Capítulo 1: Remar hasta desmayarse

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Capítulo 1: Remar hasta desmayarse.

“Siempre lo quise, estoy harta de fingir que no”.

Remar hasta el cansancio, hasta desmayarse para volver a despertar y seguir remando. Kahil se hizo pequeño en la lejanía.

—¡Vamos! ¡Vamos! ¡No te rindas! —alentó la voz rasposa de la cabeza ceremonial que había llevado consigo.

La cabeza disecada y en miniatura perteneció a un hombre de Lys llamado Tristán Rogare, al parecer hizo tratos con quién no debía hace más de un siglo y quedó atrapado en esta forma como castigo.

Cuando el caos azotó Kahil la joven Lyrias corrió por el salón de la matriarca buscando un refugio cuando la cabeza colgada entre las demás agonizantes la llamó: “Ey, ey, chica, llévame contigo y te ayudaré a levantar la maldición de tu cuerpo”.

Entre el caos y las demás hermanas corriendo, Lyrias no creyó prudente solo tomar la cabeza, nadie puede descolgar las cabezas disecadas, están ahí por alguna razón, algunos son brujos malvados y otros criminales o esclavistas capturados, todos gritan o se mantienen en silencio absoluto fingiendo estar muerto.

Con la petición de Tristán las demás despertaron: “¡No, llévame a mí!”, “¡a mí!”.

“¡Tu cállate, imbécil!”.

“¡Ven y dímelo a la cara!”.

Su maldición, nadie habla de ello, se dice que su madre fue una bruja la cual se confabuló con un escavista, otros dicen que él la tomó por la fuerza, no sabe cuál es la verdad pues la mujer había muerto desangrada al momento de dar a luz.

La maldición es un testimonio, un rastro, de la más cruda verdad.

Cuando un niño vive sobre la muerte de la madre se crea una sombra sobre su alma, la protección máxima de una mujer dando la vida por su hijo o el odio de una joven que fue violada y luego tuvo que morir por el fruto de su desgracia, Lyrias cree en el segundo rumor pues nació con espíritus malignos detrás suyo y sin voz para gritar.

Criada en el seno de la residencia principal de la matriarca cual sirvienta, ayudante y aprendiz, nunca destacó por su habilidad aunque sí por su diligencia con las tareas diarias, así se mantuvo un largo tiempo en la residencia hasta la caída de Naath.

“La maldición”, ¿es posible? Nunca nadie le habían propuesto tal cosa, solo la dejaron a un lado mientras realizaba sus trabajos ignorando a los espectros que desean su alma, al menos al rededor de la matriarca del aquelarre no pueden tocarla por la enorme influencia.

La noticia de la muerte repentina de la matriarca hizo un gran revuelo, muchos huyeron, «si tan solo fuera real», pensó en ese momento.

Lyrias desató la cabeza de Tristán Rogare y huyó a costas del otro extremo, desde entonces rema hacia algún lugar con la guía del brujo disecado.

¡No puede creerlo! ¡Es realmente cobarde! ¿Por qué hizo aquello? No tenía noción del peligro real, tenía que haberse recluido en alguna cripta con las otras hembras, aunque nadie quiera hacer equipo con ella pues los maldecidos no pueden incursionar en ese terreno.

—¡Más rápido! ¡Más rápido! —gritó feliz Tristán, la joven muda solo aceleró lo más que pudo —. Si tuviera manos te ayudaría, cuando recupere mi cuerpo humano voy a compensarte, niña. Por ahora, mejor vayamos al norte, desde mucho que no veo a esos sujetos.

Lyrias miró a la cabeza la cual se hallaba feliz, tenía una sonrisa en esa boca que se había desatado de sus hijos, es una pequeña cabeza seca con arrugas y los ojos cocidos, su largo cabello fue usado para atarse a la cintura de la muchacha.

Kahil cayó a los tres días, más allá del mar resonó el grito de las brujas quemadas, Lyrias tuvo una enorme sensación de pérdida y quiso llorar, ¿están quemando su hogar?

Los isleños nunca trataron de buena forma a los maldecidos, son criados por no matarlos, por pura misericordia de los superiores los cuales nunca pueden atentar contra la vida de un niño, eso no significa que sean tratados como iguales: Lavar, limpiar, aprendiz de nodrizas, nunca ascender en la brujería, solo saben lo básico.

“Darle poder a un alma maldita es un error”, no es un asunto de que se hable con facilidad, pero todos lo saben, incluso la taciturna tonta de la biblioteca lo puede saber.

Con forme remaba el aire se había más frío y el agua más pesada, hasta el punto de volverse difícil respirar, con sus manos ya rojas y duras se cayó hacia delante.

—¡Falta poco! —exclamó la cabeza de Tristán Rogare —. ¡Mira las costas!

Levantó la mirada, tenía los ojos idos y mucha sed, a lo lejos la tierra firme la hizo sonreír, de verdad está cerca. Como pudo tomó los remos y dio un último esfuerzo, se arrastró prácticamente por la orilla donde vio a algunas mujeres lavar sus ropas.

Hubo gritos y algunas solo se fueron sin mirar atrás, los extranjeros son un tema delicado entre esta gente. Solo una mujer regordeta la cual llevaba a un niño en sus brazos y una canasta en su espalda se acercó con cautela hasta donde la muchacha se arrastraba con dificultad.

Lyrias sintió un toque caliente, fue una capa la cual la cubrió, es algo afelpada y grande, la mujer se marchó luego de darle el abrigo. Pronto el lugar quedó solo, el frío agrio su garganta y quiso vomitar, el hambre y la sed son los peores enemigos en el mar, ahora está en tierra firme y solo puede gatear hasta el bosque que se alza ante sus ojos, es magnífico: «¿qué es eso blanco que cae del cielo? No son gotas de agua, es más pesado y parece flotar en el aire».

Leyó de ello en la biblioteca mientras se ocultaba para poder tener un momento a solas antes de regresar a fregar los pisos del gran salón: se llama nieve.

—¿Estás riendo? Por los siete, elegí a una loca —se lamentó la cabeza de Tristán, sus labios temblaron, aunque no tenga cuerpo aún puede sentir frío.







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Cregan atrapa a su esposa por detrás para besarla apasionadamente:

Cregan: Si me rechazas solo debes decirlo.

Lyrias: *niega con la cabeza*

Cregan: ¿No me rechazas? Perfecto.

Lyrias: «¡No! ¡Te estoy rechazando!» *llora*

Johan Stark: ¿Por qué tienen que hacer esto todos los años en mi cumpleaños? *Sopla su velita y tira el pastel con mala cara*

La bruja cobarde (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora