Capítulo 36: Huir.
“No creas que no me duele no decirte adiós a la cara, aunque lo hubiera hecho no cambia nada. Eres un hombre de palabra, Cregan Stark. Fue un placer estar ante un hombre como tú y debajo fue simplemente una bendición”.
El día que Lyrias de Kahil abandonó Winterfell era un día nevado, comenzó con la visita de las doncellas: unas jovencitas muy amables las cuales entre risas divertidas se peleaban para servirla.
“Elija este vestido”, decía una, puso la tela gruesa rojiza ante ella, el tono le recordó al miembro del Lord así que lo acercó para examinarlo.
«Es un buen color», ya puede pararse con libertad pues sus puntos están sellados, luego de su reunión con los invitados Velaryon, Lord Stark tuvo una fuerte discusión con Lord Velaryon quien exigía una recompensa por el honor de su hija, Lyrias no entendía bien el asunto pero cree que todo es un teatro pues Cregan Stark realmente nunca demostró siquiera interés en la mujer. Ya fueron tres días que Lord Stark decidió llevar este asunto a la capital, no teme a nada, llevará el caso ante el rey de los siete reinos quien oyó es el hijo sobreviviente del difunto rey Aegon II, su nombre es Jaehaerys Targaryen.
“—Volveré —le había dicho el hombre la noche que emprendió rumbo, era tarde y se metió en su habitación solo para despedirse. En ese momento la había agarrado del mentón y besado en los labios, algo que no hacía fuera de la cama”.
Desde entonces tiene a Sara Nieve cuidando cada paso como si fuese la misión de su vida, también a estas jovencitas tan lindas interesadas por los muchos vestidos que Lyrias ni siquiera sabe de dónde salieron. Puede jurar que no son suyos, pero se los pone todos los días.
“Este color acentúa sus ojos, mi señora”, repetía otra muchacha apretando a la del vestido rojo, todas son muy jóvenes de no más de trece años y tienen un afán muy curioso por los ojos de la extranjera, es normal, cuando llegaban extranjeros a Kahil ella también se acercaba a verlos.
Con el paso de las semanas se había acostumbrado a las mujeres norteñas, normalmente está rodeada de hombres los cuales creen que la misma Lyrias es uno de ellos, hace mucho tiempo que no se siente mujer entre las suyas, la compañía de Sara Nieve no cuenta pues ella la vigila, no tiende a tratarla como una igual ni como una inferior, realmente ni sabe cómo qué la trata.
“Me agradas”, decía varias veces la castaña, o solo no le molesta, mientras el Lord tenga un interés en su persona su hermana la acepta como aceptó a Abilysa Velaryon en su momento y ella era un demonio en piel humana.
Hoy Sara no estaba presente, tenía un asunto con el suministro de granos y fue a los almacenes con su grupo para hacer el conteo y verificar que todo marche bien para su pueblo, Lyrias aprendió a admirar su trabajo y dedicación, es una mujer inteligente, ella por otra parte ya no tienen nada que hacer en Winterfell sin el Lord. Aunque le gusten los jugos, la ropa suave y abrigada, su aquelarre debe estar en aprietos contra la bruja cambiaformas, han pasado semanas.
—La señora quiere lavarse —dijo una de las chicas, trajo una cubeta y Lyrias la vio con tristeza —. ¿Qué ocurre, mi señora? ¿No es suficiente agua? ¡Iré por más!
Lyrias se apresuró a negar, agitó sus manos en signo de “no, no es eso”.
—Claro que no es suficiente agua —interrumpió otra muchacha —. Lo que desea la señora ahora que puede pararse es ir a los baños —explicó como si acabara de descubrir algo asombroso.
—¿Desea ir a los baños, mi señora? —preguntó la primera chica aún con la cubeta en la mano, no parecía del todo convencida —. La señorita Sara dijo que podíamos salir al menos que ella este... —vio la cubeta de nuevo, para cualquier señora sería vergonzoso lavarse solo en una cubeta por días —. Bien, supongo que podemos si no nos tardamos.
Esa mañana fue llevada muy felizmente a los baños donde las jovencitas se apresuraron a entrar para arreglar todo, tan de prisa que a Lyrias no le costó nada hacerles creen que ella ingresó junto al grupo, pero solo fue una sombra la cual envió mientras se escapaba por un pasillo al otro lado.
«Esta es mi oportunidad», se dijo, caminó rápido, no puede correr o alertara a los perros guardias.
La energía dentro suyo saltó muy feliz, Lyrias se preguntó si esa entidad también quería irse del castillo, cuando volteó por un pasillo una figura de espaldas la detuvo en seco: Sara Nieve, ella se paró en la puerta con un grupo de hombres quienes la oían atentos.
Por ello la criatura estaba tan feliz, no quería salir del castillo, sabía que se estaban acercando a su ídolo femenino quien le da jugo cada vez que quiere, Lyrias se maldijo, de solo verla de lejos recordó la aura del Lord y la criatura se alteró más.
“¡Vamos, vamos, vamos!”, oía el chillido en su interior, no sabe si es suyo o de la criatura, aprendió a decir cosas lo que asustó mucho a Lyrias, el espíritu sube de nivel cada día, ante la ausencia de Lord Stark se volvió muy apagado a su media hermana Sara, el aura y el aroma es parecido, al espíritu le gusta mucho ella.
«No iremos, y tú tienes los días contados», es un espíritu para nada malicioso, se dio cuenta, pero no puede simplemente dejarlo vivir en su cuerpo, ¿y si algún día muestra su verdadera cara e intenta tomar el control? Tristán sabrá que hacer cuando se lo muestre.
Agachada gateó por el patio, con cada centímetro alejándose la criatura dentro suyo se ponía más nerviosa, hasta que entendió: Estaba huyendo del castillo, del norte y de la manada.
La criatura estalló en un llanto que a Lyrias le heló la sangre, sintió la herida en su pecho doler y casi cae, aún así se levantó y se metió en una carreta que salía del castillo al pueblo, con la paja escondiendola muy bien el caballo galopó por las puertas hacia el camino, el movimiento la agitó de una manera brutal pues el camino está lleno de piedras, como así los chillidos estridentes en su interior le hicieron doler los oídos.
Es un escape sucio, lleno de problemas y doloroso, al menos se llevó un lindo vestido rojo que le recuerda a su cosa favorita en el mundo: «el pene de Cregan Stark».
No hay que calle a la criatura, gritó tanto que se quedó sin voz al segundo día, chillaba tan fuerte que Lyrias solo podía oír un pitido, creyó haber quedado sorda.
En el castillo una mujer se desmayó al mismo tiempo, la noticia la golpeó tan duro que deseó nunca despertar, todos al rededor la sujetaron mientras gritaban: “¡Señorita Sara!”, sin duda ella está maldecida.
Perdió a su sobrino y la madre, quería que la tierra la tragase antes que su hermano regrese.
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Técnicamente no fue culpa de las jovencitas, pues Lyrias uso una sombra para hacerles creer que ella también ingreso al cuarto de baño.
Por cierto, Lyrias tiene 0 contexto de todo lo que ocurrió mientras agonizanba, no sabe qué murió lydia ni las muchachas de la cocina, tampoco que Edward Karstark regresó.
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La bruja cobarde (Cregan Stark)
FanfictionLyrias desea levantar la maldición que tiene en su cuerpo: Es muda, los espíritus malignos la persiguen. No es su naturaleza ser muda, al ser proveniente de una larga línea de brujas la maldición se posó en su cuerpo impidiendo su voz, pero hay una...