Mi mente grita una y otra vez que corra, pero mis pies no se mueven; estoy paralizada del miedo. Muerdo mi labio con fuerza sabiendo que no falta mucho para que empiece a sollozar. Casi puedo notar el brillo de satisfacción en los ojos de Aiden al ver mi patética reacción.
— ¿Por qué tan nerviosa, cariño? Ni que fuera a matarte, oh, espera... Si lo haré —su amenazante mirada y la seguridad es sus palabras hizo que inevitablemente un sollozo escapara de mi garganta.
— ¿Qué quieres de mí? —pregunte con voz asustadiza
—Tienes algo que me pertenece y lo quiero devuelta. —Fruncí el ceño y me hice la desentendida.
—No se dé que hablas —murmure
—Joder, no hagas esto más difícil. No quiero ponerme rudo, muñeca —avanzo un paso hacia mí y levanto la pistola en mi dirección.
— ¡Alto, alto! —grite asustada, mientras levantaba mis brazos al aire.
—Dame una razón por la cual no debería matarte en este preciso momento
—Porque... —Una inoportuna sonrisa me asalto y sin saber que carajos hacia, baje los brazos y hable segura: —No vas a matarme porque me necesitas; muerta no te sirvo de nada.
Mi corazón late con prisa y mi susurro mentalmente ¿Qué carajos estoy haciendo?, quizás ver demasiadas series policiacas no son del todo provechoso, te hacen creer fuerte y capaz de todo, capaz de poder crear un plan y salir inmune de cualquier situación.
Una estruendosa carcajada fue lo que obtuve de respuesta, la risa no duro mucho y dejo pasar a un rostro serio. Aiden avanzo unos pasos hacia mí, mientras mantenía el arma a la vista y en lo alto. Lo observe mover sus labios entre dientes pero no llegue a escuchar lo que decía. Su mirada subió hasta mi rostro, sus ojos se volvieron de un tono oscuro, opacando el color azul de sus ojos, y podía ver a simple vista lo tensada que mantenía la mandíbula; está enojado, muy enojado.
— ¿Me estas retando, zorra? Puedo matarte en este puto momento si se me da la maldita gana —vocifero furioso, cargo la pistola y me apunto con ella.
El ruido de la bala saliendo del cañón de la pistola retumbo con fuerza contra mis oídos, cerré mis ojos con fuerza y espere que el impacto llegara a mi cuerpo; pero esto nunca paso. Abrí mis ojos despacio, Aiden se encuentra tirado en suelo, con un pequeño charco de sangre empezando a acumularse a su alrededor y detrás de él, E. lo observa fijamente.
— ¿E....? —mi voz sale resbaladiza de mi garganta y la confusión tiñe mis facciones
—El auto esta doblando la esquina, ve hasta el coche y espérame allí —murmuro sin levantar la vista y tiro a mi dirección unas llaves. — ¡Ve al auto, Erin! —dijo elevando la voz.
Todavía confusa, me agache a recoger las llaves y salí disparada hacia donde E. me había indicado. Quite el seguro del auto y me introduje en el, mientras mi manos se mueven con nerviosismo y la confusión todavía se apodera de mi organismo.
E.:
Espere hasta que Erin hubiera desaparecido de mi campo de visión para luego agacharme hasta el cuerpo inerte de Aiden. Guarde mi pistola en mi cadera y con algo de dificultad le di vuelta al cuerpo muerto de Aiden. Revise dentro de los bolsillos interiores de su chaqueta, encontré dos pequeñas cajas de balas; las tome y las guarde en mis bolsillos. Encontré dos bolsitas con cocaína y dos mil dólares en efectivo, saque la pistola calibre 40 de debajo del cuerpo de Aiden y me guarde todo dentro de mi chaqueta. Voltee hacia los lados y al ver que no había nadie camine a pasos tranquilos hacia donde había dejado estacionado el auto.

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Deuce
AkčníÉl no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlbor...