Un día antes del festival.

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Un día antes del festival.

Al ver con detenimiento a Aoi no pude evitar acobardarme y retroceder lentamente, al darme cuenta de lo que estaba haciéndome apreté mis manos con coraje y continué preguntándome si hablar con ella en ese momento sería lo correcto o solo terminaría dañándola más.

«No, no puedo... lo mejor será que me vaya».

Escapar era lo único que quería, sin embargo, otra parte de mi deseaba quedarse a ayudarla, era un sentimiento extraño que me paralizaba tanto la mente como el cuerpo. Al final mi lado cobarde terminó ganando y retrocedí lentamente para dejar la escena.

—¿Vas a huir de nuevo?

«¿Quién?»

Volteé a ver hacia atrás, la persona que había hablado no era otra que Gell, había sido curado por completo, como si no le hubiese dado una paliza en la mañana. Este se acercó hacia mí lentamente mientras tomaba su hacha y tronaba su cuello.

—Bueno, esta vez me aseguraré de hacerte pagar por hacer a Aoi llorar—dijo para luego tirar una bolsa de cuero que envolvía a mi equipo.

Tomé la daga y me coloqué la armadura de cuero, dejé el bastón reposando desde el agarradero de la armadura, luego empuñé la daga en mi mano derecha y observé como mi amigo se preparaba para luchar nuevamente en mi contra.

—Está bien Gell... pero déjame advertirte, no pienso contenerme.

Gell sonrío y se abalanzó en mi contra a una gran velocidad, eso era si se comparaba con un transeúnte cualquiera, si lo comparaba con las cosas que he enfrentado sería tan rápido como el lobo dorado, pero una tortuga al lado de Hiyori o Nagozak. Esquivé su embestida con facilidad y luego puse mis manos en el suelo para girar y darle una patada en las rodillas.

Por su parte se apoyó en el hacha y continuó atacando con mochazos erráticos, solo hacía gala de pura fuerza bruta y nada de técnica. Mi mente se sentía calmada, todos sus ataques eran lentos y lo único que me preocupaba era que se me pasará la mano de nuevo y terminará haciéndole un daño irreversible.

Cada vez los ataques de Gell se volvían más erráticos y anchos para tratar de alcanzarme, pero ninguno era efectivo, al verlo solo podía contemplar muchas oportunidades para dejarlo fuera de combate con un simple ataque. Algo que ningún otro enemigo me había hecho sentir.

—¿Qué pasa Hayato? ¿El gran aventurero no mancillara sus manos con la sangre de alguien más débil? ¿Siquiera porque te codeaste con el maldito de Hideaki y la perra de...

Antes de que pudiese terminar le cerré la boca con una explosión rúnica a menor escala, Gell se tambaleó por un momento, su nariz se había roto por culpa de la fuerza que generó el proyectil.

—Así que, eso te molesto... supongo que debemos continuar con esta pelea—dijo mientras se limpiaba la sangre que estaba derramando su nariz.

Al ver su determinación tuve ganas de continuar disparando, pero detuve mis impulsos y me concentré en mantener la calma para no golpearlo, por alguna razón mi sangra estaba empezando a arder con fervor nuevamente, pesé a que no era demasiado cercano a Hiyori, al saber por lo que había pasado no pude evitar sentir ira al escuchar a Gell insultándola.

—Mide tu boca Lorgell, tu hermano estaría decepcionado ahora mismo.

Tras escuchar mi comentario el rostro de Gell daba a denotar su ira, sin pensarlo dos veces golpeó el suelo con el filo de su hacha para luego lanzarme un montón de tierra a pura fuerza bruta en un intento burdo de cegarme.

Generé una esfera de ether en mis pies usando el impulso para alejarme de su rango de ataque, francamente Gell me estaba dando pena. Era demasiado débil cuando no me estaba conteniendo, parecía que estaba jugando a las peleas con un niño del pueblo.

Cronos: Tale of the dark adventurerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora