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Capitulo 32: hogar.


El sol de la tarde se filtraba suavemente a través de las ventanas cuando la puerta principal se abrió, revelando a Jimin y Yoongi que acababan de regresar tras varios días en casa de los Yuu. No habían alcanzado a dar un paso completo hacia el interior cuando un grito agudo resonó por toda la casa. 

—¡¡¡JIMIN!!! —exclamó Yena, soltando lo que tenía en las manos y corriendo a toda velocidad hacia él. Sus pequeños pies descalzos golpearon el suelo con fuerza, y en un instante se lanzó sobre Jimin, rodeándolo con sus brazos delgados en un abrazo apretado. 

El omega la recibió con una risa suave, inclinándose para sostenerla y levantarla un poco del suelo. Yena enterró su carita en su cuello, aferrándose como si temiera que volviera a irse. 

—Te extrañé muchísimo, Jiminie... —susurró la niña entre sollozos felices. 

—Yo también, pequeña. Te extrañé más de lo que te imaginas —respondió Jimin, acariciando su cabello mientras ella le daba un besito en la mejilla. 

Cuando Yoongi se acercó, Yena soltó a Jimin y se lanzó hacia su padre, quien la levantó con facilidad, haciéndola girar en el aire. La niña rió a carcajadas, pegando pequeños besos en el rostro de Yoongi mientras lo miraba con esos ojitos brillantes que reflejaban pura alegría. 

—¡Papá! Pensé que nunca iban a volver —dijo Yena, golpeando suavemente el pecho de su padre con sus manitas. 

—¿Cómo crees? Jamás me perdería verte otra vez —respondió Yoongi con una sonrisa, depositando un beso en la frente de su hija. 

Jin apareció entonces desde la sala, cargando a Jihoo en sus brazos, quien se removía inquieto al ver entrar a su omega. 

—¡Bienvenidos! —saludó Jin con una sonrisa, pero apenas tuvo tiempo de terminar su frase cuando Jimin, con ojos alarmados, se apresuró hacia él. 

—¡Dámelo! —exclamó Jimin con ansiedad, extendiendo los brazos hacia el bebé. 

Jin rió ante la urgencia del omega y le entregó al pequeño, quien soltó un chillido feliz al encontrarse nuevamente en los brazos de Jimin. Jimin lo apretó contra su pecho, llenándolo de besos en las mejillas, en la frente y en su nariz, mientras el niño reía a carcajadas, sacudiendo sus manitas con emoción. 

—Te extrañé tanto, mi amorcito... —susurró Jimin entre besos, frotando su nariz con la del bebé, quien respondió con un balbuceo encantador. 

Mientras los observaba, Jin frunció levemente el ceño al notar un aroma extraño en Jimin. Había algo diferente... ¿Era el olor de Yoongi entremezclado con el del omega? El aroma era sutil, pero inconfundible. Sin embargo, antes de poder procesarlo por completo, Yoongi lo interrumpió con una pregunta casual.

—¿Y cómo te fue con las niñas? ¿Sobreviviste? —preguntó el alfa con una sonrisa divertida. 

—¿Sobrevivir? Apenas, pero lo logré —respondió Jin con tono dramático, llevándose una mano a la frente, como si hubiera pasado por una gran odisea—. Son terremotos, pero se portaron bien. Aunque no sé si podré volver a quedarme con tantas al mismo tiempo. 

Yena aprovechó el momento para ponerse frente a Jimin y jalarle de la manga, emocionada por contarle todo lo que había hecho durante los días que estuvieron fuera.

—¡Jiminie! Tienes que escuchar todo lo que hicimos. Tío Jin nos llevó al parque y después comimos helado... ¡Y también fuimos al zoológico! —dijo, mientras sus manos volaban al aire para acompañar su relato—. Había leones, jirafas, ¡y hasta un ganso! Aunque... creo que era un pato, no estoy segura. 

I LOVE YOU, BOY | YOONMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora