Capítulo 40

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Luego de un par de meses, Elizabeth ya había recuperado su esbelta figura, solo que ahora sus pechos estaban más pronunciados al igual que sus caderas por el parto, pero su cintura seguía siendo igual de pequeña que siempre. Kalem había sido ejecutado por el mismo Jon en el bosque de los dioses, unos días más tarde del parto de Elizabeth. Ella no había asistido, primero porque estaba demasiado agotada, y segundo porque no quería estar presente allí.
-El hombre que dicta la sentencia debe blandir la espada.-Le había dicho Jon cuando ella le dijo que no era necesario que él mismo lo ejecutara. -Es lo que mi padre decía. Un gobernante que se esconde tras ejecutores a sueldo olvida pronto lo que es la muerte.

Estaba en su habitación, viendo cómo sus hijos dormían plácidamente. Habían crecido un poco, se podían ver unas pequeñas pelusas de cabello negro en sus cabezas. Recién terminaba de amamantar a ambos, por lo que se dormirían por un largo tiempo. Jon cruzó la puerta y se acercó hacia ella.
-¿Cómo están? -Preguntó en voz baja para no despertarlos.
-Bien, recién los acuesto. Felicity estaba tan cansada que casi no podía terminar de comer sin dormirse. -Dijo Elizabeth con una sonrisa en sus labios.
-¿Y tú?
-Feliz. -Dijo posando sus ojos en él.-Algo cansada, pero mejor ahora que estoy contigo. -Jon acercó su cabeza hacia ella, rozando su nariz con la de Elizabeth y tomando sus manos. Estuvieron unos minutos así, simplemente disfrutando el momento.
-Debería irme. -Dijo Jon tragando en seco. -Tengo unos asuntos que atender del consejo.
-¿Es urgente? -Preguntó Elizabeth.
-No, nada de qué preocuparse.
-Entonces podrías quedarte un poco más. -Dijo acercándose aún más a Jon plantándole un beso en la comisura de sus labios.
-Estarán esperándome. -Dijo Jon en un susurro mientras su respiración se agitaba cada vez más a medida que Elizabeth iba plantando besos desde sus labios, bajando por su mandíbula hasta su cuello.
-¿Ah si? -Preguntó rozando con sus labios el cuello de Jon. Él soltó un gemido sordo, Elizabeth amaba el efecto que tenía sobre él, cómo podía tenerlo bajo su control en cuestión de segundos. -¿Seguro no puedes quedarte? -Dijo levantando su mirada para enfrentarlo. Se acercó hacia él y mordió con suavidad su labio inferior. Al no recibir más respuesta que su respiración agitada, besó sus labios, mientras lo empujaba lentamente hacia atrás haciéndolo sentarse al borde de la cama. Se mantuvo parada frente a él, Jon colocó sus manos en su cintura mientras Elizabeth acariciaba su rostro. La miraba embelesado, con admiración, como si no pudiera correr su vista de ella, como si fuera la única mujer sobre la tierra.
Elizabeth desató los lazos de su cota de cuero, dejándolo con su torso descubierto. Pasó sus manos por sus brazos, su torso y su espalda. Bajó su cabeza para plantar un pequeño beso en sus labios, pero luego se alejó de él.
-¿Recuerdas nuestra primer noche? -Dijo casi en un susurro mientras desataba su corsé. -La noche en que me tomaste por primera vez.
-Por supuesto que sí. -Dijo Jon mirándola desvestirse. - Te obligué a hacerlo, no estuvo bien lo que hice.
-Aún así. -Dijo ella quitándose completamente su vestido, quedando en ropa interior.-Disfruté mucho esa noche. - Jon la miró complacido, sonriendo con lujuria en sus ojos.
-Sí, también recuerdo eso.
-Esa noche me dijiste que era tuya.- Dijo Elizabeth y se quitó lo último de su ropa, quedando desnuda a los ojos de su esposo.
-Y aún eres mía. -Dijo Jon en un susurro.
-Así es, y desde entonces sabías que sería tuya. Mente, cuerpo y alma. ¿Cierto?-Elizabeth mordió su labio inferior acercándose a él un poco, mientras veía como Jon recorría todo su cuerpo con su mirada. Asintió con la cabeza.-Quiero que me hagas tuya como aquella noche. -Dijo Elizabeth sentándose sobre él, sintiendo su erección.
Jon se recostó de espaldas a en la cama y Elizabeth sobre él, mientras se besaban dulcemente y a la vez desesperados. Elizabeth se movía lentamente sobre él, rozando la erección que crecía bajo su pantalón, ademas de todo su cuerpo con el suyo totalmente desnudo. Podía sentir su entrepierna mojada por la excitación, y más aún cuando Jon bajó su mano hasta allí y comenzó a moverla, introduciendo un dedo y causándole placer. Largó un gemido entre sus besos, cuando Jon la volteó colocándola de espaldas a la cama. Besó todo su cuerpo, desde sus labios bajando por su mandíbula, su cuello, su clavícula, sus pechos, su vientre hasta llegar a su entrepierna, besándola allí abajo. Elizabeth arqueó dándole así mejor acceso, Jon agarró uno de sus pechos con una mano mientras que con la otra rodeaba la pierna de ella, acercándola mas a sí.
-¡Ah! -Gimió Elizabeth al sentir la lengua de Jon introducirse en ella. Ahora era él quién tenía el control total sobre su cuerpo.
Sintió un calor subir desde su entrepierna, expandiéndose por todo su cuerpo, al mismo tiempo que podía ver el rostro de Jon cubierto de ella.
Se recostó a su lado, la respiración de Elizabeth era muy agitada. Recuperó fuerzas rápidamente colocándose sobre Jon, desenlazó y retiró sus pantalones dejando así al descubierto su erección. La tomó entre sus dedos y comenzó a mover su mano, haciendo que Jon lanzara gemidos graves. Bajó su cabeza y comenzó a plantar pequeños besos a lo largo, a la vez que lo recorría suavemente con su lengua. Sintió la necesidad de su esposo, por lo que no perdió más tiempo y se la colocó en la boca. Podía sentir cómo le daba placer, sus piernas comenzaron a temblar cuando estaba a punto de llegar.
-Elizabeth... -Balbuceó -Voy a... - Se las arregló para decirlo forzosamente entre gemidos, pero a ella no le importó. Sintió un líquido caliente entrar a su boca y lo tragó, Jon la observaba con sus ojos cargados no solo de deseo, si no además de amor.
Jon se sentó en la cama, colocando a Elizabeth sobre él.
-Eres mía. -Repitió como aquella vez, aquella primera noche juntos.
-Hoy y siempre. -Dijo Elizabeth colocando ambas manos en su rostro. -Completamente tuya.
Se besaron, Jon la colocó de espaldas a la cama y entró en ella, tomó sus manos llevándolas sobre su cabeza. Se sentía completa, con una felicidad que había sentido solo unas pocas veces, sólo gracias a él. Sus embestidas eran cada vez más fuertes, placenteras, el sentimiento era eufórico. Elizabeth lanzó su último gemido de placer solo un poco antes de que Jon terminase.
-Te amo. -Dijo Elizabeth en un susurro mientras sentía a Jon llenarla completamente con su semilla.
-Te amo. -Contestó él aún cansado, depositó un tierno beso en sus labios antes de acostarse a su lado, abrazándola.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora