— ¡Mis cervezas! —gritó Kian
Caminó a grandes zancadas hasta donde nos encontrábamos, se arrodilló enfrente de la pequeña mesa de centro y abrazó las latas vacías de cerveza que se encontraban allí.
— ¡Ustedes, monstruos, se han acabado mi último Six pack de cerveza! —gritó ''dolido''
Rodee los ojos, me saque uno de los zapatos y se lo tire en la cabeza a Kian
— ¡Auch! —se quejó de dolor mientras se sobaba la cabeza
—Deja de ser tan dramático, hermano —dije mientras alcanzaba el zapato que le había lanzado y me lo ponía.
Kian se sentó en el sofá individual y se cruzo de brazos mientras refunfuñaba por lo bajo.
—Te comprare dos Six pack cuando volvamos al supermercado —le dije
Kian sonrió alegre y se sentó en el suelo alfombrado, frente a E. y a mí.
— ¿Qué tal la pasaron? —preguntó
Me sonroje ante el recuerdo del rostro de E. cerca del mío; listos para besarnos, hasta que apareció Kian.
—Mmm, ya sabes —dije nerviosa. —Vimos una película en Netflix y comimos palomitas...
—...Y se tragaron toda mi cerveza —me interrumpió Kian
— ¡Ya deja eso, joder! —exclame exasperada
—Okey, okey —murmuro Kian levantando los brazos en señal de rendición. —Rabiosa
— ¿Quieren ir a alguna parte? —pregunto E.
—Claro, pero primero iré al baño—dije mientras me levantaba del sillón y subía las escaleras.
Lavé mis dientes y cepille con pasadas rápidas mi cabello, retoque mi maquillaje y rocíe un poco más de perfume en mi cuello. Tomé un pequeño bolso cruzado, mi teléfono, las llaves y un poco de dinero y salí de la habitación.
—Ya estoy lista —exclamé al estar cerca de los chicos
—De acuerdo, andando —dijo Kian con entusiasmo
[...]
— ¡Tengo una idea! —vociferé, el sonido estrepitoso del vaso de plástico chocando contra la superficie de madera maciza de la mesa hace que Kian y E. paren de hablar entre ellos y me presten atención.
—Ajá, dinos tu genial idea, brillante hermana —dijo Kian dándole tragos paulatinos a su café latte
—Para eso tenemos que ir a una ferretería —me levente del asiento y deje un billete de 5 dólares como propina.
E. y Kian también se levantaron y caminaron atrás de mí, haciendo bromas y platicando entre ellos. Paré en seco al percatarme de algo:
— ¿Dónde hay alguna ferretería? —mi desconcierto y mi falta de orientación en la nueva cuidad, hizo que Kian y E. rieran divertidos.
Los dos tortolos me agarraron cada uno de mis brazos y me jalaron a lo que supuse era a una ferretería.
—Y ¿qué hacemos aquí? —preguntó Kian al estar dentro de la ferretería. Un enorme almacén con hileras de estanterías y pasillos.
—Vamos a comprar pintura —hice un extraño movimiento de manos y empecé a caminar en busca de la pintura.
— ¿Para qué necesitamos pintura exactamente? —preguntó Kian
—Decorare mi habitación; ya no quiero seguir durmiendo contigo, mucho roncas —declaré
E. rió por lo bajo.

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Deuce
AçãoÉl no es como los típicos «chicos malos» que la mayoría de las historias describen. Él no tiene una motocicleta Harley Davidson, no, el tiene un Audi r8 color gris con las ventanas polarizadas y blindadas. Él no guarda cajetillas de cigarros Marlbor...