Tan brillante como la plata
Tomé el resto de las peticiones y me propuse a terminarlas tan rápido como pudiera. Como tal, eran más tediosas que complicadas y no me quedaba mucho tiempo, el final del plazo que se me había dado sería al amanecer del siguiente día.
Tomé una bocanada de aire para luego suspirar y luego marché a cumplir los diferentes encargos. Iban desde entregar hierbas que crecían en el bosque cercano a un alquimista hasta hacer encargos como un recadero, lo bueno es que me las podía arreglar para moverme rápido por la ciudad con las alas de Aleph.
Conforme iba buscando las cosas que me pedían y entregaba paquetes de un lado para otro, con cada pedido finalizado sentía que el tiempo se iba volando. Seguramente la gente iba a crear más rumores sobre mi al verme volando de un lado a otro, eso había pasado hasta en mi aldea natal.
Para cuando el sol empezaba a ocultarse solo le faltaba un encargo y había ganado dos piezas de oro en total. Había dejado el más engorroso al final, la petición no solo tenía mala paga, sino que requería bastante esfuerzo mental.
Trataba de ser compañero de sparring de un grupo de aspirantes a aventurero para instruirlos en combate.
Nada más llegar al edificio con ayuda del mapa y las indicaciones de la petición fue fácil entender porque la paga era tan mala. Solo eran un par de adolescentes entre los quince y catorce años, equipados con armas de madera y con cuerpos escuálidos que no parecían haber comido una buena comida en meses.
«Supongo que teníamos demasiado apoyo en el pueblo. Al menos en comparación a estos chicos, no son los primeros que veo por ahí, apenas y pueden mantenerse a flote, deben ser huérfanos».
Nada más verme se emocionaron, no era de extrañar, estaban viendo a alguien que ejercía su sueño frente a ellos. Sus ojos habían adquirido un extraño brillo y se les notaba determinados.
—Bueno. Los entrenaré por el resto del día. ¿Bastará con un par de rutinas de ejercicio y enseñarles un par de movimientos de pelea no?
El más alto entre ellos dio un paso al frente y me respondió mientras sus piernas temblaban.
—E-estaremos a su cuidado.
Aparté la mirada y tomé una vara de madera como arma de entrenamiento, luego le hice una seña con la mano a los niños, indicándoles que podían empezar.
No tardaron en atacarme en grupo, la mayoría de sus armas imitaban a las espadas, pero sus movimientos eran predecibles y su formación poco coordinada, serían presa fácil hasta para un cachorro de lobo si seguían así.
Tras un minuto entero esquivando sus ataques decidí que ya era suficiente y con un ataque amplio desarmé a todos los pequeños.
—Bueno, al menos ya sé que no tienen una base sobre la cual empezar, mejor para mí supongo. A partir de ahora, vivirán un infierno por lo que resta del día. ¿Podrán aguantar?
Lo siguiente fue mostrarles la esgrima y otras doctrinas que había aprendido durante el viaje con Hideaki, no era nada de que impresionarse, pero al menos había aprendido a defenderme decentemente con varios tipos de armas.
Me dediqué a adoctrinarlos en distintos tipos de usos y hacíamos duelos con un arma a elección cada hora. Lo cierto es que el método no era exactamente el más efectivo, pero tenía que enseñarles mucho en poco tiempo.
Al final el más alto se encariño de la espada, el otro por su parte prefería usar un bastón, tenía algo de mi estilo en él, pero debido a su miedo se había vuelto bastante defensivo.
Las horas pasaban y por alguna razón encontré entretenido enseñarle a esos pequeños a luchar, tanto así que mientras los aconsejaba y les iba enseñando los métodos de entrenamiento de Hideaki no me di cuenta de que se había hecho de noche.
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Cronos: Tale of the dark adventurer
FantasyHayato Endou es un joven de la aldea Momozono, el cual sueña con ser un gran aventurero del que se cuenten historias y leyenda. Cuando su solicitud de ingreso al gremio es aceptada inicia su travesía como aventurero, viajando por las tierras en busc...