Capítulo uno.

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— ¡Digan "queso"! —exclame para luego escucharse el pequeño sonido del flash de la cámara y sus voces al unísono diciendo la corta y ridícula frase.

Me acerque hacia ellas y les enseñe la foto.

—Las dejare solas —dijo nana para luego depositar un suave beso en mi mejilla y salir en silencio del cuarto

Me senté en la esquina de la cama y le acaricie el cabello a mi madre, vi un atisbo de sonrisa tras la mascarilla plástica; la cual le proporcionaba el oxigeno que su defectuosos pulmones tanto necesitaban.

—Prometo que Kian y yo vendremos a visitarte lo más pronto que podamos. —Mamá posó su mano sobre la mía y dio un suave y débil apretón; se mano se encuentraba helada. —Conseguiré un trabajo, así nana podrá comprar mejores medicamentos para ti —mi voz se quebró ligeramente

Subió su mano libre hasta su rostro y quito con lentitud la mascarilla, quito el agarre de nuestras manos para luego posar la misma en mi mejilla y trazar pequeñas caricias en ella. Poso sus orbes verdes en los míos –Los cuales eran exactamente del mismo color– tosió ligeramente antes de hablar:

—Quiero que te concentre en tus estudios y que te relajes, eres joven y quiero que disfrutes de tu juventud. No te preocupes por mí, nana sabes cuidarme muy bien—Quería replicar pero ella siguió hablando antes de que yo abriera la boca —Y, Erin... Te amo, muchísimo. Tenlo siempre presente; y cuando llegues dile a tu hermano que lo amo muchísimo.

Mis ojos se encontraban cristalinos y en mi garganta se había formado un nudo; odio las despedidas, mas si se trata de alguien tan importante como lo es mi madre. Carraspee un poco antes de hablar:

—Yo también te amo a ti, mucho. Pero le diré a kian que por fin admitiste que él es adoptado.

Rió por lo bajo; una risa suave y rota. Una sonrisa triste surco mis facciones, me levante de la cama, coloque en su lugar la mascarilla y deposite un beso en su frente.

—Te amo, mamá —susurre con la voz resquebrada

Me separe de ella y agarre mi bolso del suelo; antes de salir, puede descifrar que susurro tras la mascarilla "Yo más".


Nana me acompaño hasta la parada de autobuses, me volví hacia ella y la envolví entre mis brazos

—Te extrañare mucho, nana —dije sin dejar de abrazarla

—Yo también, pequeña; ya no tendré a quien hacerle pastel de zanahoria —dijo con un deje de tristeza en su voz

No pude evitar soltar una risilla. Nos separamos cuando el bus llegó, antes de subir, la mire directamente a los ojos y casi le suplique:

—Cuídala  


[...]


Observaba, con la cabeza apoyada en el vidrio de la ventana, con un poco de aburrimiento el paisaje a través de la ventana del bus, me encontraba ensimisma en el pensamiento de cómo sería vivir con Kian –Mi hermano–, en que tenía que buscar un empleo y sacar buenas notas en la universidad, estaba sumergida en mis pensamientos hasta que el bus paso por sobre un túmulo, haciendo que mi cabeza chocara contra el vidrio de la ventana. Hice una mueca de dolor, me separe de la ventana y sobe mi frente. Me removí en el asiento de cuero para tratar de conseguir una posición cómoda para dormir; eran 8 horas de viaje así que aprovecharía al máximo el tiempo para descansar.


[...]


Me desperté luego de haber dormido alrededor de 7 horas; casi todo el viaje. Mi cuello dolía, al igual que mi espalda, la posición que elegí para dormir no fue tan cómoda como pensaba, masajee con suavidad mi nuca.

Luego de una hora, aproximadamente, el autobús se paró, dando por finalizado mi viaje en este. Baje del autobús con mis dos escasas maletas y mi bolsa de mano. Voltee hacia los lados buscando un taxi, cuando encontré uno vacio me aproxime hacia este. El conductor me ayudo a colocar las maletas en la cajuela y me abrió la puerta de los asientos de atrás.

— ¿A dónde se dirige? —pregunto con un tono de voz grave

Le dicte la dirección que Kian me había proporcionado la última vez que habíamos hablado, la cual había sido ayer por la noche.

Luego de unos minutos en la carretera, el conductor giró hacia la izquierda, dejando ver una hilera de casas de todos los tamaños y colores. El auto se estaciono frente una casa de dos plantas, con sus paredes exteriores pintadas de un color crema.

Le page al conductor, luego de que este me colocara las maletas en la acera. Arrastre mi equipaje, empuje con el pie el pequeño portón de madera que separaba el jardín de la acera. Cerca de la entrada se encontraban algunos maseteros con las flores marchitas y raídas. Deje las maletas a uno pasos de la puerta, inspire con profundidad y con una ansiedad inexplicable procedí a tocar el timbre.


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Sé que es corto y quedo como la mierda, pero eso fue lo único que mi hueca cabeza pudo sacar.

Decidí dividir el capítulo en dos partes, porque... Bueno porque soy una malota. Okno .-.

Si les gusto el capítulo por favor voten y comenten, se los agradecería mucho.

Intentare subir la segunda parte lo más rápido que se me haga posible.

Lo lamento si hay alguna faltas ortográfica.

¡Gracias por leerme!


—Belén 

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