I LOVE YOU, BOY | YOONMIN

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Capítulo 5: Repentina oportunidad

Jimin salió de la habitación con cautela, sus pasos resonaban suavemente en los pasillos de la enorme mansión. La casa era una obra de arte, con techos altos adornados con molduras elegantes y paredes cubiertas con cuadros. Cada rincón parecía exudar una historia propia, envolviendo a Jimin en una atmósfera de misterio y encanto.

Mientras caminaba, se maravilló de la grandeza y el detalle de la casa. Los suelos de mármol brillaban bajo la luz de las lámparas de araña, y las grandes ventanas permitían que la luz del sol bañara cada rincón. Sus ojos se detenían en cada detalle, desde las alfombras persas hasta las esculturas delicadamente talladas que adornaban los corredores.

A medida que avanzaba, Jimin se dio cuenta de que se había desviado del camino y, sin saber exactamente cómo, se había perdido. La mansión, con su laberinto de habitaciones y pasillos, lo había envuelto por completo. Sin embargo, no se sintió angustiado; más bien, había una curiosidad inocente en su exploración.

Finalmente, se encontró frente a una puerta doble de cristal que parecía invitarlo a entrar. La empujó suavemente y fue recibido por una brisa fresca y el dulce aroma de las flores. Había encontrado un vivero.

El vivero era un refugio de serenidad y belleza natural. Lleno de plantas exóticas y flores de todos los colores imaginables, era como un pequeño paraíso escondido dentro de la mansión. El techo de cristal permitía que la luz del sol inundara el espacio. En el centro, una fuente de mármol añadía el relajante sonido del agua que caía, completando la atmósfera de tranquilidad.

Jimin caminó despacio, sus dedos rozando suavemente las hojas de las plantas mientras avanzaba. Sus ojos se posaron  particularmente en unas rosas que, a diferencia de las demás flores vibrantes, parecían marchitas. Se agachó para observarlas más de cerca, sintiendo una extraña tristeza al ver su estado.

Justo en ese momento, escuchó unos pasos detrás de él. Se giró rápidamente, su corazón saltando de sorpresa, y se encontró cara a cara con Yoongi. La expresión tranquila del alfa contrastaba con la sorpresa y el nerviosismo de Jimin.

—Lo siento, no quería asustarte —dijo Yoongi suavemente, acercándose—. Es fácil perderse en esta casa. ¿Te gustan las plantas?

Jimin asintió lentamente, tratando de calmar su respiración acelerada.

—Sí, es hermoso aquí. Pero estas rosas... — señaló las flores marchitas, su voz llena de una melancolía inesperada—. Parecen estar sufriendo.

Yoongi se acercó a las rosas, sus ojos oscuros observando las flores con una mezcla de tristeza y reflexión.

—Estas rosas eran las favoritas de mi esposa. Siempre las cuidaba con mucho esmero —explicó Yoongi, su voz baja y llena de nostalgia—. Después de que ella... se fue, no he sabido cómo cuidarlas adecuadamente.

Jimin sintió una oleada de compasión por el mayor. Sin pensarlo, se inclinó hacia las rosas y comenzó a examinarlas más de cerca, sus dedos delicados tocando las flores con una ternura que sorprendió a Yoongi.

—Tal vez... tal vez pueda ayudarte a revivirlas —dijo, su voz llena de determinación—. Si me dejas, quiero intentarlo.

Yoongi lo observó por un momento, sus pensamientos un torbellino de emociones. Finalmente, asintió.

—Claro, Jimin. Te agradecería mucho tu ayuda.

Jimin y Yoongi permanecíeron agachados, observando las marchitas rosas con una mezcla de nostalgia y serenidad. El silencio entre ellos era cómodo, casi palpable, mientras ambos se sumergían en sus pensamientos. La luz suave del vivero bañaba sus rostros, realzando la belleza del entorno que los rodeaba.