Capítulo 23: Dormir con Johaan Blackwood

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23: Dormir con Johaan Blackwood.

“Siento que él me ve de una forma más intensa cuando me parezco a Edward Karstark”.

Luego de una larga noche entre los brazos de un lobo despertó de a poco removiendose, las pieles los cubrieron del frío invernal.

La bruja fue desbastada, tirada entre los brazos del captor se preguntó: «¿Cómo ocurrió esto por segunda vez?», se supone que una vez basta y sobra, sin embargo, ella fue jodida dos veces por un norteño el cual ahora mismo duerme profundamente a su lado, la respiración acaba en una especie de ronquido muy agradable, placentero según Lyrias.

¿Los ronquidos de alguien pueden ser agradables? Seguramente ya perdió la cabeza.

Tiene un rostro severo hasta cuando duerme, esas cejas parecen estar fruncidas todo el tiempo aunque no lo haga, su mentón es prominente y la línea de su cuello gruesa con esa manzana marcada, le pareció un hombre atractivo y aterrador en todos los sentidos, la perfecto combinación entre lo seductor y peligroso.
Los brazos son como cadenas soldadas cerradas alrededor de su cintura, Lyrias intentó quitar el agarre pero fue inútil: “No te moverás”, decían esas bandas de acero bien sujetas.

Intentar quitarlas es inútil, solo le quedó deslizarse hacia abajo con suma dificultad, tuvo que pasar todo su rostro por partes muy privadas las cuales se emocionaron al contacto: «¡No, no es una atención! ¡Bájate!», retaba al miembro vivaz y feliz quien se puso tenso al tenerla tan cerca, aunque el hombre solo se incomodó con un quejido, no se despertó.

Lyrias casi cae de la cama y salió ágatas de la habitación luego de colocar su vestido, agradece enormemente que no haya nadie en el pasillo, en su totalidad vacío para su huida.

Se arrastró a su habitación donde halló a una persona sentada en la cama, él la miró e hizo el rostro a un lado con rapidez.

«Puede verme», se dijo anonadada, ese lobo seguía rompiendo su máscara una y otra vez en los peores momentos, quiso regresar a la alcoba del Lord solo a ponerle una maldición, aún más cuando camina dando un pequeño saltito por el ardor en su intimidad, su interior palpitó.

—Regresaste —habló primero el joven Blackwood, este tenía unas ojeras marcadas, de seguro no durmió en toda la noche, aunque aún hay tiempo, el débil sol tardará en salir.

Lyrias se sentó en la cama, no hay por qué fingir, Johaan la miró de reojo indeciso. El silencio fue perturbado por el mismo Johaan quien parecía tener muchas cosas por contar.

—He tenido un sueño horrendo —confesó —. No se sintió como un sueño en absoluto.

Es un día normal, estoy entrenando con el caballero cuando llega un gran sequito liberado por Lord Blackwood, ellos piden mi cabeza como compensación por el crimen de mi padre.

Entonces Lord Stark le ordena a su lobo Huargo arrancarmela, lo último que veo antes de despertar son los colmillos y lo último que escucho son las risas, incluso la de Lord Stark y... la de mi amigo Edward Karstark”.

«Ilusiones», tan vivido que puede aterrar, mientras ella era jodida por Lord Stark, lady Velaryon estuvo metiéndose en la cabeza de Johaan Blackwood. Esto va en contra de las costumbres y leyes.

La bruja atormenta al joven con sangre de hechicero, es cruel al hacerle aquello a un hechicero que no puede defenderse: La ley de Aeron ordena a los brujos ancianos jamás levantar su mano contra los jóvenes e inexpertos.

Pero el cambiaformas que posee a lady Velaryon vive fuera de las leyes y costumbres, es una criatura malévola a la cual Lyrias también asusta, sin embargo, ver a Johaan quien siempre fue valiente y atrevido tan atemorizado le provocó un gran dolor.

Lyrias extendió su mano y usó su influencia para calmarlo, no funcionó, la energía no fluyó pues él posee un linaje inclusive superior al de la misma Lyrias, como así el lobo cambiapieles, de la misma forma el joven no fue afectado pero dejó ser el suave toque.
Con un pequeño beso en la palma de la mano trasmitió su buenos deseos y su cariño hacia este jovencito el cual sin duda es un sol que ilumina en medio del invierno, o un árbol fuerte de hojas amarillas, así ve Lyrias a Johaan Blackwood.

—Gracias —dijo Johaan, se acomodó en su sitio para darse vuelta contra la pared, Lyrias se preguntó si pretendía quedarse a pasar la noche, nunca se sintió incómoda con él pero justo ahora un hombre Stark había hecho con su cuerpo cosas muy excesivas dejando su rastro por todas partes.

La cabeza de Tristán Rogare miró desde lo alto de la repisa con sus cejas alzadas, muy intrigado por la actitud tan fuera de lo común del muchachito Blackwood, la cabeza pensó: «la sangre de los brujos tira más fuerte que las leyes de los humanos», la divina conexión de los hechiceros la cual los humanos comunes no podrían nunca entender.

Todo brujo, todo buen brujo de luz y no de tinieblas, busca un aquelarre, en círculo supremo de sus pares donde puede quitarse la piel y quedar al descubierto tal y como es, es su instinto más primitivo: buscar a sus hermanos.

Esa noche Johaan durmió a los pies sin hacer ruido alguno, no preguntó ni buscó de más entre las sábanas, ambos estaban uno al lado del otro sin tocarse divididos por una manta.

Lyrias siempre tuva la sensación que Johaan Blackwood la mira de forma diferente cuando está con su verdadera cara a cuando tiene el rostro de Edward Karstark, sus ojos son más brillantes cuando ve al muchacho pero más cariñosos cuando la mira a ella, es un sutil: “Te encontré”.














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Escenario posible:

Cregan: ¿Entonces me dices, bueno, me escribes que luego de que te haya rellenado como dona de panadería fuiste a compartir cama con “tu amigo el gay"? ¿Realmente me crees tan imbécil?

Lyrias: Es mi hermano de brujerías, además batea para el otro lado.

Cregan: ¿Y por qué te lo besaste?

Lyrias: Es que así nos llevamos en el aquelarre.

La bruja cobarde (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora