Ella se encogió de hombros.
—Pensarás que soy demasiado empalagosa.
—Bien, la próxima vez que te disculpes, recuerda esto —añadió con tono juguetón. Antes de que tuviera la oportunidad de responder, Dominic le tomó la mano y se la colocó sobre el pecho.
El corazón le latía con vehemencia. Por fuera, fingía serenidad, pero por dentro era un caos. Era un contraste extraño, pero revelador para Lauren de lo bien que Dominic ocultaba sus emociones.—Me sorprende lo mucho que me pones nervioso, Russo. Es una ofensa a mi persona.
—¿Por qué? —respondió, jugando con él, aunque tenía las mismas pulsaciones erráticas—. ¿Es que nadie te pone nervioso?
Dom se remojó el labio inferior.
—Es fácil para mí deshacerme del sentimiento, pero contigo ha persistido desde que era niño —explicó con sinceridad.
Lauren soltó un suspiro cargado de añoranza e ilusión. No titubeó al confesar:
—Me gustas, Nic.
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Divinos Dioses Heridos
RomantizmLa existencia humana es un entramado infinito de palabras, regido por un poder superior a ellos mismos. Fuerte, poderoso, imponente. Aterrador y deslumbrante. La belleza de un ángel, envuelto en dinero y veneno con sabor a afrodisíaco. El apellido R...