(RECORDATORIO DEL CAPÍTULO ANTERIOR)
'' —Dile a madre que voy para allá; que la amo mucho y que por favor me espere. —Suplico con voz temblorosa, las lágrimas han cesado pero el rastro húmedo sigue en mis mejillas.
***
—Tú eres Erin, ¿cierto? —Su pregunta sale con vacilación y sus ojos me miran acusatoriamente.
—Sí, ¿porqué? —Me quedo viendo su mano y como se nudillos se tornan blancos por la fuerza que ejerce, al parecer entiende mi gesto porque me suelta y tuerce la boca.
—Tu hermano te está buscando.
—Está en el estacionamiento de la parte de atrás.
...saco mi móvil y estoy por marcarle a Kian cuando un agarre en mi cadera me hace sobresaltar, antes de siquiera dar un grito de sorpresa, una gran y callosa mano tapa mi boca y susurra en mi oído con voz grave y lenta:
—Sube al auto. ''
***
Lo primero que pienso es: ''maldita sea, no otra vez''.
No me lo cuestiono dos veces antes de empezar a dar codazos y patadas con mucha fuerza, revolviéndome de un lado para otro y dando pequeños saltos; pero me detengo súbitamente cuando el agarre en mi cuerpo desaparece y una risa estrepitosa se hace escuchar por todo el estacionamiento. Me corro unos metros, e intento recuperar la respiración. Mi ceño se frunce fuertemente cuando identifico al individuo que en estos instantes se está doblando de la risa, aún con el corazón latiendome a toda prisa y la adrenalina todavía corriendo en mi torrente sanguíneo, corto la distancia que nos separa y le doy un puñetazo en la mandíbula, dejándole media carcajada atorada en la garganta, y la cual es reemplazada por un gemido de dolor.
—¡Eres un maldito idiota! ¡¿Qué carajos está mal contigo?! —Golpeo a Ambrose en el pecho con ambas manos, le doy una mirada furiosa y recojo mi bolso y las cosas que han quedado desparramadas en el suelo por el inesperado ''ataque''.
—Estabas que mojabas los pantalones, muñequita. —Comenta burlonamente, aprieto el entrecejo y le saco el dedo corazón. Termino de recoger mis cosas y me levanto, doy media vuelta y me alejo a paso rápido.
Ambrose toma mi brazo y me hace detener. Sacudo el brazo con fuerza hasta que me suelta, lo miro con furia y murmuro un ''estúpido imbécil'' antes de dar media vuelta y caminar a paso firme; pisando fuertemente el suelo y cruzando los brazos sobre mi pecho, tal cual si fuera un berrinche. Escucho un fuerte y exagerado suspiro tras mi espalda y oigo a Ambrose gritar:
—¡Tendré que llamar a la artillería pesada, entonces!
Me doy la vuelta y estoy por empezar a insultarlo nuevamente cuando escucho su nombre.
—Ey Dante —Ambrose habla por teléfono—, no, todavía. —No sé de qué habla pero aún así lo miro expectante y con los brazos fuertemente cruzados. —No es mi culpa viejo, tu princesita es toda una histérica, creo que está más loca que una cabra.
—¡Ey! —Grito indignada, llamando la atención de Ambrose quien me da una sonrisa rápida de dientes completos y lanza un beso al aire hacia mí, yo ruedo los ojos al cielo y él sigue con su conversación.
—Aunque pega un derechazo increíble. —Y ahora es mi turno de sacar los dientes cuando lo miro sobarse la mandíbula y verme con los ojos amenazadoramente entrecerrados hacia mí.—... Eso tampoco fue mi culpa; ah, maldita sea. Ten. —Dice algo irritado y estira su mano con el teléfono hacia mi dirección. Me toma unas milésimas de segundo procesar lo que veo, cuando lo hago, me vuelvo sobre mis pasos y con ganas dudosas tomo el teléfono y me lo llevo hacia la oreja.
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Deuce
ActionÉl no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlbor...