Capítulo 34: Despertó.
“Siento como si estuviera olvidando algunos detalles”.
De a poco fue recuperando la luz, sin prisa entreabrió los ojos para ver a toda esa gente a su alrededor, ninguno se dio cuenta pues hablaban entre ellos.
El ruido es insoportable, puede oír murmullos, susurros sorprendidos por todas partes: “¿Es la mujer que Lord Stark trajo?”.
“Lo es. No se sabe nada de ella, solo que tenía una flecha en el pecho, con suerte el maestre Kevan logró suturar, hubo mucha sangre, Lord Stark parecía tan asustado que podía desmayarse”, comentó un hombre, todos al rededor cuidan de la salud delicada de la mujer.
“¿Lord Stark con temor a la sangre? No lo creo”, respondió otro, tal vez son muy jóvenes y por ello hablan tan despreocupados, o creen que la muchacha morirá dentro de poco.
“No le teme a la sangre”, interrumpió otro, “cualquier hombre con corazón estaría nervioso, no lo saben, el maestre Kevan le informó al Lord que está mujer está...” no pudo terminar de hablar el joven aprendiz.
Hubo un: “¡Shuuu!”, por parte de un mayor, los aprendices fueron puestos a hacer sus trabajos sin hablar, al próximo que abra la boca será azotado. Así salieron para dejar dormir a la joven sin tener en cuenta que ella los observaba sin poder dar un sonido avisando de su reciente despertar.
«No importa», aunque sí merecen unos azotes, dejaron la almohada a un costado y sus pies están destapados.
Lyrias sintió una energía vivaz dentro suyo emerger, se preguntó qué era aquello y quiso comprobarlo, tocó por todas partes y solo pudo decir que era un impulso diferente, la herida en su pecho se veía horrible pero no era dolorosa gracias a esa nueva influencia la cual tenía una gran habilidad para calmar el dolor, de pronto la puerta fue abierta y una persona entró, Lyrias no tuvo tiempo para fingir inconsciencia, el hombre ya la había visto y casi cae de rodillas.
«¿Lord Stark?», el hombre fue veloz hasta el filo de la cama para verla de cerca, la examinó sin entender como había despertado.
Es él, son sus brazos y sus piernas, su rostro rudo ahora anonadado y esa aura feroz que carga como su distintivo. Lyrias de Kahil creyó que jamás lo volvería a ver, eso no fue así, lo puede apreciar una vez más.
—¡Tú! —lanzó con sus dientes apretados, contenía un enojo palpable, tanto que Lyrias temió —. ¡¿Desde cuándo estas despierta?! ¡Maestre, Kevan! ¡Traigan al maestre aquí ahora! —gritó a los guardias quienes salieron disparados a buscar al anciano.
Lyrias fue retenida en la cama por el hombre, había una gran preocupación en ese ojos grises que asustó a la joven, ¿qué ocurrió? Sí, ya lo recuerda, se interpuso entre la flecha y acabó tirada en la nieve mientras los salvajes invadían Winterfell, se preguntó dónde estaba Johaan y Tristán, si ellos no están aquí debe ser por algo, y esa vieja bruja también escapó.
La expresión del hombre le resultó lamentable, tuvo el impulso de calmar ese nerviosismo que se desbordó, extendió su mano y le tocó el rostro con ternura trasmitiendo: “estoy bien, no pongas esa expresión asustada, no es propio de ti estar asustado”.
Una cicatriz le parte el labio inferior separando desprolijo su lindo mentón, Lyrias sintió pena al notarlo, un rostro como el suyo debe ser protegido, no desarmado a golpes. Son norteños, no puede pedirle que no sea un poco salvaje.
El hombre atrapó la mano y la llevó a sus labios reteniendola por un buen rato, cerró sus ojos disfrutando del contacto. A Lyrias su actitud le resultó demasiado extraña, más aún su cuidado excesivo o que ambos estén frente a un grupo de maestres y aprendices quines desvían la vista, un anciano abrió paso para llegar hasta la cama.
—Mi Lord —dijo el anciano con túnica amarronada, el llamado se levantó de inmediato entrando en razón permitió que el maestre revise a la joven.
«¿Es el maestre Kevan?», es lo más seguro, un hombre mayor con manos hábiles, destapó su herida en el pecho y todos lo otros hombres se dieron la vuelta exceptuando a Lord Stark y el anciano, al ver la fiera lastimadura el Lord puso una mueca complicada.
Lyrias supo que tenía que fingir dolor, pues no puede actuar normal cuando un hueco se abre en su pecho, ¿puede explicar que una energía ajena la protege? Aunque no sabe aún de dónde proviene tal fuerza.—¿Siente esto? —apretó el anciano, hablo correcto sin prestar atención a nada más que la herida.
Lyrias se estremeció, no le gusta el contacto con extraños, no fue exactamente dolor sino incomodidad.
—Ella no habla —interrumpió el Lord, el anciano asintió y continuó sin hacer más preguntas, a estas alturas los aprendices fueron echados.
El maestre Kevan le pidió al Lord hablar en el pasillo donde la mujer no podía oírlos, «¿tiene malas noticias?», si es acerca de ella tiene que saberlo, además de buscar la oportunidad para huir y encontrarse con su aquelarre. Cuando ellos salieron ella los siguió con mucho cuidado de no hacer ruido, caminar es complicado, estuvo mucho tiempo sin usar las piernas y estas perdieron fuerza, Lyrias se agachó a un lado de la puerta para ver por una pequeña apertura.
—¿Vivirá? —preguntó directo Lord Stark —. Sea sincero, maestre Kevan.
«Claro que viviré», qué pregunta era aquella, por alguna razón notó al hombre más frío hablando con el maestre.
El anciano se apresuró a sacar unas hierbas, se las entregó al hombre joven quien las tomó confundido, la misma Lyrias frunció las cejas por la creciente desconfianza en su interior.
—Es una mujer joven, puede superarlo con ayuda de los dioses, aunque... —tardó el decirlo, el semblante del Lord se oscureció —. Lo hará mejor si no tiene cargas sobre ella, ya sabe...
«¿Saber qué?», no comprendió nada escuchando infraganti, pudo apreciar la terrible expresión que puso Lord Stark, algo dentro suyo se agitó muy asustado, quiso esconderse buscando el aroma del lobo, ¿desde cuándo tiene tantas ganas por correr a los brazos de Cregan Stark huyendo de un peligro invisible? ¡Ni siquiera sabe qué peligro!
El hombre se acercó al anciano y metió de nuevo las hierbas en sus manos, la cercanía es intensa entre ambos, Lyrias estaba expectante por lo que diría.
—Maestre Kevan, nunca le pida a un Stark matar a uno de los suyos —le dijo en un tono profundo —. Sobrevivimos los inviernos por estar unidos, no por deshacernos de los heridos e indefensos.
El maestre Kevan aceptó la derrota alejándose ante la mirada aterradora del joven Lord, Lyrias se metió rápido de nuevo a la cama y fingió delirar, lo escuchó entrar a la habitación.
Los pasos por la habitación crearon un sonido molesto, él se paseó por el lugar dando vueltas como si pensara algo, está teniendo una gran lucha en su cabeza. Cregan se arrodilló al filo de la cama sin perturbar el colchón, Lyrias respiró profundo fingiendo estar dormida.
—Escuchame —habló el hombre agachado a su lado, «¿me habla?» —. Deben luchar. Debes pelear duro como un norteño, sé que serás un fuerte muchacho con mi sangre por tus venas, eso te hará fuerte. Traemela de vuelta, muchacho, es una orden.
«¿Norteño? ¿Muchacho? ¿Traer a quién?», el hombre solo dice incoherencias, iba a fingir seguir durmiendo cuando esa peculiar energía resurgió dando saltos entusiasmados, algo gritaba en afirmación, el cuerpo de Lyrias tuvo el impulso de abrazar a Lord Stark hasta impregnarse por completo con su aroma distintivo: posesivo, protector, el líder de la manada, y está cosa dentro suyo quiere resguardarse bajo esa posesividad y protección toda la vida.
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Creo que le voy a cambiar el nombre a la bendi, no se me ocurre ningún nombre, creo que sería lindo que Tristán elija un nombre y como el vivió hace miles de años entonces le pondrá uno bien raro.
¿Se imaginan Florian por un antiguo patriarca al que Tristán admiraba?
Cregan: Mi hijo no se llamará Florian.
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La bruja cobarde (Cregan Stark)
FanfictionLyrias desea levantar la maldición que tiene en su cuerpo: Es muda, los espíritus malignos la persiguen. No es su naturaleza ser muda, al ser proveniente de una larga línea de brujas la maldición se posó en su cuerpo impidiendo su voz, pero hay una...