La bruja cobarde (Cregan Stark)

Capítulo 21: Verlo de nuevo

Capítulo 21: verlo de nuevo.

“Si no supiera todo lo que es capaz de hacer creería que es un buen hombre. Que lastima, para mi ilusión de niña enamorada, lo conozco”.

¿Por qué siempre termina en una situación tan comprometedora con este hombre? Lyrias deseó ser tragada por la tierra en vez de ella estar tragando el semen del Lord.

A la mañana se había levantado con dolor por haber pasado la noche en ese cuarto de lavandería, luego se desapareció todo el día ideando un buen plan, había llegado a la conclusión: «si me acerco con un objeto punzante lo notará y me arrancará la cabeza. Mis uñas son un buen sustituto», no del todo creciddas pero sí algo filosas, ya se las enterró antes, ¿puedo hacerlo de nuevo?
Solo tiene que atacar por sorpresa, impregnar sus uñas con el líquido que Tristán guió en su preparación. No puede ser tan difícil aunque sí muy peligroso, irá a jalarle la cola a un lobo dormido.

Al caer la noche vistió las prendas que había robado de la lavandería, solo un vestido simple de sirvienta que le ayudaría a no ser vista por los guardias.

Caminó con las ideas claras: Entrar, fingir una conversación y atacar por sorpresa.

«Esto no funcionará».

Realmente enloqueció, las notas que preparó para comunicarse con el hombre le dieron desconfianza, ¿entiende su letra? Nunca practicó mucho la escritura.

El cuarto de baño es un lugar apartado donde las bañeras de madera se llenan con agua caliente, todo el aire de por sí queda cubierto de vapor, es uno de los únicos lugares calientes en Winterfell y está a disposición de solo los señores y sus allegados, nadie puede entrar a darse una ducha solo porque quiera. Cuando la citó aquí supo que ella podía escabullirse, es una rata en el castillo.

Abrió la gran puerta ante sus ojos y la empujó creando un sonido chirriante, al instante la nube le pegó en la cara, «muy caliente», el vapor puede quemar con facilidad. Adentro los grandes círculos de agua no se llenaron por completo, solo hay una persona duchándose está noche, los norteños no persiguen el lujo como para desperdiciar agua caliente.

Aprendió a admirar algunas cualidades de estas personas, son estoicos pero con un espíritu humilde en su mayoría, lo demuestran en pequeños actos que no deben forzar pues es su esencia natural.

De espaldas lo vio: imperturbable.
Lyrias se preguntó por qué le dio la espalda a la puerta si sabía que ella vendría, ¿o cree que no asistiría en absoluto? Tal vez no la considera una amenaza.

Saltar como un gato rabioso hacia el hombre arañandolo por todas partes... Sería un suicidio.

—Eres tú de nuevo... criatura —habló agrio, aunque muy cansado también —. Acércate, no te comeré —Levantó la mano para llamarla de una manera muy singular, Lyrias vio su perfil donde la seriedad se hizo presente.

“¿No te comeré?”, pero si ya la devoró por completo y sin piedad, Lyrias no podía creer que un hombre con una capa de hielo en su rostro pudiera ser tan apasionado a la hora de llevar a cabo el acto, «estoy pensando de más. Quizás él ni siquiera lo recuerda, los embrujos pueden alterar los recuerdos».

La espalda sobresalían de la tina de madera, tenía esos largos brazos colocados a los costados y su cabello caía por sus fuertes hombros.

Lyrias caminó despacio hasta ponerse frente suyo, sin la ropa de Edward Karstark para que nadie sospeche, de por sí ambos son mudos y eso puede ser extraño, ¿quién sospecharía que su escudero se metió en su cama y se lo jodió? Tampoco es un muchacho, sino una bruja extranjera.