Termine de acodarle la corbata a Kian, me aleje unos pasos de él y le sonreí con los ojos llenos de lágrimas.
—Ya es hora de irnos —le informe viendo el reloj de pared. Kian asintió con la cabeza y tomó las llaves del auto.
Cerré la casa con seguro y espere a que Kian sacara el auto del garaje. Cuando Kian aparco frente a la verja, acomode mi bolso en mi hombro y abrí la puerta del copiloto.
El viaje hacía Elmwood Cemetery paso silencioso, ni Kian ni yo nos atrevíamos a decir algo. Sorbí mi nariz y apreté contra mi regazo el ramo de claveles rojos; las flores favoritas de E. Quedé viendo las flores unos instantes y tuve que parpadear repetidas veces para que las lágrimas no cayeran. Es increíble lo rápido que puedes perder a alguien a quien amas. La vida es tan frágil. Es como un hilo, un delgado y fino hilo que nos separa de entre la vida y la muerte; y cuando ese hilo se rompe es como, ¡puf!, ya te moriste. Así de rápido, así de fácil. Tardas tanto en construir un vinculo con alguien, y solo basta tan solo unos segundos para que esa persona se vaya para siempre de tu lado. Somos tan insignificantes como una mota de polvo en el universo.
Cuando alguien a quien amas muere, una parte de ti muere con esa persona. Y es que lo difícil no es cuando te enteras que esa persona a la que tanto quieres ha muerto, es después, cuando empiezas a notar su ausencia, cuando empiezas a extrañar ver el color de sus ojos, o cuando lo único que te hará reír es su risa. Y lo único que deseas es que esa persona este contigo, y que te abrase con fuerza y te susurré al oído que todo estará bien, sin importar que eso sea una mentira. Porque somos los suficientemente egoístas como apreciar con plenitud a alguien cuando ya no está con nosotros, cuando nos damos cuenta de que nunca jamás lo volveremos a ver con vida.
Porque, ¿cómo sales de ese profundo vacío que sientes cuando la única persona que puede tenderte la mano y sacarte de allí, ya no está? ¿Cómo haces para dejar de sentir esa horrible tristeza si la única persona que puede devolverte la felicidad fue quien en primer lugar puso esa tristeza en ti? ¿Cómo haces para volver a estar bien si sientes que todo a tú alrededor se está derrumbando?
Limpio con el dorso de mi mano una pequeña lágrima que acaba de escaparse de mis ojos. Kian aparcó el auto en el estacionamiento del cementerio, y apagó el auto. Desabroche el cinturón de seguridad, me colgué en el hombro mi pequeño bolso y tome el ramo de flores. Kian tomo mi mano y entrelazo sus dedos con los míos y a medida que nos íbamos acercando hacía donde sería el entierro, la presión de su mano contra la mía aumentaba. Un pequeño círculo de personas rodea un gran ataúd de madera maciza; descubro con tristeza que el ataúd está cerrado. La melodiosa voz del sacerdote recitando el réquiem inundo todo el frío y triste ambiente.
«Dales Señor, el eterno descanso, y que la luz perpetúa los ilumine, Señor.En Sion cantan dignamente tus alabanzas.En Jerusalén te ofrecen sacrificios.Escucha mis plegarias, Tú, hacia quien van todos los mortales.Dales Señor, el eterno descanso, y que brille para ellos la luz perpetúa.»
En la lápida se leía el siguiente epitafio:
Erin Daniel Parks
Septiembre 22, 1992 – Julio 31, 2015
Amado hijo, hermano y amigo. Te extrañaremos mucho, nuestro pequeño sunshine.
—Papá, quiero que Danny despierte. ¡Papá, haz que despierte! —los lloriqueos agudos de una niña llamo mi atención.
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Deuce
AcciónÉl no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlbor...