Capítulo diecinueve.

49.2K 3.6K 450
                                    

ERIN:

Un escalofrió me recorrió de pies a cabeza, haciendo que mis vellos corporales se erizaran. Cerré los ojos y saboree su nombre.

Deuce... —susurre. — ¿Realmente te llamas Deuce? —le pregunte, haciéndoseme demasiado extraño el nombre.

—No, es solo un apodo —respondió sin apartar la mirada del camino con su típica voz gruesa y ronca.

— ¿Por qué te apodarían diablo? —pregunte con curiosidad.

Escuche suspirar a Deuce y luego de unos segundos en silencio, él contesto:

Porque lo soy.

—No pareces malo —dije intentando relajar el ambiente.

Deuce aparto la mirada momentáneamente de la carretera y me miro, una pequeña sonrisa curveo en sus labios, y, casi imperceptible, un destello de tristeza se reflejo en sus ojos y en su tenue sonrisa.

—Eso es porque no me conoces.

Guarde silencio, no sabiendo que responder. Porque él tiene razón, no lo conozco.

— ¿Kian es tu novio? —preguntó Deuce tomándome desprevenida. Antes de poder replicar, él continúo hablando: —Porque nadie se interpondría así como así con un chico como Ethan.

Una risita inapropiada broto desde el fondo de mi garganta.

—Kian no es mi novio, es mi hermano. Mi bastardo y jodido hermano. —El ambiente pareció relajarse un poco, y entonces una idea surco mi mente. Volví mi mirada hacia Deuce, observándolo fijamente.

— ¿Tú conoces a Kian? —empecé con el interrogamiento

—Vagamente —respondió

— ¿Kian suele frecuentar ese lugar?

—Sí —contesto, una punzada de dolor atravesó mi pecho al imaginarme a mi hermano sobre el ring siendo golpeado.

— ¿Lo que mire en el almacén eran peleas clandestinas, ciertos?

— ¿Por qué tantas preguntas?

—Solo quiero saber porque Kian va a ese lugar

—En todo caso, si tu no sabías de ese lugar ¿cómo es que fuiste a parar allí?

Juguetee con mis dedos nerviosamente.

—Seguí a Kian hasta el almacén. Quería saber a dónde iba.

Deuce asiente lentamente y queda todo en silencio.

El silencio nos envuelve y solo se rompe cuando le dicto la dirección de mi casa. Luego de unos minutos más, Deuce detiene el auto frente a la casa. Me vuelvo hacia y le digo:

—Gracias, por todo. —Me desabrocho el cinturón y abro la puerta, estoy por salir pero el agarre de Deuce en mi brazo me detiene.

—No me dijiste tu nombre —reprocho. Una pequeña sonrisa se extendió por mis labios.

—Erin, mi nombre es Erin.

Vi como Deuce sopesaba mi nombre y un destello de algo que no puedo descifrar bailo fugazmente en sus ojos.

—Erin, no le digas a tu hermano que me conoces. No digas nada de mí

— ¿Por qué? —pregunte confundida

—Kian y yo no nos llevamos muy bien que se diga.

Sopese la idea en mi cabeza y asentí lentamente.

DeuceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora