Capítulo 41

2.5K 122 0
                                    

-Eso fue asombroso. -Dijo Elizabeth y dio media vuelta para mirarlo.
-Si que lo fue. -Sonrió Jon mientras se recostaba de espaldas en la cama y Elizabeth colocaba la cabeza en su pecho. -Por suerte los niños no se despertaron.
-No, siguen allí durmiendo. -Dijo ella con una sonrisa mientras acariciaba con los dedos el torso de Jon. Bajó un poco hasta su cintura, pasando suavemente sus yemas por la cicatriz de la herida de Jon, allí donde Kalem lo había apuñalado. Tragó en seco y su piel se erizó al recordar todo lo que había sucedido.
-¿Qué sucede? -Preguntó Jon.
-Nada.- Contestó ella forzando una sonrisa.-No sé que hubiera hecho si algo llegaba a sucederte.
-No pienses en ello amor, no vale la pena.
-Sé que no. Pero pasaré el resto de mi vida compensándote el que nos hayas salvado la vida a mí y a los niños. - Dijo Elizabeth. Besó la cicatriz de Jon y luego siguió besando todo su torso, cuello y labios, mientras él largaba pequeños suspiros.
-Tú salvaste mi vida Elizabeth.-Rodó su cuerpo hasta estar sobre ella. -Antes de ti yo no era nada. No sé qué haría sin ti.
-Seguirías siendo el rey. -Dijo Elizabeth con una sonrisa.
-¿Qué significa una corona comparados con la mujer de mi vida? ¿Un trono increíblemente incómodo comparado con sostener a mis hijos en brazos?
-No te merezco.
-Ya calla. -Jon besó tiernamente los labios de Elizabeth. -Soy yo quién no te merece.
-¿Cómo es eso siquiera posible?
-Tú no tienes la menor idea de el efecto que tienes en mí. Si te vieras con mis ojos, te enamorarías de ti.
-Mi corazón es eternamente tuyo Jon. Siempre estaré contigo, siempre seré tuya. -Entrelazó sus brazos en el cuello de Jon y lo atrajo más a ella para besarlo.
-Y mi corazón siempre será tuyo. -Respondió él finalmente besándola.

1 Año después...
La luz del sol se colaba por la ventana, golpeando los ojos de Elizabeth que no querían abrirse. Intentó abrazar a Jon, pero al buscarlo con su brazo, este cayó sobre la cama. Abrió los ojos extrañada, pero no encontró a Jon por ningún lado.
-¿Jon? -Su voz aún era algo ronca y adormilada, y le costaba ver por la luz que la encandilaba. Cuando sus ojos se acostumbraron, se levantó de la cama y se dirigió hacia la cuna de sus hijos. Felicity se encontraba profundamente dormida, mientras Rickard comenzaba a abrir lentamente los ojos al mismo tiempo que largaba pequeños quejidos y llantos. Debía de estar hambriento, así que Elizabeth lo tomó en sus brazos y lo acomodó en uno de sus pechos para amamantarlo. Al terminar, se dirigió a darse un baño rápidamente mientras su cabeza daba vueltas. Al terminar, salió del baño y escuchó los llantos de su hija quien se había despertado.
-Buen día mi princesa. -Dijo con una sonrisa mientras levantaba a Felicity. La niña abrió sus hermosos ojos al escuchar la voz de su madre. Ambos rostros de los mellizos eran idénticos a los de su padre, al igual que su pelo negro azabache, lo único que tenían de Elizabeth eran los ojos azul zafiro. Aunque se denotaba apenas una mínima pizca de los finos rasgos de su madre en Felicity. Aún así, eran la cosa más bella que había visto en el mundo. Cuando su niña se hubo calmado luego de alimentarla también, la depositó en su cuna y llamó a una de sus doncellas.
-¿Has visto a Jon? -Preguntó Elizabeth a la joven.
-El rey se encontraba en una audiencia con el reino, su alteza. Aunque supongo que habrá finalizado para este momento.
-Muy bien. ¿Podrías ayudarme con los lazos de mi vertido?
-Por supuesto que sí su alteza.- Dijo mientras ataba los lazos de su vestido rojo, el cual llevaba pequeñas rosas de tela en el escote y la cintura.
-No es necesaria tanta formalidad Ivy, haz sido mi doncella por bastante tiempo, llámame Elizabeth.
-De acuerdo. -Contestó con timidez, escondiendo su rostro tras su rojiza melena. -¿Quiere que le arregle el cabello?
-Está bien. - Ivy tomó el cepillo mientras Elizabeth tomaba asiento. Sus dorados cabellos brillaban con el reflejo del sol al cepillarlos.
-Tiene un cabello muy hermoso su al... Elizabeth. -Se corrigió rápidamente.
-Muchas gracias. -Respondió con una sonrisa. Ivy sacó del tocador un broche de oro con rubíes el cual Tywin Lannister le habría dado a Elizabeth como regalo de compromiso y le recogió la mitad de su cabello, dejando la otra parte caer por su espalda.
-¿Está bien así?-Preguntó Ivy al terminar.
-Perfecto. -Elizabeth se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.-¿Podrías cuidar a los niños mientras busco a mi esposo?
-Por supuesto.
-Volveré en unos minutos.-Ella sólo asintió antes de que Elizabeth se retirará
Caminó hasta llegar al salón del trono de hierro, se escuchaba la voz de un hombre, el cual se quejaba porque unos bandidos habrían robado su dinero e incendiado su casa.
-Se llevaron todo. -Se quejaba el hombre. -Incluso intentaron violar a mi esposa, pero no consiguieron hacerlo ya que uno incendió el granero con una antorcha, tuvieron que huir antes de que el fuego los alcanzara. - Cada uno de los miembros del concejo se encontraba sentado en su lugar correspondiente, junto al trono de hierro donde Jon estaba. Se lo veía tan fuerte y dominante allí que Elizabeth se sintió como en su primer día en Desembarco del Rey, en aquel momento en el que aún era "Su alteza".
-¿Cómo eran estos hombres? -Preguntó Petyr Baelish.
-Llevaban capas grises, como si estuvieran gastadas, y la mayoría sus armas eran mazos y martillos. -La voz del hombre se notaba angustiada.
-Busquen a esos hombres y tráiganlos ante mí. No es la primera vez que escucho sobre ellos.-Dijo Jon con voz autoritaria. -Y en cuanto a usted, la corona le otorgará la ayuda necesaria para que pueda reconstruir su casa.
-Gracias su alteza, muchas gracias.- Dijo el hombre haciendo una reverencia, luego de que los guardias lo escoltaran afuera.
-Dejaremos el resto de las personas para mañana, ya ha sido suficiente por hoy. - Dijo Jon, y el salón del trono se fue vaciando hasta quedar sólo él, sentado en el trono. Parecía algo increíble que aquel hombre que se encontraba allí, era el mismo que por las noches le decía que la amaba. Era casi irreconocible.
Elizabeth se acercó hacia él, parándose frente a él, en el mismo lugar que se encontraba antes aquel otro hombre. Jon se encontraba con su espalda apoyada en el trono y sostenía su cabeza con su mano, tapándose los ojos. Se lo veía cansado, pero eso no le quitaba su aire de superioridad. Aclaró su garganta para que él la notara.
-Las audiencias terminaron. -Dijo Jon, aún sin verla.
-Pues supongo que tendré que volver mañana. -Al escuchar su voz, Jon levantó la mirada hacia ella, quien lo miraba con una sonrisa.
-Mi amor. - Sus ojos se llenaron de amor al verla. Aquel rey poderoso que había visto hace algunos segundos desapareció, y fue reemplazado por Jon, su Jon.
-Si su alteza se encuentra muy ocupado, me iré.
-Jamás estoy ocupado para ti. - Se levantó del trono y caminó hasta ella. -¿Tú también necesitas una audiencia con tu rey? -Bromeó.
-Sí. -Dijo Elizabeth colocando las manos en su pecho. -Pero me gustaría una más... Privada.
-Puedo atenderte esta noche si quieres. -Jon la atrajo más hacia él tomándola por la cintura. -A menos que sea urgente.
-Es muy urgente.
-En ese caso, podría atenderte aquí mismo. - Bajó un poco su cabeza y besó sus labios.
-Pero en serio, necesito hablar contigo. -Dijo ella una vez hubieron cortado el beso. La expresión de Jon cambió a curiosidad.
-¿Sucede algo?
-No, es decir sí, pero no hay de qué preocuparse... -Elizabeth desvió su mirada al suelo. -Supongo.
-Elizabeth me preocupas. Dime qué sucede.
-¿Rosemary y Robb ya estar en camino?-Preguntó desviando el tema.
-Partieron de Invernalia hace varios días, es muy probable que lleguen hoy mismo.
-Conoceremos por fin a nuestro sobrino. -Dijo Elizabeth con una sonrisa, sacándole una a Jon.
-Lo sé, estoy feliz por eso.-Contestó Jon. -Pero no cambies de tema.
-¿Podríamos hablarlo esta noche?
-De acuerdo.-Dijo él echando un suspiro. -Pero esta noche, sin excusas.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora