Capítulo 50.- Promesas en las sombras

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Isabella



     La idea ya estaba formulada en mi mente, pero aún debía aparentar frente a la ingenua de Ariadne. Quizá podría usar su ayuda en el futuro, pero por ahora, solo necesitaba a Arabella.

     Me acerqué a mi hermana menor con fingido afecto y susurré suavemente en su oído:

     —Ya sabes, Arabella.

     La abracé con delicadeza por detrás y repetí, acentuando mi tono con un aire de confidencia.

     —Las verdaderas hermanas tienen cosas de las que hablar.

     Observé cómo dudaba en pedirle a Ariadne que saliera. Su mirada reflejaba culpa, y, con una sonrisa apenas perceptible, insistí:

     —Díselo, Arabella.

     Mi hermanita, con clara reticencia, finalmente cedió.

     —Hermana... ¿podrías salir, por favor? —murmuró, evitando mi mirada.

     Era evidente que le costaba llamarla "hermana" en mi presencia, aunque la bastarda no pareció percatarse, pues simplemente asintió y se retiró sin más, cerrando la puerta tras de sí.

     Una vez solas, giré hacia Arabella, sonriendo de forma angelical.

     —Una familia solo se vuelve virtuosa cuando uno de sus miembros demuestra perfección —le dije, observándola fijamente.

     Arabella asintió de inmediato, con algo de temor, como si mi posición de hermana mayor la intimidara.

     —¿Realmente piensas otorgar ese honor a una extraña que llegó de afuera? —pregunté, tomando sus mejillas suavemente entre mis manos y obligándola a mirarme—. Yo soy tu verdadera hermana.

     La miré intensamente, dejando que el matiz violeta de mis ojos la envolviera, como si en ellos pudiera hallar una promesa de bondad

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     La miré intensamente, dejando que el matiz violeta de mis ojos la envolviera, como si en ellos pudiera hallar una promesa de bondad.

     —Pronto habrá una misa de consagración, y asistirán los reyes y el príncipe —le informé—. Se cuenta que a los niños y jóvenes se les anima a ofrecer sus talentos y presentar una solicitud.

     Solté su rostro y jugué con un mechón de su cabello entre mis dedos, manteniendo un tono suave.

     —Pero eres muy pequeña para postularte aún —murmuré—. Dame esta partitura, la enviaré bajo mi nombre. Y, ya que necesitaremos practicar, podría pedir a nuestra madre que nos consiga un órgano de tubos.

     Arabella, con sus diez años, parecía un poco desconcertada, quizás porque nunca había tenido que tomar una decisión de este tipo.

     —Hermana Isabella... ¿eres buena tocando el órgano de tubos? —preguntó con ingenuidad.

     —No, no sé mucho sobre el instrumento —admití, un tanto irritada por su obvia falta de perspicacia.

     —Entonces... ¿Cómo planeas tocar la pieza para órgano? Te resultará complicado.

     Resoplé, molesta ante su incomprensión.

     —Por supuesto, solo la publicaré bajo mi nombre. Alguien más la interpretará —aclaré con impaciencia.

     Arabella me miró con las cejas arqueadas, como si aún no entendiera, lo cual solo avivó mi irritación.

     —Arabella, sinceramente, ni siquiera necesito el órgano de tubos. Lo estoy pidiendo por ti. Estoy haciendo todo esto para tu beneficio, y ¿ni siquiera piensas agradecerlo?

     Di media vuelta, fingiendo tristeza y dejé que el silencio pesara.

     —Si no quieres hacerlo, entonces no lo hagas —solté finalmente, en tono cortante.

     La niña me miró con una mezcla de miedo y admiración, mientras yo solo la miré con frialdad.

     —La decisión es tuya, Arabella, pero debes tomarla ahora mismo —chasqueé los dedos con impaciencia.

     Arabella vaciló, y tras unos segundos, finalmente bajó la cabeza, vencida.

     —Lo siento, hermana. Te daré la canción —murmuró, con voz apagada.

     Una risa triunfal escapó de mis labios, y me apresuré a acariciar su cabeza, mostrando una ternura fingida

     —Has tomado la decisión correcta, Arabella.


Si prefieres escuchar este capítulo, ¡tenemos una versión en audio disponible!

https://youtube.com/@librosdemilibrero?si=-gm6PjX_9xRVgfr1

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¡Nota!

Esta novela es una adaptación realizada por mí, una fan, para compartirla con otros seguidores que deseen leerla en español. Dado que no está fácilmente disponible en nuestro idioma, o a veces no se entienden ciertas partes, me tomé la libertad de traducirla y adaptarla para todos nosotros.

No persigo fines de lucro; simplemente quiero rendir homenaje a la obra original, y disfrutarla junto a ustedes.

Pd. Trataré de actualizar todos los días😅🤭

En Esta Reencarnación Yo Seré La Emperatriz,  Hermana MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora