Poder

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Con cada gota de sangre siendo derramada en aquel combate crecía la angustia dentro de mí, la batalla ciertamente era irreal, cada golpe tenía la fuerza necesaria para destrozar un distrito entero de la aldea y aún siendo así, ni uno de los guerreros parecía estar fatigado.

Un hombre viejo con cabello largo y negro con un par de canas, arrugas y cicatrices cubrían su cuerpo y vestía una armadura de acero negro sin casco acompañada por unos guanteletes de cuero revestidos con acero como arma.

El otro era un hombre de mediana edad con una piel grisácea cubierta por tatuajes negros en forma de enredaderas espinosas extendiéndose desde su cuello hasta abajo. Llevaba una armadura enfocada en cubrir sus brazos y la parte inferior de su cuerpo, cuyo material parecía similar al de la armadura del caballero oscuro, solo que con un tono amatista. Por alguna razón llevaba el pecho descubierto.

Cada colisión de sus golpes causaba una onda de choque capaz de crear un pequeño temblor a sus alrededores, no podía desviar mi atención de ese escandaloso combate, cada estruendo solo hacía latir mi corazón con una fuerza aún mayor.

Mientras estaba anonadado podía sentir como alguien me tomaba del brazo alejándome del lugar, al desviar mi atención hacia ese alguien, su brillante cabello carmesí calmo ligeramente mi corazón, pero la detuve y nada más hacerlo pude notar su rostro invadido por la tristeza y el miedo.

Suspiré y con algo de dolor invadiendo mi pecho aparte la vista del combate. Tragándome el orgullo la acompañé en su búsqueda de un lugar seguro, aunque codiciaba ver ese combate, no podía soportar ver la desesperación en su rostro.

Conforme corríamos a través del caos en el pueblo, podía ver como varios grupos de aventureros luchaban impotentemente para terminar muriendo sin hacer siquiera un daño decente a sus enemigos.

«Todo esto es inútil, cada uno de ellos es tan fuerte como un grupo decente de aventureros. Preferiría adentrarme en la maldita mazmorra en donde tengo una oportunidad a seguir viendo a mis seres queridos morir inútilmente».

Mientras corríamos Nagisa esquivaba los lugares concurridos dando grandes saltos mientras me llevaba a rastras, no podía pensar con claridad, así que simplemente dejé que me llevara. Mientras contemplaba el horizonte, tratando de poner mi mente en orden.

Nagisa estaba marchando directo a la entrada Norte, cuando pude ver el destino a lo lejos, recuperé mis sentidos y detuve a Nagisa sosteniendo su mano nuevamente. Ella desvío su atención hacia mí, podía notar con facilidad su confusión, pero tenía que detenerla.

Miré hacia al bosque mientras tomaba su mano con firmeza, podía ver un tenue brillo característico de las flechas de acero tratado, pesé a que una persona normal apenas y podría notarlo, incluso con mi vista desgastada podía reconocerlas.

Al ver el brillo desvaneciéndose me agaché y arrastré a Nagisa conmigo, la flecha golpeó uno de los muros destrozándolo por completo. A diferencia de lo que creí, la flecha era prácticamente una estaca de acero del tamaño del brazo de un niño.

«¿Qué clase de fuerza monstruosa pudo disparar eso? Sin contar el peso de la flecha, tensar ese arco debe requerir mínimo la fuerza de un rango plata».

Las flechas no eran disparadas con constancia, por su material seguramente sería caro usarlas con constancia. Desvíe mi atención hacia Nagisa, ella todavía se veía afectada por la situación.

—Parece que no permitirán que escapemos, esos arqueros parecen bastante habilidosos—expresé mientras miraba su rostro. Podía sentir como sus manos que desprendían un calor que me calmaba ligeramente temblaban por el miedo. —Por ahora tratemos de regresar a la iglesia, me preocupan los chicos.

Cronos: Tale of the dark adventurerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora