Sabueso de jade

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Sabueso de jade

La horda de trabajadores y clientes permaneció en silencio, analizaban la situación descaradamente mientras aparentaban debilidad.

Sus movimientos eran milimetrados, no desaprovecharían la oportunidad de asesinarme si encontraban una apertura. No les presté mucha atención, bastó con absorber el aire de la habitación con la runa de absorción para dejarlos sin oxígeno, de esa manera cayeron desmayados y no tuve que entablar combate.

«Si la mayoría tiene solo esta fuerza... temo que no sobreviviremos a esos malditos demonios».

Registré sus pertenencias hasta encontrar un set de llaves, bajé al sótano con ellas, encontrándome con un guardia bebiendo vino cerca de la entrada al pasillo de las celdas. En cuanto trató de desenfundar su espada, lo estampé contra una pared con un proyectil de viento.

Tras asegurarme de que estuviese inconsciente, entré al corredor lo suficientemente estrecho como para no poder usar mi lanza. Mientras caminaba, algo llamo mi atención. Al final del pasillo, un hombre con una lanza de jade estaba esperando, observando cada paso que fuese dado.

Evité ser el primero en atacar, algo sobre ese tipo me daba mala espina. Solo podía significar que era un oponente difícil, incluso si yo ya había alcanzado un nivel decente.

—¿Quién eres? No pareces ser parte del personal y tampoco esclavo... ¿Qué estás haciendo en este lugar? —cuestionó, mientras sus ojos empezaban a brillar en un tono escarlata.

No respondí, en cambio, desenvainé una daga y, colocándola cerca de mi pecho, con el brazo izquierdo por debajo y flexionando las rodillas, me preparé para recibir su ataque.

—¿No dirás nada? Espero que esto no sea aburrido. —continuó, acercándose lentamente.

Conforme se iba aproximando, podía sentir la sed de sangre que emanaba cayendo sobre mí, no pude evitar sentir un escalofrío y, en un parpadeo, estuvo delante de mí, dirigiendo su lanza en forma de estocada.

Esquivé la arremetida saltando hacia atrás con las alas de Aleph. Por supuesto, él no tardó en reaccionar, tomó su lanza por sobre sus hombros, destruyendo barrotes de una celda con el simple hecho de moverla, lanzándola en mi contra.

Rápidamente, Shyun se encargó de repeler su ataque con una ráfaga de viento lo suficientemente fuerte como para enviarme volando a las escaleras.

«No tiene caso, no podré defenderme de él sin mi lanza, peor en un espacio tan cerrado. Es demasiado rápido como para que pueda atacarlo con Ifrit».

Salí corriendo por las escaleras, en cuanto logré pisar la recepción del edificio, la lanza de jade salió volando, rozándome el hombro izquierdo, terminando clavada en un pilar del lugar. Su dueño no tardó en perseguirla, sin darme tiempo a reaccionar, me envió a volar de un puñetazo, recuperando su arma posteriormente.

Estampado contra la pared, no pude evitar jadear de cansancio. Su sed de sangre era tal, que podía sentirla en mis manos, como si fuese una intensa niebla gélida que me impedía respirar con tranquilidad.

Sin tiempo que perder, activé la técnica de Yao para tener mayor claridad. Shyun ya estaba lista para apoyarme con las alas, aparte de cubrir puntos ciegos. Desenvainé la lanza y me preparé para afrontar al enemigo.

El arco etéreo no sería suficiente para alguien como él, no me daría tiempo a disparar flechas de gran poder. Flechas de Sylph normales y la lanza era todo lo que tenía, conforme él iba balanceando su arma, yo reaccionaba a la mayor parte de sus ataques por puro instinto.

Cortes, arremetidas, golpes, venían desde todas las direcciones. No podía evitar sentirme abrumado, de a poco iba sangrando, heridas leves, pero demasiadas como para no afectarme. Encima, conforme redirigía los ataques de mayor daño, mis brazos iban temblando por la diferencia de fuerza.

Cronos: Tale of the dark adventurerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora