Capítulo 44

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Al terminar la cena, se retiraron a sus habitaciones. Elizabeth se encontraba en la habitación de Rhaella, arropando a su hija entre las sábanas de seda.
-¡Mami, mami! ¿Me cuentas una historia?-Pidió Rhaella, al igual que todas las noches.
-Por supuesto mi amor.- Accedió Elizabeth. -Dime, ¿Una historia sobre qué quieres oír?
-La de la doncella de cabellos de oro y ojos de diamantes.
-¿Qué historia es esa mi pequeña?
-La del príncipe, el príncipe y la doncella. -Se explicó Rhaella, Elizabeth rió.
-Pero amor, te he contado esa historia anoche, y la noche anterior a esa también. -Acarició el cabello de su hija, quitándolo de su rostro.-¿Aún quieres oírla?
Rhaella asintió con la mitad de su rostro escondido entre las sábanas, mirándola con sus hermosos ojos idénticos a los de Jon.
-De acuerdo. Existía una doncella hace muchos años, con cabellos de oro y ojos de diamantes, hermosa como mil atardeceres. La doncella conoció a un príncipe, que al igual de encantador y atractivo, era cruel y despiadado.
-¿Cómo era el príncipe mami? -Su hija ya lo sabía, había escuchado la historia millones de veces pero aún así adoraba oírla.
-De cabellos negro azabache, y ojos penetrantes.
-Oscuros como el invierno.-Continuó Rhaella, haciendo reír a su madre.
-Así es hija, oscuros y fríos como el invierno. Ese cruel príncipe capturó a la doncella en su palacio, obligándola a hacer cosas espantosas e inimaginables para ella, y la hermosa doncella de cabellos de oro estaba triste, y detestaba a aquel príncipe tan perverso. Pero la doncella era tan fuerte y valiente como hermosa, así que soportó todas y cada una de las atrocidades de aquel príncipe. Pero al pasar el tiempo, la doncella y el príncipe comenzaron a agradarse, ya no discutían tan a menudo, y es que una noche al calor de la chimenea, aquel príncipe confesó su amor a la doncella. Ella estaba atónita, le era imposible creer que alguien como él estuviera enamorado de ella, pero descubrió que bajo toda esa cobertura de piedra y hierro macizo, escondía el corazón más puro y bondadoso que ella jamás hubiera conocido.
-¿Mami el príncipe amaba mucho a la doncella?
-Sí amor, la amaba con toda su alma. Pero la doncella temía amar al príncipe, pues había muchos en contra de su amor.
-¿Quiénes mami?
-Una princesa malvada, y una bestia de ojos rojos como la sangre y cabellos negros, con uñas y dientes largos y afilados. -Rhaella se tapaba bajo las sábanas por miedo.
-Pero eso no iba a pasar, ¿Cierto mami?
-Jamás nadie iba a separarlos.- Dijo Jon apoyado en el marco de la puerta.
-¿Jamás?-Preguntó Rhaella.
-Jamás. -Respondió Elizabeth con una sonrisa. -Pero mañana te contaré el resto de la historia, es muy tarde ya.
-Pero mami.-Protestó Rhaella, pero Jon la interrumpió.
-Tu madre tiene razón hija, es muy tarde ya. -Se acercó a ella y besó su frente, mientras su hija soltaba un bostezo. -Buenas noches.
-Buenas noches amor mío. -Saludó también Elizabeth besándole la mejilla después que Jon.
-Buenas noches. -Se despidió ella acostándose en su cama, Jon tomó la mano de Elizabeth y se dirigieron hacia la puerta de la habitación. -¿Mami?-Llamó su hija.
-¿Si preciosa? -Preguntó ella volteando a verla.
-¿Cómo se llamaba la doncella?
-No lo recuerdo bien. ¿Cómo tú quieres que se llame amor? -Rhaella se quedó pensativa jugueteando con las sabanas hasta que finalmente respondió.
-Elizabeth. Porque es hermosa y valiente, igual que tú. -Elizabeth sonrió a su hija emocionada.
-E igual que tú hija mía. Hasta mañana princesa, te amo.
-También los amo. -Dijo Rhaella antes de irse a dormir, con sus sueños llenos de fantasías de príncipes y hermosas doncellas.

Al llegar a su habitación, cerraron la puerta tras de sí.
-¿Principe cruel y despiadado, eh?-Preguntó Jon con una mueca.
-También dije encantador y atractivo, tú oyes lo que quieres oír.-Dijo Elizabeth rodeando el cuello de Jon con sus brazos.
-¿Y la doncella de cabellos e oro y ojos de diamantes?
-Eso fue invento de Rhaella. -Rió ella. -Jamás describí a la doncella de mi historia.
-Pero sí al príncipe.
-Claro que sí. Sus hermosos ojos fríos y grises de invierno, con su cabello negro azabache.-Elizabeth acarició el rostro de Jon, se acercó a él y lo besó. Jon se sentó al borde de la cama y Elizabeth sobre él.
-Recuerdo cuando le contabas esa misma historia a Felicity.
-Ella adoraba oírla, la pedía cada noche, al igual que Rhaella. Eventualmente descubrió que era nuestra historia disfrazada con algunas otras cosas.
-Y en ese momento era cuando más le gustaba oírla.
-Así es. -Rió Elizabeth .-Pero esperé a que fuera mayor para contarle cómo fue todo realmente.
-¿Ah si? No sabía eso.
-Así es. Que el príncipe era un rey, nada menos que su padre, y que aquella doncella había sido alguna vez Lady Elizabeth Sarsfield, la doncella más hermosa de los siete reinos.
-Y ahora eres Reina Elizabeth Stark, la más hermosa mujer de los siete reinos.- Jon besó los labios de Elizabeth con suavidad.
-Después de todos estos años, es increíble que aún conserve ese título.-Dijo ella negando con la cabeza.
-Porque eres indiscutiblemente la mujer más hermosa de todo Poniente.
-Quizás algún día, alguien más joven y hermosa me destrone.
-Eso sería imposible. -Jon colocó ambas manos en el rostro de Elizabeth. -Pero de todos modos, tú siempre serás la mujer más hermosa en el mundo a mis ojos.
-¿Lo prometes? -Preguntó Elizabeth sonriendo, esa hermosa sonrisa que su esposo tanto adoraba.
-Lo prometo. -Respondió él, con su frente pegada en la de ella.
-Te amo Jon.
-Te amo mi reina. -Finalmente se besaron, al igual que lo hacían cada noche y cada mañana, desde el día en que se conocieron.

Fin.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora