Una prueba en el campo escarlata

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Una prueba en el campo escarlata

Kai se encontraba de rodillas, tosiendo mientras sostenía su cuello, su acompañante, el Jilk tampoco se encontraba en buen estado. No tenía idea de que había pasado, la situación era repentina y Shyun se encontraba aturdida, Hiyori permaneció silente mientras nos observaba.

En ese momento, su mera presencia era más atemorizante que el fuego, explosiones y espadas colisionando más allá en el campo de batalla. Su espada permanecía envainada y no había ni rastro de sudor en su cuerpo y aun así no cabía duda de que ella había neutralizado a tres aventureros de rango plata.

—No has cambiado nada, ¿qué tan fuerte te has vuelto en estos meses? —pregunté mientras me erguía, por suerte no me había roto ningún hueso, un par de contusiones no eran nada.

—Sería mentira decir que no me alegro de que estén vivos, pero, ¿qué creen que hacen viniendo a este campo de batalla? —comentó para luego suspirar. —Peor aún, trajeron consigo a un mestizo, parece que en donde quiera que estés causas problemas —expresó con amargura.

Tomé un momento para respirar antes de responder. Shyun todavía permanecía inconsciente y Kai estaba lejos de recuperar el aliento.

—Solo estoy apoyando a este suicida, honestamente solo quería ver tu rostro para estar seguro, incluso tú podrías haber muerto ante un ataque de esos demonios... Claro, es un gesto inútil, pero, ¿para algo están los amigos no? —Contesté.

—Aunque me gustaría enviarlos de regreso, es cierto que a Kai le falta mucho por entrenar. Síganme, ayudaré a subir a sus compañeros en las monturas. —comentó. Colocó a los que habían caído inconscientes sobre los corceles y luego nos guio hasta el campamento donde se refugiaba.

El terreno que pisábamos era una mezcla de ceniza y escombros que todavía desprendía calor, una niebla rojiza era emanado de la arena y arrastrada por el viento. Podía sentir la presencia del ether en ella, quien había quemado todo el lugar, seguramente fue un manipulador de ether, uno inimaginablemente poderoso.

—Oye, Hiyori. ¿De casualidad sabes quién quemó estas tierras? —pregunté en un intento por conocer la identidad del mago.

Ella vaciló un poco antes de responder, luego dio un suspiro y señaló el lugar con mayor concentración de aquella bruma.

—Rin Crimson, bueno, ahora deberías llamarla: Merlín. —explicó.

—¿Rin? ¿La maestra de la academia? ¿Por qué debería llamarla Merlín cuando ni siquiera sabemos donde está ese viejo? —cuestioné vacilante, casi y levantaba la voz por una mezcla de ira y desconcierto.

—Bueno, es normal que no lo sepas, pero el nombre "Merlín" no es más que un título. Ella es la legítima heredera del título y... con su muerte. Merlín es ella. —continuó Hiyori con el mismo tono serio y despreocupado de siempre.

—¿El anciano está muerto? ¿Siquiera quién pudo vencer a...? Olvídalo.

Demonios, esa siempre sería la respuesta correcta. Si un niño entre ellos tenía la fuerza de un rango bronce, ¿qué detenía a un adulto sobresaliente de superar incluso al gran mago?

Hiyori se detuvo frente a una cueva tapada con una roca, cuyo tamaño era similar al de una choza cubriendo su entrada, la movió como si nada, usando una sola mano. Revelando una fogata apagada y suministros apartados en una esquina.

Había marcas con nombres apuntados en la pared, seguramente de compañeros que cayeron en combate apoyándola.

—¿Estás luchando sola? ¿O solo te mantienes alejada del resto? —pregunté algo desconcertado.

Cronos: Tale of the dark adventurerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora