Capítulo 16

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-¿Qué? -Preguntó Elizabeth mientras una sonrisa se asomaba por su rostro.
-Lord Robb ha pedido mi mano, y yo he aceptado. - Dijo Rosemary sonriente.
-¿Tú lo sabías? -Preguntó Jon a Lord Tyrion, que al parecer era el único que no estaba sorprendido.
-Sí, lo sabía. ¿Qué clase de mano del rey sería si no? -Preguntó Lord Tyrion. Jon estaba algo enojado, tenía la mandíbula tensa. Quería disimularlo pero Elizabeth lo notaba.
-La mano se entera de la boda de mi hermano antes que yo. -Dijo frustrado.
-Hermano, por favor. Lo único que deseo ahora es tu bendición.- Le dijo Robb. Este lanzó un suspiro.
-Mientras tú seas feliz, hermano, yo seré feliz.- Dijo dándole un abrazo. Luego abrazo a Rosemary y felicitó a la pareja.
-Tendremos que ir a Los Gemelos, aún debo pedirle a Lord Walder Frey la mano de su nieta. Nos gustaría que nos acompañasen, ambos.- Dijo Robb a Jon y Elizabeth.
- ¿Porqué yo? - Preguntó Elizabeth.
-Porque tú eres mi mejor amiga, Elizabeth. - Dijo Rosemary tomándola de las manos.- No quiero hacer esto sola, te necesito a mi lado.
Elizabeth sonrió y asintió.
-De acuerdo amiga, lo haré por ti.
Luego del desayuno y una larga charla, Rosemary se fue junto a Robb y Lord Tyrion se retiró con la excusa de tener que atender asuntos pendientes. Quedaron así solos Jon y Elizabeth.
-¿Te encuentras bien? -Preguntó Elizabeth a Jon. -Te noté tenso.
-Si, es sólo que no me gusta enterarme al último las cosas. Estoy molesto conmigo mismo.
-¿Seguro es solo eso?- Preguntó Elizabeth mirándolo, tomó su rostro entre sus manos. -Sabes que puedes decírmelo.
Jon dio un suspiro.
-No confío en los Frey.- Dijo seco.
-Rosemary es una joven encantadora. Es amable y gentil, y quiere mucho a Robb. - Dijo Elizabeth acariciando la parte de atrás de su cuello.
- Su abuelo es de quien desconfío. Walder Frey es un viejo desgarbado, vanidoso y traicionero. Te clavaría una daga por la espalda apenas tuviese la oportunidad, no lo quiero cerca de mi hermano.
-Nada malo sucederá Jon. Robb es inteligente, volveremos antes de que te des cuenta. Lo prometo. -Jon tomó su mentón y la besó tiernamente.
-¿Cómo es que eres tan... Perfecta? -Preguntó Jon, haciendo que Elizabeth se ruborizara y mordiera su labio inferior.
-No lo soy. - Respondió mirando hacia abajo. Jon se acercó a su oído.
-Quiero hacerte mía aquí y ahora. - Susurró mientras rozaba el lóbulo de su oreja con los labios. Elizabeth sonrió.
-Esa es una mala idea. -Dijo ella, pero se estremeció cuando vio a Jon a los ojos. Él sólo observaba sus labios.
-Lo único que puedo pensar es cuanto quiero arrancarte ese vestido y besar absolutamente todas y cada una de las partes de tu cuerpo, y luego mostrarle a todo el mundo que eres mía. -Elizabeth sintió una corriente eléctrica correr por toda su espalda, allí donde las manos de Jon se encontraban, incluso sintió algo de calor en su entrepierna. Jon acercó sus labios a los de ella, a centímetros de distancia. -Probablemente sea una mala idea.
Jamás había visto tanto deseo y lujuria en aquellos ojos grises. Elizabeth tragó en seco y tomo una bocanada de aire. Asintió con la cabeza.
-Lo es. - Fue lo único que pudo decir. Jon acercó sus labios un poco más a su rostro, pero justo cuando Elizabeth creyó que la besaría, este bajó su rostro hasta la marca morada que en su cuello él había dejado a la mañana la beso. Elizabeth cerró los ojos.
-Me gusta esta marca, me recuerda que eres mía.
-Ami no, no sabía cómo esconderla esta mañana.- Respondió seria.
-¿No te gusta ser mía?
-Soy tuya, lo sabes y lo sé. Pero debes ser más discreto. ¿Qué pasa si alguien más lo ve? - Preguntó Elizabeth.
-Nadie lo hará. Mañana por la mañana partiremos hacia Los Gemelos, nadie relevante podrá verlo.
-Tus guardias podrían verlo. -Jon tensó la mandíbula.
-Al primero que vea que posa sus ojos en ti, lo asesino. -Ella sonrió abriendo los ojos.
-No sabía que eras tan celoso, Jon Stark.
-Tú logras que lo sea. - Dijo Jon con una sonrisa de lado. - ¿Qué me has hecho Elizabeth?
-Lo mismo que tú a mí. -Dijo y le dio un corto beso en los labios.
Elizabeth fue hacia los jardines a dar un paseo, a refrescarse un poco y tomar aire.
-Lady Elizabeth, ¿Podría hablar unas palabras con usted? -Escuchó una voz familiar.
-Lord Tyrion, ¿A qué debo el placer?
- Me gustaría que fuera en privado, ¿Me acompañaría a mi torre? -Elizabeth aceptó y ambos se dirigieron hacia la torre de la mano. Al llegar Lord Tyrion cerró la puerta y se sentó en su escritorio, frente a Elizabeth. Se sirvió una copa de vino. -Le ofrecería, pero por obvias razones no lo haré. Creo que usted ya sabe de lo que quiero hablar.
-Puede que si. Pero me gustaría escucharlo de todos modos. -Dijo ella lo más calmada posible.
-Sé que está embarazada, mi Lady. También sé que es el bastardo del rey.- Tomó un trago de su copa y prosiguió. -No se confunda, no estoy aquí para juzgarla. Entiendo que el rey esta muy enamorado de usted. Así como usted de él. ¿O me equivoco? -Elizabeth negó con la cabeza.
-No, no se equivoca, Lord Tyrion.
-Pero también entiendo que él está comprometido, ni más ni menos que con Lady Margaery.- Dijo él mirándola fijamente.
-Lo sé. ¿A qué quiere llegar con esto?
- Tengo una propuesta para usted, Lady Elizabeth.-Ella arqueo las cejas
-Prosiga.
-Mi sobrino, Joffrey Baratheon, ha quedado embelesado con su belleza y su carisma. Es de una casa muy superior, y si usted acepta, yo podría fácilmente arreglar un matrimonio entre ustedes.
-Se le olvida que estoy embarazada con el hijo bastardo del rey, mi Lord.
-Pues, no seré yo quien diga una sola palabra. Piénselo, Elizabeth. Realmente debería considerar mi propuesta.
-Lo haré, Lord Tyrion, lo prometo. - Se retiró de la Torre de la Mano y corrió a sus habitaciones. Era una increíble propuesta la de Lord Tyrion. Si aceptaba, todos sus problemas se resolverían. "Decírselo a Jon será un problema" Pensó. Colocó las manos en su vientre, viéndose al espejo. Su hijo nacería bajo un buen apellido, incluso podría convertirse en un Lord si así lo deseara. Y le daría mas hijos propios a Joffrey, nadie tendría que enterarse.
Partieron a la mañana temprano, el sol aún no había salido. Elizabeth subió a la misma carroza que Rosemary, y ambas se quedaron profundamente dormidas. Cuando despertó, pidió salir de la carroza y cabalgar su caballo. Negro como la noche, contrastaba increíblemente con sus cabellos dorados como el sol con destellos de plata, su piel blanca como la nieve y sus ojos azul zafiro. Sentía las miradas de los guardias de Jon sobre ella, y también podía ver los celos de Jon. Las cosas fueron más allá cuando uno de los hombres intentó acercársele para hablar y Jon lo mandó al final de la fila. Elizabeth rió por lo bajo. Luego de dos días de viaje llegaron por fin a Los Gemelos.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora