El gran festival de la unión. Parte tres
Ahora con Hiyori como compañía Midori estaba más hiperactiva que nunca, por suerte a Hiyori no parecía molestarle su animosidad, por el contrario, parecía ser que lo disfrutaba. Gasté otra moneda de plata en un pastel de arroz, aunque el sabor no era el mejor no me desagradaba.
Por su parte Hiyori jugaba los distintos juegos de los locales junto a Midori, a mí no me llamaban la atención, así que prefería no involucrarme en ello. Pasado un rato, las chicas se detuvieron a ver un juego en el cual se probaba la puntería con el arco, entre más cerca se impactará la flecha, mejor sería el premio.
La diana estaba a unos treinta metros, era difícil acertar a esa distancia y el arco para darle se veía de mala calidad, aunque el dueño parecía ser un anciano adinerado. Midori le entregó veinte piezas de plata al dueño del local y tomo el arco de madera torpemente, sin cambiar de postura tenso la cuerda, con el arco tambaleándose de un lado a otro, el tiro llevaba poca fuerza y al disparar la flecha cayó en el suelo a metros de su objetivo.
Al verla deprimirse por fallar el tiro Hiyori observo con cuidado el entorno y tras un rato pensando su tiro, le pagó al anciano del local y disparó, aunque por desgracia no logró darle al centro de la diana, sino que le pegó a la esquina de esta.
—Esto es difícil.
Tras recibir un collar de acero con un pedazo de cristal como premio de consolación Hiyori volteó a verme con curiosidad.
—¿Y tú no vas a intentarlo?
Tras pensarlo un poco suspiré y tomando la poca plata que aún tenía en el monedero le pagué al anciano y tomé el arco. El agarre no era firme y no sentía un buen balance, estaba claro que no era más que un arma improvisada.
Tensé la cuerda y centré mi vista en el blanco, el viento estaba en contra de la dirección del blanco. Respiré y con firmeza apunté a la diana, calculando hacia donde tenía que disparar espera al momento adecuado y finalmente disparé.
El centro de la diana fue atravesado nada más impactar la flecha, el anciano se sorprendió y mientras temblaba de asombro fue a registrar un cofre en el cual guardaba un arco compuesto de madera de roble, cuero negro y un hueso de lobo dorado.
El diseño mostraba a dos lobos persiguiendo el sol y la luna en cada lado del marco del arco. Tomé la cuerda del arco y la pase por mi brazo derecho tras la cabeza, así no me molestaría llevarlo al caminar.
Midori parecía estar sorprendida y se dedicó a admirar el arma silenciosamente mientras giraba a mi alrededor. Hiyori por su parte simplemente sonrió en aprobación y posteriormente continuamos con el recorrido.
«¿Cuánto costará este arco? Los materiales parecen caros, no recuerdo la última vez que usé uno en combate real».
Me detuve a pensarlo por un momento, en verdad no recordaba porque no había usado un arco tras tanto tiempo.
«¿En donde dejé mi viejo arco?».
Hiyori y Midori se detuvieron al verme perdido en mis pensamientos, ellas me vieron consternadas por un momento, hasta que finalmente volví a mis cabales y continué siguiéndolas.
Tras un tiempo llegamos hasta una de las entradas del pueblo, bueno, incluso siendo lo que era todo estaba decorado por lámparas de papel e inundado de una multitud de personas comprando, comerciando, paseando o teniendo citas.
De entre la multitud logré avistar un radiante cabello rizado de un tono casi dorado sobresalir de entre la multitud, un par de segundos después pude ver a Livina caminando junto a Ryu mientras comía una manzana. Ella se veía más feliz que nunca, por su parte Ryu se mantenía serio, aunque pude notar un aire diferente en su mirada.
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Cronos: Tale of the dark adventurer
FantasyHayato Endou es un joven de la aldea Momozono, el cual sueña con ser un gran aventurero del que se cuenten historias y leyenda. Cuando su solicitud de ingreso al gremio es aceptada inicia su travesía como aventurero, viajando por las tierras en busc...