Capítulo 32

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-Creo que podría comer hasta reventar- Dijo Elizabeth sentada en la mesa junto a Rosemary.
-Sí, lo noté.- Dijo su amiga mirándola asombrada. -Te has comido todas las frutas de Poniente.
-Lo sé. No entiendo porque estoy comiendo tanto.
-Comes para dos. -Dijo Rosemary sonriendo. -Tu hijo al parecer es muy hambriento.
-Y realmente grande, no se cuanto soportara mi espalda.- Respondió Elizabeth suspirando.
-¿Les has dicho a los maestres?
-Así es, me han dado leche de amapola para los dolores, pero no quiero abusar de ella. -Dijo Elizabeth. - Jon me ha dicho que me acompañará esta noche a caminar por los jardines, pero estoy muy cansada.
-Debe de ser agotador, pero deber hacerlo. -Dijo Rosemary con una sonrisa de lado.
-Ni te imaginas.

Al anochecer Elizabeth salió a los jardines donde Jon la estaría esperando. Caminó hasta un arco de flores y miró el cielo. Las estrellas brillaban tanto que se reflejaban sobre el mar de Poniente, el cual se veía muy calmo.
-Elizabeth, ¿Qué haces? -Preguntó Jon caminando hacia ella.
-Ven aquí. - Dijo mientras extendía su brazo hasta él.
-¿Qué sucede? -Respondió Jon tomando su mano.
-¿Ves el cielo?
-Sí lo veo. Las estrellas se ven hermosas esta noche.
-Pues, cuando era niña solía mirar al cielo e imaginar como sería mi vida cuando creciera. -Elizabeth mordió su labio inferior.
-¿Y qué imaginabas?
-Me imaginaba mirando las estrellas, desde algún balcón de la habitación, junto a algún Lord que sería mi esposo, quizás algún Lannister. Nuestro hijo durmiendo sobre mi regazo, con su pequeña cabeza en mi pecho.
-Bueno, aún estás embarazada, y yo no soy un Lannister. -Dijo Jon con una sonrisa de lado. Elizabeth rió.
-Me has dado más de lo que pude llegar a desear Jon, más de lo que nunca imaginé. -Elizabeth sonrió mirándolo. -Eres quien veo al despertar, y al acostarme a dormir.
-Tú eres la razón por la que vivo Elizabeth, no puedo vivir sin ti. -Dijo Jon acercando su rostro al de ella.
-Tampoco yo. Te amo Jon, jamás te separes de mi.
-Jamás Elizabeth, te amo. -Dijo besándola.
Caminaron durante un largo tiempo, los jardines eran realmente enormes.
-Creo que deberíamos volver.-Dijo Elizabeth, todo había oscurecido demasiado y eso le daba un mal presentimiento.
-De acuerdo amor, espérame aquí un segundo, debo hablar con un guardia. -Dijo Jon. Elizabeth se sentó en un banco a su derecha y lo esperó allí. Sintió pasos acercarse a ella, aunque no les dio importancia, seguramente sería Jon, o algún guardia nocturno. Los pasos cada vez se hacían más rápidos y próximos, por lo que comenzó a alarmarse.
-¿Jon? -Preguntó. -¿Jon? -Repitió esta vez más fuerte, pero nadie respondió. Soltó un grito al sentir una mano taparle la boca, pataleó e incluso intentó morder esa mano, alguien largo un grito de dolor.
-Elizabeth calma, soy solo yo. -Dijo una voz que ya había escuchado.
-¿Kalem? -Preguntó extrañada. -¿Qué demonios haces aquí de nuevo?
-Vine a buscarte.-Dijo él tomándola de ambas manos. -Por favor Elizabeth, ven conmigo.
-¿Te has vuelto loco? Estoy casada, ¡Y embarazada!-Dijo mirándolo incrédula.
-¿Y eso qué? Puedo cuidar de ese niño como si fuera propio. ¡Y tendremos más nuestros!
-Kalem vete de aquí ya o mi esposo va a matarte.- Dijo desesperada. -Ya te protegí una vez, no dije que eras tú quien quiso secuestrarme, pero no puedo hacerlo dos veces.
-¿Tu esposo, el rey? -Kalem rió cínicamente, haciendo que a Elizabeth le corriera un escalofrío por la espalda. -Ese hombre me robo a la única mujer que he amado.
-Nadie te ha robado nada, yo lo amo Kalem. Y aunque no fuera así, soy su esposa y su reina. Le pertenezco a él. -Dijo Elizabeth al borde del llanto, temía lo que podría pasar.
-No. -Dijo Kalem negando con la cabeza. -No, no, ¡No! -Gritó. -¡Tú debías ser mía! ¡Fuiste lo único que siempre quise, lo que siempre deseé!
-Por favor Kalem, si no te vas te matarán. -Dijo ella suplicándole. -Por favor vete ya.
-¡No! -Gritó y estampó el dorso de su mano contra la mejilla de Elizabeth, haciéndola caer al suelo. Como pudo protegió su estómago, nada más importaba. -¡Tu debías ser mía! -Gritó Kalem, con todas sus fuerzas se alejó de él arrastrándose, por miedo a que le diera otro golpe que lastimase a su hijo.
-¡Elizabeth!- Esa voz fue como escuchar a los dioses hablar. Jon corrió hacia ella, ayudándola a levantarse. -¡¿Quién demonios eres tú?! - Grito Jon, mirando a Kalem que se encontraba a unos metros de distancia.
-Tú... -La ira de Kalem podía sentirse en el aire. - Tú me robaste al amor de mi vida.
-Te daré ventaja antes de matarte.- Dijo Jon aún protegiendo a Elizabeth, que estaba sentada en el suelo. -Vete, ahora.
Kalem dirigió su mirada, primero a Jon, luego a Elizabeth, y por último, al estómago de ella. Sacó un cuchillo de su cinturón y corrió hacia esta. Elizabeth cerró los ojos esperando sentir el dolor en su estómago, que nunca llego. Lo que sí llegó fue un grito de dolor a sus oídos. Al abrirlos vio como Kalem huía, y Jon se encontraba arrodillado con ambas manos en su cintura. Su cuerpo se golpeó contra el suelo, se acercó hasta él rápidamente.
La sangre caía de su herida, él mismo se habría quitado el cuchillo. Elizabeth hizo presión allí para que la sangre dejara de salir,. No notó que estaba gritando hasta que acudieron miles de guardias hasta donde ella estaba. Su vestido estaba bañado en la sangre de su esposo, y sus lágrimas caían como cascadas. Se lo llevaron enseguida, Elizabeth no quería despegarse de él, los guardias tuvieron que sostenerla para que lo soltara.
-Sálvenlo. -Balbuceó entre gritos y llanto. -Sálvenlo por favor. - Todo lo que pudo decir antes de desmayarse sobre los brazos de alguien.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora