Capítulo 33: Halló a su bruja

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Capítulo 33: Halló a su bruja.

“Ella vendrá, me prometió que siempre que la necesite vendrá a mí... Tenía que haberla puesto en una celda hasta mi regreso”.

Lord Cregan Stark, guardián del norte regresó a su castillo con varias heridas y marcas de batalla, su labio en especial fue partido por la punta de una espada la cual se acercó mucho a su rostro.

Lo primero que esperaba ver el hombre cuando llegara era un rostro conocido o al menos sentir su aroma flotar en el aire, pero no hubo tal cosa, solo huele a quemado y sangre.

Su ciudad fue atacada en su ausencia, jamás creyó que esos salvajes se atreverían a tal locura, fueron aplastados por los guardias, sin embargo, hubo una batalla brutal donde decenas de inocentes y sirvientes murieron por el incendio, parte de su estructura está ahora en ruinas. Es un duro golpe para el orgullo del norte y la casa del lobo Huargo, varios ojos se posaron sobre él con decepción, son los lores los cuales no abren sus bocas por temor aunque sí murmuran a sus espaldas.

Su hermana Sara se negó a huir en la lucha y terminó con algunas quemaduras, lo primero que hizo fue ir a verla a su habitación donde estaba tiraba con su pierna descubierta.

—¡Cregan! —llamó ella emocionada, el Lord se instruyó para que no se levante, la quemadura se extiende desde el muslo hasta el tobillo, no se ve bien.

—Lo siento, Sara —dijo parado, con sus ojos fijos en la herida.

—Oh, esto no es tu culpa —lo interrumpió, su voz normalmente fría solo se suaviza cuando habla con su hermano —. Peleaste con valor contra los nacidos del hierro, esto nadie podía imaginarlo.

El maestre Kevan avanzó unos pasos para hablar con el Lord acerca de las quemaduras de la señorita Sara, él escuchó atento, ella volverá a caminar pero necesita reposó. Lord Stark ordenó mantener a su hermana en total inactividad hasta su recuperación, salió de la habitación con un nudo en la garganta, no pudo proteger a su hermana y su amante no da señales de vida, todas las mujeres bajo su ala parecen haber sufrido.

En las batallas cosas ocurren, los niños son asesinados y las mujeres violadas, además de flechas lanzadas por todas direcciones.
No debe pensar en eso, es una criatura escurridiza, puede huir de él, entonces puede huir de cualquier cosa. De seguro solo está esperando a que caiga la noche para darle “su regalo de bienvenida”, sonrió al pensarlo, su cuerpo necesita donde desahogar esta tensión que se acumula por todas las derrotas consecutivas.

El primer día se lavó bien y esperó en su habitación con sus cabellos peinados, estuvo sentado por horas mientras bebía en su sillón, esperó pero nadie tocó su puerta.

Puede tardar, no hay problema, el segundo día hizo lo mismo sin perder la compostura, esa noche fue fría, al menos obtuvo noticias del paradero de lady Velaryon, ella fue hallada en el camino muy confundida y llena de tierra, decía no recordar nada, la envió directamente a su ciudad con una profunda disculpa a su familia, desde el comienzo no le interesa esa mujer, ahora que una jovencita invade sus pensamientos mucho menos, la extranjera llena su cabeza todo el día.

Decidió matar el tiempo escribiendo en el papel con tinta, estuvo practicando el arte de la poesía estos últimos tiempos, pues le agradó escribir aunque no sea lo suyo, tal vez pueda darle una carta a la muchacha cuando venga, porque ella vendrá.

Escribió rápido algunas cosas obscenas de las que se burló en su interior: “Mi pene el feliz cuando vierte su semen en tu vagina”, se rió y tiró arrugado el papel, no puede darle algo tan atrevido, aunque no será inapropiado según la ocasión pues luego de darle la carta la pondrá de cuatro en la cama para cogersela.

La bruja cobarde (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora