Capítulo 33

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Día y noche, Elizabeth pasaba junto a la cama donde Jon estaba acostado, aún inconsciente. Los maestres lo habían vendado y curado su herida, pero ahora solo cabía esperar. Su única compañía era el lobo huargo de Jon, Fantasma, con el cual nunca había desarrollado tanta relación como hasta ahora. De vez en cuando Lord Tyrion o Rosemary la visitaban para pedirle que saliera de la habitación, se bañe, o al menos que coma. Comía por el bien de su hijo, pero aún así temían que su tristeza llegase a matarlo. Fantasma se recostaba en su regazo mientras ella lloraba y acariciaba el blanco cabello del lobo. Por las noches, el único sonido que ocultaba sus llantos eran los aullidos del huargo.
-Elizabeth debes salir de aquí. -Dijo Tyrion al tercer día consecutivo que estuvo encerrada. Ella simplemente no respondió. -Elizabeth por favor.
-No lo haré. -Respondió con los ojos hinchados.
-No puedes estar así, no te hace bien a ti, ni a tu hijo. Los maestres han dicho que solo queda esperar. -Dijo Tyrion con voz desesperada.
-Es lo que hago, esperar.
-Eres la reina, tu pueblo te necesita. Por todos los dioses Elizabeth, alguien debe gobernar. -En ese momento Elizabeth se levantó bruscamente y miró a Tyrion.
-¡Yo no soy la reina! Yo solo soy la esposa de Jon, ¡Él es el rey, y no gobernaré sin él a mi lado! - Gritó desesperada, sus lágrimas volvieron a caer. Sus rodillas se estamparon contra el suelo y apoyó su cabeza sobre sus brazos en la cama, al lado de Jon. La puerta se cerró, Fantasma caminó hasta ella y lamió una de sus manos.
-Me mentiste. -Dijo Elizabeth entre lágrimas. -Prometiste que sería para siempre, prometiste que siempre estaríamos juntos. Por favor no me dejes - Dijo acariciando su rostro. -Por favor vuelve a mi.
Lloró hasta quedarse dormida en el suelo.
Despertó en la que había sido su habitación en algún tiempo, encontró a Rosemary a su lado.
-¿Que hago aquí? -Preguntó Elizabeth.
-Descansas, hace días que no dormías, al menos no en una cama. -Respondió.
-No, debo ir con Jon, debo estar ahí cuando despierte. -Intentó levantarse pero Rosemary se lo impidió.
-Por todos los dioses Elizabeth, cuida un poco de ti.-Dijo su amiga preocupada.
-¿Cómo llegué aquí?
-Una de las doncellas te encontró durmiendo en el suelo, con tu cabeza sobre Fantasma. Hazlo por tu embarazo al menos, cuídate.
-¿Cuanto tiempo he dormido? -Preguntó Elizabeth preocupada, Rosemary no contestó. -Contéstame, ahora.
-Casi dos días. -Dijo de mala gana.
-¡¿Qué?! -Gritó- ¿Y en todo este tiempo nadie me ha despertado?
-Por supuesto que no Elizabeth, ¿En que pensabas? No duermes, no comes, no sales y lloras todo el tiempo.
-¡Mi esposo esta inconsciente!
-Sí, lo sabemos todos. Pero de todos modos el querrá a su esposa aún viva y con su embarazo.- Dijo Rosemary y soltó un suspiro. -Por favor Elizabeth, si quieres hoy iré contigo a rezarle a los dioses, los antiguos y los nuevos, pero sal de la habitación y come algo. -Suplicó su amiga. Elizabeth asintió.
-Está bien.
-Cámbiate, te estaré esperando. - Dijo mientras se retiraba de la habitación.

Rezaron a los siete dioses del Gran Septo de Baelor, en cada uno de ellos Elizabeth dejó una vela y se arrodilló para rezar. Luego se dirigió al bosque, frente al gran árbol corazón. Estos eran los dioses de Jon, por lo que le dijo a Rosemary que quería hacerlo sola. Al llegar al árbol, se arrodilló en el suelo mirando el rostro tallado en este. 
-No sé si pueden escucharme, o si están ahí. Como sureña no sé si realmente soy bienvenida aquí. Pero por favor se los suplico, devuélvanme a mi esposo. Es lo único que pido. -Dijo y rompió en llanto. -Se los suplico, lo amo más que a mi vida, no me lo quiten. No creo poder soportarlo.
-¿Su alteza? -Escuchó una voz. -Elizabeth, ¿Estás ahí? - Robb se acercó a ella.
-Sí, aquí estoy. -Dijo secando sus lágrimas.
-¿Qué haces aquí sola?
-Esperaba que los dioses se apiaden de mi, es todo.
-Ven, levántate. -Dijo Robb ayudándola a pararse. -Tu estómago está inmenso.
-Sí, lo sé. -Colocó sus manos en él mientras caminaba junto a Robb.
-Elizabeth, escucha. Han encontrado al hombre que apuñaló a mi hermano. -Elizabeth lo miró.
-¿Qué harán con él? -Preguntó.
-Eso depende de ti ahora. -Dijo Robb y esta se quedó pensativa.
-¿Están seguros de que es él? -Preguntó.
-Sí, guardias lo vieron al huir y lo capturaron de inmediato. -Dijo Robb. - No recibiste la noticia porque no pudimos dártela, pero ha estado encerrado en una celda desde entonces.
-Lo quiero muerto. -Dijo Elizabeth sin dudar. -Quiero que todo el reino vea cuando lo decapiten.
-¿Y quién será en encargado de hacerlo? -Preguntó Robb.
-No me interesa quién lo haga, lo haré con mis propias manos si es necesario. No lo quiero con vida.
-Quédate tranquila, intentó asesinar al rey, es imposible que salga con vida. -Dijo Robb tomándola del brazo. -Ahora ven, tienes que comer.

Don't deserve you.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora