Capítulo 35

2.2K 138 6
                                    

Salió a caminar al jardín, obligada por Rosemary quien prácticamente la llevaba a rastras.
-No es necesario que me vigiles tanto, créeme no correré. -Dijo Elizabeth caminando junto a su amiga, que había entrelazado su brazo al de ella.
-A estas alturas Effy, quién sabe qué podrías llegar a hacer.
-Hace mucho tiempo nadie me llamaba así. -Dijo con una sonrisa a medias. -Últimamente solo ha sido su alteza.
-Sería raro que te llamara "Su alteza", ¿No lo crees? -Dijo Rosemary mirándola con sus cejas levantadas y sus ojos bien abiertos.
-Sí, lo sería. -Contestó asintiendo con la cabeza.
-¿Sabes qué sería bueno en éste momento? - Rosemary frenó y se colocó frente a Elizabeth. -Pastel de limón.
-No sé si estoy de humor. -Miró al suelo con una expresión triste en su rostro.
-Vamos, hazlo por mí. No te he visto en días. Extraño a mi amiga. -Dijo Rosemary tomando ambas manos de ella. Elizabeth echó un suspiro.
-De acuerdo. - Dijo finalmente, haciendo que Rosemary aplaudiera de alegría. -No te pases.
-Déjame festejar aunque sea. -Dijo tomándola del brazo nuevamente para llevarla.
-¿Sabes? Incluso si pudiera saliera huyendo de ti, de todos modos me atraparías.- Rosemary rió y negó con la cabeza.
-No podrías llegar muy lejos con ese estómago.
Luego de un exquisito pastel de limón recién horneado, Rosemary se disculpó un segundo para ir al baño. Elizabeth se quedó sola allí con sus pensamientos, mirando la belleza del jardín y el mar de Poniente.
-No se que es lo que hará, lleva así mucho tiempo. -Escuchó a una voz decir tras de sí.
-Si no despierta pronto, el pueblo se saldrá de control. -Dijo otro hombre.
-Yo no creo que vaya a despertar. -Al escuchar eso las manos de Elizabeth comenzaron a temblar, al igual que todo su cuerpo.
-La pobre reina debe estar devastada.
-Déjamela a mí una noche, le quitaré la tristeza.- Se escucharon risas en el fondo.
-Lo que acabas de decir podría costarte la lengua. - Escuchó la voz de Lord Tyrion. - Y eso solo si tienes suerte.
-Yo... Yo... Es decir... No quise... -El hombre tartamudeaba con temor.
-¿Tú...? -Preguntó Tyrion. -¿Querías follarte a la reina? ¿Es eso?
-No, yo jamás... Jamás...
-Imaginaré que nada sucedió. Una palabra más y me encargaré de que tu cabeza termine en una pica. ¿Me has entendido? -Elizabeth se levantó de su asiento y se retiró cabizbaja, intentando que nadie la vea.
Llegó a la habitación lo más rápido que pudo, intentando contener sus lágrimas. Al cruzar la puerta comenzó a llorar como siempre, solo que esta vez se sentía desesperanzada. Se sentó junto a Jon y besó sus labios, aún con el sabor de sus lágrimas.
-Por favor vuelve a mí. -Susurró entre llantos. -El reino necesita su rey, mi hijo necesita a su padre... Y yo te necesito a ti.
Se recostó en su pecho sin poder dejar de llorar, no lograba cesar su llanto, sentía que esta vez realmente no podría parar. Fantasma subió sobre la cama, recostó la cabeza sobre su dueño, justo al lado de la de Elizabeth. Sintió una caricia en sus cabellos, probablemente Fantasma la estaría olfateando. Sintió nuevamente la misma caricia.
-Fantasma, basta. -Balbuceó entre lágrimas. Sin obedecer, el lobo volvió a molestarla. -Ya déjame.- Repitió.
Esta vez sintió como si una mano acariciara su cabello, Elizabeth abrió los ojos de inmediato.
-Buen día mi amor. -Su voz era débil, pero ahí estaba. Elizabeth se quedó observándolo, sin entender realmente lo que sucedía.
-¿Es esto real o sólo estoy soñando? -Pensó en voz alta, casi sin darse cuenta.
-Creo que es real. -Dijo Jon con una sonrisa a medias.
Luego de un segundo de mirarlo incrédula, Elizabeth rompió en llanto y lo besó.
-Pensé que nunca más estaría contigo. -Dijo entre besos y llanto.-Pensé que te había perdido.
-¿Creíste que me separaría de ti?. -Dijo Jon con una leve sonrisa. -Se necesita más que una puñalada para lograr que me vaya de tu lado.

-¡El rey ha despertado! -Se escuchaba retumbar por las paredes del castillo. Todos estaban alborotados, iban de allá para acá llevando la noticia, esparciéndola lo más rápido posible. Las campanas del Septo retumbaban por todo Desembarco del Rey, y el pueblo estaba confuso.
Mientras tanto, Elizabeth estaba junto a Jon, acariciaba sus cabellos, su rostro, su torso. Besaba sus labios cada vez que podía. Las doncellas lo habían alimentado, bañado y cambiado sus vendas. Los maestres le otorgaron leche de amapola para el dolor.
-¿Estás seguro que no necesitas más nada? -Preguntó Elizabeth.
-Amor ya estoy bien. - Dijo Jon con una sonrisa. -No es necesario que estés pendiente de mí.
-Pasé mucho tiempo sin ti. -Dijo mirándolo. - Así que acostúmbrate, porque no me separaré de tu lado.
-No me molestaría acostumbrarme a eso. -Acercó su rostro a ella y la besó. -¿Cuánto tiempo dices que estuve inconsciente?
-Un millón de años.-Dijo Elizabeth haciendo que Jon riera. -No es gracioso.
-Lo sé, lo siento. -Dijo aún riendo.
-¡Ya no rías! -Dijo mirándolo con falsa seriedad, Jon apretó con fuerza sus labios para no reír. -Ha sido una semana.
-¿Una semana?-Dijo Jon largando un suspiro. -El pueblo debe estar volviéndose loco.
-Ah no lo sé, tú me debes una semana.
-¿Te la debo? ¿Cómo así?
-Así es. Me debes una semana junto a mí, y créeme que me la cobraré. -Dijo con una sonrisa acercándose para besarlo.
-¿Y cómo quiere mi reina pasar esa semana? - Preguntó Jon sonriendo.
-Contigo, en esta habitación y sin que nadie más nos moleste. -Dijo Elizabeth colocando su cabeza en el pecho de Jon.
-Van a necesitarnos antes de que se cumpla el día.
-Que les den. - Jon largó una carcajada y luego un quejido de dolor.
-No me hagas reír que aún me duele. -Dijo con una mueca.
-¿Lo ves? Aún estás herido, por eso debo estar aquí para cuidarte.- Dijo Elizabeth plantando un beso en sus labios. Se quedaron un largo tiempo en silencio hasta que Elizabeth lo interrumpió. -¿Jon?
-¿Qué sucede hermosa? - Preguntó él.
-Nunca más me dejes. -Dijo Elizabeth con lágrimas en los ojos.
-Nunca lo haré. -Dijo Jon besando su cabeza.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora