Me desperté con un gran bostezo desperezado, me restregué la palmas de las manos contra con los ojos ahuyentando el sueño. Me incorpore de la cama con un poco de pereza, camine sin muchas ganas hacia el pequeño cuarto de baño. Lave mi rostro, hice de mis necesidades fisiológicas y cepille mis dientes. Salí del cuarto y baje las escaleras. Un olor a quemado y unas maldiciones por lo bajo hicieron que me apresurara a llegar al lugar proveniente del sonido y el olor; la cocina. Abrí la puerta, arrepintiéndome un segundo después.
— ¡Mierda, Kian! Tapate, joder —exclame, mis ojos se encontraban fuertemente cerrados ante la perturbadora vista de mi hermano completamente desnudo
—Ay, ay, que dramática —respondió burlesco
Abrí con lentitud mis ojos y mi vista permaneció alzada hacia los ojos de Kian todo el tiempo.
—Kian, hermano, ¿Por qué carajos estás desnudo? —pregunte con una amabilidad fingida
—Ayer me pediste que pusiera toda la ropa a lavar, y como toda mi ropa estaba sucia la puse en la lavadora y todavía no se seca, así que no tengo nada que ponerme —respondió con simpleza
—Ay Dios —murmure con lo bajo
— ¿Qué? —pregunto volteándose hacia mí. —Acaso. Te. Sientes. Tentada. Ante. Este. Hermoso. Cuerpazo. —en cada una de las pausas Kian hacia poses ridículas; no pude evitar reírme
—Lo único que siento es vergüenza ajena, Kian —respondí, y tome asiento en una de las sillas del comedor
—Bruja —susurró
—Kian, ¿Por qué huele a quemado? —pregunte al volver a sentir aquel aroma
—Ah, es que intente hacer huevos revueltos y se me quemaron.
Una oleada de carcajadas me azotó, respiraba con dificultad debido a mi escandalosa risa; llegado un punto de diversión extrema, empecé a aplaudir mientras mi risa se apagaba, volviéndose una carcajada silenciosa.
—No te burles, idiota. Hice mi mejor esfuerzo —se defendió Kian
Una vez hubo cesado mi escandaloso bullicio, el cual, apostaría que hasta los vecinos escucharon, me volví hacia mi hermano y con tono juguetón le pregunte:
— ¿Cómo sobreviviste todo este tiempo?
—Por la gloriosa y sabrosa comida rápida —hizo un gesto de satisfacción pura
— ¿Qué era lo que desayunabas? —le pregunte
—Iba a Starbucks y pedía un café latte y unos panecillos
— ¡Uy, uy! Que hipster eres, hermano —respondí burlesca
—Oh, cállate y hazme algo de comer; muero de hambre
Alcé una ceja, y me crucé de brazos.
—No soy tu sirvienta, tonto
—Hazme de comer, Erin, Porfa, ¿No querrás que tu hermanito se enferme, no es así? —pregunto con tono meloso
—No
— ¡Oh vamos! Erin ¡Tengo hambre, aliméntame! —respondió mientras pisoteaba el suelo haciendo un berrinche
—Okey, okey... infantil
[...]
—Erin, ¿Ya te he dicho que te amo? —pregunto Kian mientras se sobaba su estomago, el cual había quedado más que saciado con el desayuno

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Deuce
ActionÉl no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlbor...